domingo, 19 de mayo de 2019

El Tamaraceite resurge de las cenizas

La UD Tamaraceite está viviendo un momento histórico. Campeón de la Liga de la Tercera División Canaria y con muchas posibilidades de ascender a 2ª B, un logro, si lo consiguiese, nunca alcanzado por este equipo, que llegó a militar en Tercera División en los años 80 para posteriormente llegar a desaparecer. Afortunadamente el Tamaraceite ha podido renacer de sus cenizas y ahora mismo es algo más que un club ya que realiza más que una labor deportiva,  una labor social en el barrio, ya que su Escuela de Fútbol está subvencionada por la Fundación Ralons y los niños no tienen que pagar cuotas ni comprarse el equipaje para pertenecer a la cadena.  Hablar de fútbol en nuestro pueblo es sinónimo de cuna de innumerables jugadores de los que algunos llegaron a brillar con luz propia, jugando incluso en la Unión Deportiva Las Palmas, como Juanito Guedes y Carmelo, sin olvidar a Pedro y Santiago que fueron dos porteros que llegaron a la selección de Las Palmas.
Antes de jugar en el Tamaraceite los chiquillos se “formaban” en los múltiples “estanques” que por esta zona abundaron a lo largo de nuestra historia. El “tanque de Machado”, el “tanque Las Cañas”, “la Muralla”, etc.. son algunos de los muchos nombres de los campos de aquella época y que servían para dar las primeras patadas cuando la única diversión era jugar al fútbol y que acogían los célebres partidos de solteros contra casados y solteras contra casadas en las fiestas de San Antonio Abad.
Pero vamos a echarnos unos años atrás, sobre los años 20 y 30, cuando sólo había equipos en la ciudad de Las Palmas, fuera de esa jurisdicción existían tres equipos, “ El Apolinario”, y en Tamaraceite tres equipos regionales, el “Luz y Vida” llevado por D. Manuel Acosta, el “Sporting” y el “Cervantes”. El Tamaraceite surge del antiguo “Porteño”, que lo trajo D. José Tejera Santana, Matías Tejera Hernández, Pedro Gutiérrez y Lorenzo Medina, el año 1958. Cuando vino a Tamaraceite jugó con el nombre de “Porteño” durante cinco años. En esa época una alineación típica era: portero Pancho Viera, Lorenzo, Cide, Viera, Bermúdez, Tomás, Angel Molonwny, los hermanos Nóbrega, Arturo y Brezi. Los colores eran verde y blanco.
Pero en Tamaraceite también había equipos aficionados como el “Juventud” que lo llevaba Antonio Arencibia y donde jugó Guedes, el “Victoria” llevado por Gregorio el pintor, “Piratas” llevado por Lorenzo Marrero y el “Rival”, “El Puente” y el “San Antonio”.
En esa época se comenzaban a usar los balones de válvula y las botas de tacos, que las trajo Bonifacio Vega Nuez de Inglaterra, ya que antes las botas eran de “chaso” y los balones eran muy pesados. Todos estos equipos jugaban o mejor entrenaban en un campo que se encontraba donde ahora está el colegio Adán del Castillo y los partidos de competición se celebraban en el “Antonio Rojas” (donde está el Centro de F.P. de Cruz de Piedra) y en el campo que estaba en el llano de Martín Freire.
El antiguo campo Juan Guedes se construyó en el año 1962 y en su construcción colaboró mucha gente entre los que estaba Juanito Guedes. Para ir a jugar los partidos de fuera de casa muchos recuerdan todavía ir a Teror, Bañaderos o Arucas y otros pueblos de la isla en la camioneta de Salvador Cabrera. Un personaje que lo dio todo por el Tamaraceite fue Lorenzo Medina que jugó en el “Luz y Vida”. Ya en el Tamaraceite fue entrenador, delegado y vicepresidente.
En la temporada 1963-64 se le cambia el nombre de “Porteño” al de “U.D. Tamaraceite”. La sede estuvo en varios lugares, en un cuarto en casa de Lorenzo, al lado del “Ovejero”, en casa de Pedro Tejera, frente al molino viejo, en el cine ya en tercera división tres temporadas y ahí empezó el declive económico y deportivo de este equipo. Pepe Julio Hernández vivió todas las etapas del U.D. Tamaraceite, más de 40 años, primero como jugador, como utillero, cantinero, y en año el 89, cuando el equipo iba a desaparecer, coge el equipo como presidente, donde estuvo 8 años pagando deudas, hasta que se retiró por enfermedad. En 1998 retomó la directiva como vicepresidente, estando en la presidencia Armando Santana hasta que desapareció. De esas cenizas resurge años más tarde de los hermanos Ramírez, Miguel Ángel y Héctor, que fuera jugador del Tamaraceite y actualmente presidente del mismo. 
Mientras celebrábamos el ascenso a 2ª B, fallecía en su La Aldea, natal, Folito, el que fuera durante los años 60 y 70 entrenador de la UD Tamaraceite, y que dirigió a un Tamaraceite que todavía es recordado por muchos chiquillos que hoy peinamos canas. Un Tamaraceite histórico que hacía un fútbol preciosista. En la liga 72-73 la prensa se hacía eco de los logros del Tamaraceite, de la mano de Teófilo Yanad (Folito), luchando por ascender a lo más alto de la Regional. La alineación por aquellos años en Regional la formaba Pedro en portería,  Manolito, Ramón,  Pepe Juán, Julio Hernández, Armando o Miguel el "Moro", Miguel Ramírez,  Pepito (Botija) Julio (hijo de Lorenzo el blanco) y Guerrita. Más tarde vendrían otras figuras como Marino y Maxi. Folito, también ejerció de entrenador del Juvenil y del Regional en diferentes temporadas, consiguiéndose un ascenso a 2ª Regional sobre los años 67-68.
En la larga historia del Tamaraceite hay que resaltar la figura de Juan Guedes que saltó del “Porteño” a la “U.D. Las Palmas”. Fue directivo de la “U.D. Tamaraceite” aunque por poco tiempo, ya que la F.E.F. no dejaba que un jugador profesional en activo fuese directivo de otro equipo. Por ello se le dio el título de presidente honorífico. La U.D. Las Palmas, en la época de Miguel Muñoz, entrenó en el antiguo campo Juan Guedes, y los chiquillos de la época podíamos admirar a jugadores tan entrañables como Morete, Brindisi, Carnevalli, Wolf, Castellano y Germán entre otros, que corrieron por el antiguo Juan Guedes  en la época más importante de la U.D. donde llegó a disputar la final de la Copa del Rey con el F.C. Barcelona.
La UD Tamaraceite actual conjuga veteranía con juventud, jugadores que han militado en la UD Tamaraceite y otros que son del barrio, pero no quiero terminar sin nombrar a jugadores de los años 80 del Tamaraceite como los del juvenil con Castillo en la portería, Marcos, Sevilla, Fran y Pepito, Alexis, Juani Guedes, Suso y Pedro y en punta el “Chato”, Carmelín y Claudio. Esperamos y deseamos los que amamos este pueblo que la U.D. Tamaraceite, y siga llevando el nombre de Tamaraceite por todos los campos de las islas y si alcanzamos la 2ªB, por la Península.

