jueves, 9 de mayo de 2013

El patrimonio hidráulico de Tamaraceite también es historia


Jaime González (geógrafo).Dice el Ingeniero de Caminos Francisco Bueno Hernández en el punto Las presas del siglo XX de su artículo Las presas históricas españolas. Ingeniería y patrimonio, que «no solo las presas de cierta antigüedad son las que deben considerarse históricas. La contemporánea también es Historia. Y un buen número de presas construidas a lo largo del siglo XX pueden y deben tener tal consideración y ello por muy diversos motivos, al margen de los sociales y económicos. Algunas están reconocidas a nivel internacional y aparecen en manuales no sólo de ingeniería, sino de arte o patrimonio, en igualdad de condiciones con edificios o patrimonio industrial. Resulta paradójico que en España se conozcan y reconozcan menos que en muchos otros países.»
En este sentido, podemos decir que las presas de embalse, los pozos, las galerías, los estanques/depósitos, los canales, las tuberías, y las demás obras hidráulicas construidas durante la batalla del agua (Siglo XX), también son Historia. Y son muchas las obras hidráulicas que deben estar en la relación de Bienes de Interés Cultural con la categoría de Monumento de Ingeniería. Muchas.
En las conclusiones del artículo Construction of large dams in the Canary Islands (Construcción de grandes presas en las Islas Canarias), enviado en septiembre de 2011 al XXIV Congreso Internacional de la Comisión Internacional de Grandes Presas (ICOLD-CIGB) - Kyoto (Japón) 2012, planteábamos que en el siglo XXI debíamos de reconocer los notorios valores históricos que tienen las grandes presas de embalse que han sido construidas en las Islas Canarias. Especialmente las presas de mampostería (de fábrica pétrea), al ser las Islas Canarias (Gran Canaria)«la última región del mundo occidental donde se emplean de forma sistemática las fábricas de mampostería para la construcción de grandes presas».
La primera etapa hidráulica en Gran Canaria fue indocta y espontánea, con un recurso –las aguas continuas– que fue derivado a través de surcos. La segunda etapa fue una transición, de los surcos al subsuelo. Insuficientes las aguas continuas superficiales, el grancanario buscó las lentas corrientes bajo los álveos y las derivó con drenes abiertos en los acarreos de los cauces o las elevó de someros pozos. Surcos, minas de barranco, pozos. Y comenzó a poner azudes en los cauces a las aguas discontinuas y derivarlas a pequeños estanques.
La tercera etapa hidráulica en Gran Canaria fue grandiosa, sorprendente, enorme, gigantesca, explosiva. Fue, en palabras de un Presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, el tiempo de la minería del agua. Siglo XX.
Pero con el alumbramiento de las aguas subterráneas, obra de la iniciativa particular, también se construyeron canales y tuberías para trasvasar el agua de unas cuencas a otras, desde la cumbre y medianías hasta las fincas fabricadas en las costas incultas; estanques/depósitos, para almacenar el agua en lo alto o en el interior de las propias fincas; y grandes y pequeñas presas de embalse, para captar y/o almacenar las aguas discontinuas o subterráneas. Todo un ejemplo de esfuerzo y de lucha por el agua. Más de 7.000 obras hidráulicas. Un número muy superior a las cifras que hay en los documentos modernos.
La cuarta etapa fue la de la terminación de obras hidráulicas de mampostería ciclópea y la construcción de obras de hormigón mamposteado, de hormigón y las presas de materiales sueltos de Tirajana y Siberio. También se construyeron obras hidráulicas curiosas e interesantes en los 70 y principios de los 80, fruto de la fuerte tradición que había con la piedra (tercera etapa).
En el capítulo Presas de fábrica en España, de la grandiosa y gigantesca obra Ingeniería de Presas. Presas de fábrica, los dos autores entienden por “presas históricas” a las anteriores al siglo XIX, ya que es cuando se produce en España «la transición desde un periodo de diseño intuitivo a otro basado en los principios de la Mecánica Racional». En las Islas Canarias esta transición ocurre cuando se pasa de hacer diseños de presas intuitivas en la década de los 60 del siglo XIX al diseño y construcción de grandes presas a principios del siglo XX acordes a la Mecánica Racional.
Así, en Gran Canaria se diseñaron 7 grandes presas con perfil muy robusto en 1862 por parte del Ingeniero de Caminos Juan León y Castillo en el angosto Barranco de Tamaraceite, pero habría que esperar a la primera década del siglo XX para la tramitación de Proyectos y construcción de grandes presas con perfiles tipo de inspiración Racional (San Lorenzo, represa del Pinto, etc.)
Al no haber “presas históricas” construidas en Gran Canaria, podemos entonces reconocer el valor histórico que tienen las grandes presas de mampostería diseñadas y construidas entre 1902 y 1964. Desde la Presa de San Lorenzo, cuyo proyecto tiene fecha de octubre de 1902, a la finalización de la vieja obra de Chira en 1964, del Cabildo Insular de Gran Canaria.
Aunque la construcción de mampostería continuó hasta principios de la década de 1970, se ha escogido la fecha de 1964 no sólo por la finalización de la mayor presa de embalse construida por la Corporación Insular, sino porque Vigilancia de Presas inició su etapa en Canarias en enero de 1964. Ese año marcó un antes y un después en la construcción de grandes presas, así como en su valoración histórica. Desde las construcciones antiguas, las presas de fábrica pétrea, a las construcciones modernas, presas de Ariñez, Siberio, Tirajana, Conde y Cueva Blanca. En medio, una transición de presas de mampostería (por finalización o recrecimientos) y de hormigón mamposteado (Parralillo, Fataga, Gambuesa). Y, por supuesto, la construcción de la única presa bóveda en Canarias (Soria). Pero en Gran Canaria todas estas obras hidráulicas tienen notorios valores históricos y etnográficos, al igual que los miles de estanques, los millares de pozos, los cientos de galerías, la tupida red de conducciones (canales y tuberías), y lo demás que existe por su construcción en mi isla, Gran Canaria.
Fuente: canariasahora