jueves, 3 de julio de 2008

EL MURAL DE JESÚS ARENCIBIA.


Nuestra sexta parada en esta propuesta de paseo por Tamaraceite es el mural de Jesús Arencibia que está situado en la iglesia de Tamaraceite. Jesús Arencibia realizó diecisiete murales, de los que nueve fueron en iglesias y el resto fueron pintados para organismos oficiales. Forma junto a Aguiar y Néstor el gran trío de muralistas canarios.
Este mural de casi 100 metros cuadrados y realizado con la técnica de pigmento disuelto en cera aplicado con soplete, está situado en el altar mayor de la iglesia de Tamaraceite y fue inaugurado en enero de 1971, siendo párroco D. Ignacio Domínguez. Fue iniciado el 27 de enero de 1970, día que para el pintor tiene un gran significado, ya que fue la fecha en que murió su madre, a la que va a dedicar la pintura.
El tema es “la última cena” y Cristo resucitado” (jueves santo y viernes santo), pintado en dos niveles, uno superior y otro inferior separado por un río de agua que es cruzado por unos cuervos negros con panes en el pico. El autor con este signo quiere representar el fortalecimiento del alma por la comunión frecuente.
Hay varias secuencias en el mural unidas por el madero central. En la parte inferior, donde se celebra la última cena, se sitúa en el centro a Jesús con los doce apóstoles bajo un palio que sostienen dos diáconos, San Lorenzo (a la derecha) y San Vicente, estando Judas de espalda y en color más oscuro. A la izquierda del mural aparecen varios personajes con las consecuencias del pecado original, trabajo, dolor y muerte (cruz, zarza y calavera).
Entre estos últimos está su madre vestida de negro y el personaje que tiene la calavera en la mano es un autorretrato del autor, que coloca la mano derecha en esa posición en señal de añoranza por su reciente muerte. En la sección derecha del mural aparece San Antonio Abad, patrono de Tamaraceite, con el cochino y a su lado está San Pablo.
El nivel superior del mural aparece presidido por Jesús crucificado en el Calvario junto al Buen Ladrón, que aparece de cara. Una curiosidad es que el pintor crucifica a la Virgen María y aparece conectada por la mirada a Jesús, para resaltar esa relación madre-hijo que él también tenía con su madre. A la derecha aparecen los cuatro evangelistas y a la izquierda las sibilas, unos personajes que se les equipara a los profetas en los pueblos paganos en el Antiguo Testamento. Los crucificados a la derecha y que están de espaldas, son los pecadores, entre los que destaca al Mal Ladrón.
Por último hay que señalar que el mural de la iglesia de Tamaraceite es una muestra excelente del expresionismo realista en el que se distingue claramente la influencia de pintores como El Greco.

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