Por: Esteban G. Santana Cabrera

domingo, 17 de marzo de 2019

Tamaraceite rinde homenaje al médico Don Aurelio Gutiérrez

LPDLP. A partir de ahora el pueblo de Tamaraceite tendrá en su callejero a uno de sus vecinos más queridos, el médico Don Aurelio Gutiérrez Brito. Una de esas calles, donde vivía y tenía su despacho, por las que él paseaba, se encontraba con sus pacientes y en donde en muchas ocasiones se entablaban relaciones más allá de las del médico-paciente, llevará su nombre para siempre. Personalmente estoy muy orgulloso, no solo porque conocí personalmente a Don Aurelio, fue el médico de mi familia, era mi vecino, él en el 166 de la Carretera General y nosotros en el 170, además nos une una buena amistad con algunos de sus hijos, sino que encima fue un modelo para nosotros por su capacidad de trabajo, su sencillez, cercanía y naturalidad. Muchas conversaciones tuve con él sobre Tamaraceite, sobre su profesión y en los últimos años sobre su deseo de escribir un libro sobre su vida. Pero recuerdo especialmente las conversaciones con mi madre después de haberse quedado viuda con cuatro hijos pequeños y donde Don Aurelio siempre estuvo cercano, como médico y como vecino.
Para los que no lo conocieron tan en profundidad, o no pasaron más allá de la relación médico-paciente, me gustaría contarles que aunque no nació en Tamaraceite, lo hizo en la calle Luis Morote de Las Palmas de Gran Canaria, pasó más tiempo de su vida entre nuestras calles y en su vivienda de la Carretera General. Don Aurelio creció en el seno de una familia trabajadora de cuatro hermanos. La muerte de una de sus hermanas y de su madre le hizo madurar muy rápido en una época en la que la Guerra Civil le tocó de lleno, con apenas ocho años. Comenzó sus estudios en el colegio Don Justo, situado en la calle Doctor Miguel Rosas, y tenía claro que su verdadera vocación era la Medicina, pero se enfrentaba al problema de los escasos recursos familiares con los que contaba. Cuando decidió comunicar su interés por estudiar Medicina se encontró con dos reacciones diferentes en su entorno; una, la de las amistades que le decían que si estaba loco y, otro muy diferente, la de su propia familia, que al final buscó los recursos para que fuera a estudiar a Cádiz, facultad más cercana de Canarias por aquellos años.
En 1.950 comenzó sus estudios de Medicina y fue allí donde conoció a Doña Carmen García Díaz, una joven gaditana con quien terminó contrayendo matrimonio en 1961 tras siete años de noviazgo. Recordaba la ilusión con la que, al recibir su pequeño salario mensual, invitaba a su novia a tomar una cerveza y unas bolas de dulce de coco en la calle Ancha. Los tres primeros años de la carrera de Medicina transcurrieron en Cádiz envueltos de circunstancias difíciles, especialmente por la muerte de su padre, contando por aquel entonces con 24 años de edad. En cuarto año de carrera se traslada a Madrid, donde fue becado.  El 4 de noviembre de 1956, tras obtener la licenciatura en Medicina por la Universidad Complutense, comenzó la especialidad de Pediatría a las órdenes del  experimentado doctor Jaso. Mediante un concurso de méritos ingresó en la Escuela Nacional de Puericultura, donde obtuvo el título de Especialista en Puericultura en 1958.
El 1 de julio de 1954 se incorporó al Colegio Oficial de Médicos de Las Palmas de GC, donde figuraba inscrito con el Nº de Colegiado 490, constituyéndose como socio fundador de la Sociedad Canaria de Pediatría, aunando fuerza con otros compañeros con el propósito de mejorar la asistencia pediátrica en las islas.
Su trayectoria profesional en la isla de Gran Canaria comenzó en el ambulatorio de Agüimes, donde ejerció como Pediatra durante tres meses hasta tener el conocimiento de que quedaba vacante un plaza de pediatra en Tamaraceite. Concursó por ella y terminó obteniéndola. Don Aurelio se encontraba en un pueblo rural cuya economía dependía del cultivo de la platanera; nada que ver con el Tamaraceite de hoy en día. En el Tamaraceite de aquélla época las deficiencias sanitarias eran muy acusadas, teniendo que cubrirlas en su totalidad Don Aurelio. Éste, se encontraba en un pueblo con una elevada tasa de mortalidad infantil, sin servicio de urgencias ni dispensario para la seguridad social. Fijó su residencia en el mismo pueblo para poder atender mejor su trabajo, siendo rara la madrugada en la que no le despertaban por alguna de estas urgencias, teniendo muchas noches que desplazarse a distintos barrios de Tamaraceite  para atender todas las incidencias que tuvieran lugar. Don Aurelio habló con el farmacéutico del pueblo, Don Vicente Artiles para que cediera a la seguridad social los sótanos de la farmacia y poder abrir consulta para la población más desfavorecida, cosa a la que Don Vicente accedió muy gustosamente. De esta manera abrió el primer ambulatorio de Tamaraceite.
En su trayectoria profesional en Tamaraceite fue felicitado por las autoridades sanitarias de la época, concretamente por el inspector Miranda Junco, pues, gracias a su labor, sobre todo con el fomento de las vacunaciones, disminuyó enormemente la mortalidad infantil, labor que también reconoció el párroco Don Ignacio Domínguez, quien en multitud de ocasiones manifestó cómo habían disminuido los funerales infantiles desde que Don Aurelio ejercía la Medicina en la zona. Las enfermeras ayudantes como Antonio Domínguez, Rosita o Mercy fueron piezas imprescindibles en su labor como médico, así como la buena relación con Don José García, el otro médico del pueblo y con los practicantes Don Santiago, Alfredo y José Ramón.
Su actividad en Tamaraceite no sólo se suscribió al mundo de la Medicina, sino que participó en múltiples actividades sociales. Destacó su labor en la difusión del fútbol, concretamente, en la Unión Deportiva de Tamaraceite, actividad por la que el querido alcalde Don Juan Rodríguez Doreste  le premió en un homenaje donde le reconoció también su labor en la difusión del deporte y en la lucha contra la droga. También reseñar su labor en el mundo de la educación; especialmente, en el instituto Cairasco de Figueroa, donde junto con otros padres constituyó la Asociación de Padres de Alumnos de dicho instituto y durante muchos años desempeñó una gran labor como presidente del APA, entablando una gran amistad con el entonces director del centro Don Julián Arroyo.
En Tamaraceite formó su familia con su esposa Doña Carmen García Díaz, matrimonio que le dio seis hijos: cuatro varones y dos chicas; a los que les facilitó estudios y formación universitaria y les transmitió importantes valores basados en la unión familiar, el esfuerzo y la superación. Un duro golpe, quizás el más duro de su vida, fue el fallecimiento de su hija mayor, Inma en un accidente de tráfico, a los 16 años de edad. El amor y la pasión por su trabajo, hizo que  prolongara su vida laboral hasta los 70 años, edad a la que finalmente se jubiló. Tras su jubilación fue nombrado en Comisión Permanente de la Junta Directiva del Colegio Oficial de Médicos de Las Palmas, Colegiado Honorífico de la institución. Don Aurelio recibe de Tamaraceite el premio más importante, que es el cariño de sus vecinos y de su pueblo de adopción, ya que para siempre estará presente en su callejero para que no sea olvidado por las generaciones futuras.
Por Esteban Santana

martes, 26 de febrero de 2019

Gran Canaria reconoce a Luis García Correa como Hijo Predilecto

¡Tamaraceite está de enhorabuena! Estamos viviendo uno de los días más importantes para Tamaraceite y para los vecinos que la sentimos como nuestro pueblo, ya que a uno de los “nuestros”, Luis Cristóbal García Correa, persona que ha estado comprometida en la mejora de la calidad de vida de nuestro entorno en todos los aspectos, como así lo demuestra su saber, el Cabildo de Gran Canaria lo ha designado como Hijo Predilecto de Gran Canaria 2019, acto que se celebrará el próximo 15 de marzo.
Don Luis, al que tengo el placer de conocer desde hace muchos años, es sobre todo lo que pueda decir de él, que es mucho, una gran persona. Es un modelo a seguir. Una persona de gran sabiduría y al que tengo el enorme placer de tenerlo como colaborador en el blog Tamaraceite Actualidad, es una persona ilustre como bien define la Real Academia de la Lengua a aquel que es de distinguida ascendencia, linaje o generación. Y también ilustre porque es una persona digna, como así demuestra su vida.
Llevar el nombre de una calle, pasaje o parque es un privilegio que pocos tienen, aunque en su familia ya esto podemos decir que es algo habitual porque hoy en día podemos pasear por algunas calles de nuestra ciudad con los nombres de algunos de sus antepasados. Y como dice el dicho popular “de casta le viene al galgo”, y él no podía ser menos. Tamaraceite y el Ayuntamiento de Las palmas de Gran canaria le reconoció con la nominación del futuro Corredor Verde que llevará su nombre, y cuyas obras están “en anda” como decimos por estos lares.
Luis Cristóbal García Correa y Gómez es diplomado en Agronomía General y en Administración de Fincas. Fue concejal y Teniente de Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Consejero del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo, Caballero de Justicia de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, Comendador de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V, Mesnadero de Castilla de la Muy Insigne Hermandad de ricos hombres de Mesnada, Caballero Honorario del Cuerpo Colegiado de Descendientes de las Reales Guardias Walonas, Colegiado de número del Colegio Heráldico de España y de las Indias, Miembro del Colegio de Armas de la Sociedad Heráldica Española, con asiento en el sillón de "Antonio Gómez de Arévalo", dado por S.A.R. don Juan de Borbón y Battemberg, Conde de Barcelona, como regidor perpetuo de la misma, Miembro del Instituto Canario de Estudios Históricos "Rey Fernando Guanarteme", por ser descendiente directo de S.M. don Fernando Guanarteme y del hermano, Socio de honor de varias asociaciones de vecinos, Presidente fundador de la Asociación Canaria para Defensa de la Naturaleza “Ascan", primera asociación de su ramo en España, y hoy presidente de honor.
Es Presidente de Honor de la Federación de Asociaciones de Vecinos del Distrito Tamaraceite San Lorenzo Tenoya, de Las Palmas de G.C. la primera Federación de Asociaciones de España, Presidente emérito de la Asociación de Amigos de la Catedral de Canarias, Cofrade de la Real Cofradía del Cristo del Buen fin, Socio de número de el Museo Canario, “Medalla de oro 1999” del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo, vocal de la Fundación Tamaraceite, colaborador de Radio Las Palmas, y como no podía ser menos interviene en Radio Tamaraceite Onda Parroquial desde hace años y a pesar de su edad es un bloguero muy activo, teniendo su propio blog y perfil en Facebook y twitter.
De él, los que lo hemos conocido, hemos aprendido mucho. Si tuviera que definirlo con una palabra, ésta sería el compromiso. Compromiso con su familia, a la que mima y quiere como nadie. Compromiso con su fe, que vive sin esconderla. Compromiso con la sociedad, con los demás. Su amplio currículo lo avala. Por eso , este reconocimiento como Hijo Predilecto, no es un día para que él se sienta agradecido a la sociedad por este “título” sino al contrario, su isla de Gran Canaria, le agradece con esta nominación el compromiso que ha tenido y tiene, con el dar su vida por los demás. Muchas gracias Don Luis por todo lo que nos ha dado y nos sigue dando por la isla de Gran Canaria y felicidades por este reconocimiento público.
Por Esteban G.

domingo, 13 de enero de 2019

Pregón de las Fiestas de Tamaraceite 2019

Por Esther Cabrera

Sr Párroco, familiares, vecinos, amigos todos.

 Cuando recibí la llamada del párroco Víctor Domínguez  para comunicarme la invitación para ser la  pregonera de las fiestas de San Antonio Abad de este año 2019, se me vino el mundo abajo. Pregonar, ser pregonera de las fiestas patronales de mi pueblo, del pueblo que me vio nacer hace ya unos cuantos años, es una gran responsabilidad y un  gran honor para mí, aunque para los más jóvenes esto esté pasado ya de moda. Por eso, quiero en primer lugar dar las gracias al Párroco y a la comisión de Fiestas por la confianza puesta en mí, pero sobre todo en hacer posible que las fiestas de Tamaraceite no se pierdan en el olvido.
Para mí ha sido muy difícil expresar en palabras tantos y tantos recuerdos y vivencias de tantos años en Tamaraceite, en la Parroquia y en la Escuela. Porque es, en estos tres ejes, en lo que voy a basar mi pregón. Pero quiero dejar claro que esto que les voy a contar no es la historia de Tamaraceite, ni de la Parroquia ni de la Escuela, sino que son mis vivencias de niña, de joven y de adulta, y así se los transmito.
Ha habido un antes y un después en nuestro querido pueblo de Tamaraceite, del cual nos enorgullecemos de pertenecer. Y aquí hago una reivindicación a todas y todos los que aquí vivimos a mantener el término pueblo ya que en poco tiempo hemos pasado a ser un barrio y últimamente distrito VIII. Un pueblo en el que todos nos conocíamos, nos respetábamos y nos unía una gran camaradería.
Y voy a hacer alusión a continuación a la IGLESIA.
Las celebraciones litúrgicas del pueblo las comenzábamos los domingos a las 5 de la mañana, que en algunos pueblos se le llamaba la misa de los cazadores, un deporte muy practicado en esta zona de Tamaraceite.
A las salidas de misa se tertuliaba bien en la Plaza como en los comercios que se encontraban alrededor de la Iglesia, como el de Juanito Pérez, donde se aprovechaban los señores a tomar su buchito de café y donde encontrábamos a personajes tan pintorescos y recordados como Don Félix el practicante y otros personajes públicos del pueblo. En la tienda de Juanito Pérez se vendía de todo, desde un tornillo hasta un tornillo. Ferretería, cafetería, electrodomésticos, zapatos y comida. Un centro comercial en toda regla, como el que luego montara a gran escala Manuel Cabrera “Macriver” y del que tanto se hablaba en toda la isla. En los pequeños comercios se utilizaba el “fiado” en vez de la tarjeta de crédito de hoy en día. Esto era de una gran ayuda para la gente necesitada del pueblo.
Cerca de la tienda de Juanito Pérez estaba la famosa industria de pan y dulces de Doña María Villegas, famosas no solo en Tamaraceite sino en toda la isla por sus bizcochos lustrados, ya que los coches de hora hacían sus pertinentes paradas aquí. Otro de los bares que estaban en torno a la parroquia era el bar de Cristóbal, famoso por sus tapas de calamares y churros de pescado.
Los días de fiesta, después de misa, los paseos se hacían en la Carretera General, tanto las mayores como las más jóvenes, t venían incluso de otros pueblos como Arucas, Teror, Telde o Santidad. Algunos días determinados, sobre todo en días de fiesta. 
Otra de las tiendas que no me gustaría olvidar era la de Periquito Acosta y la de Prudencio Medina, que colaboraban en el cambio de vales de Cáritas por alimentación.
En torno a la Iglesia también estaban las industrias de harina y molinería como la Molinería San Antonio de Don Juan Suárez, que luego continuaría su hijo Antonio Juan,  y la de Elías que estaba en la Cruz del Ovejero.
Pero la historia de la Iglesia de Tamaraceite  viene muy unida a los sacerdotes que por aquí pasaron y que tuve la oportunidad de conocer.  Todos dejaron su huella, según sus cualidades. Con Don Pedro Castellano hice mi primera comunión, y con él se empezó a restaurar el templo parroquial. Hombre infatigable con la venta de números para poder empezar la obra.
Una persona que no podemos olvidar es la figura de Pepe Déniz, que aunque está en nuestro núcleo familiar, no por ello voy a dejar de mencionar. Vivió en cuerpo y alma el compromiso con su parroquia, como lo hizo más tarde con Don Ignacio Domínguez, otro sacerdote muy recordado y querido por todos que le tocó finalizar las obras de remodelación de la iglesia, la casa parroquial y construyendo los salones parroquiales que luego pasarían a ser usados por Cáritas y por Catequesis. Una manera de recaudar fondos eran las rifas benéficas y los festivales, o mejor dicho, las Comedias, como así se conocían, las Comedias de Mariquita González, madre de Sionita Díaz y del artista Juan Alberto Díaz. En las comedias participaban muchas personas del pueblo de diferentes edades como Mary Afonso o Pepe González y donde se fomentaba una gran amistad y familiaridad. En esta etapa destaco la colaboración de nuestro gran pintor Don Jesús Arencibia que nos dejó como gran recuerdo esta grandiosa obra de arte, este mural que es una de sus obras más importantes.
Otro personaje que me gustaría recordar esta noche, trabajador incansable por el pueblo y la parroquia fue Antonio Arencibia, al que le debemos la decoración de la capilla del Santísimo y cuya cristalera fue diseñada por su primo Jesús Arencibia. A Antonio Arencibia le debemos el diseño de los retablos de las naves laterales del templo, la renovación de los cuadros, tronos e imágenes. Antonio vivía intensamente la Navidad, Semana Santa y como no, la solemnidad de nuestro patrono San Antonio Abad y del Santo Cristo. Fue impulsor de la Bajada del Cristo crucificado.
El día de San Antonio Abad se hacía la solemne función en la ermita de la Mayordomía y posteriormente se traía a San Antonio el Chico desde la ermita de la Mayordomía hasta el templo parroquial, imagen que a partir de los años 70 salía en procesión hasta la Plaza de la Cruz donde se realizaba la Bendición de los Animales.
En la etapa de Don Ignacio otras figuras relevantes en la iglesia fue la de Mateo Medina, monaguillo y posteriormente sorchantre. Pepito Lezcano y Manuel Cazuela eran los responsables de las tareas musicales.
Después de Don Ignacio llegó a la parroquia Don Pío Luis García y como coadjutor Don Pedro Galván y fue en esta etapa cuando se creó la parroquia de Lomo Los Frailes y se dividió la parroquia de Tamaraceite, nombrándose a Don Pedro Galván como primer párroco de la Parroquia de Nuestra Señora del Camino de Fátima.
Otro de los párrocos que me gustaría recordar es a Don Olegario, con él se llevó a cabo una misión popular con los Padres Redentoristas, donde surgieron muchas asambleas familiares y una Comunidad Neocatecumenal. Durante su estancia se preocupó de los ancianos y enfermos con un gran celo apostólico.
Más recientemente hemos tenido en nuestra parroquia a Don Jesús Vega, fundador de Radio Tamaraceite y que ha llegado hasta nuestros días gracias a la encomiable labor de otros párrocos posteriores como Don Cristóbal Déniz, que creó la Fundación de la radio y Don Jorge Martín que siguiera sus pasos y hoy en día es Conciliario de la emisora diocesana. Una emisora creada para la formación de jóvenes pero con un gran papel evangelizador que la ha llevado a ser hoy uno de los grandes proyectos de comunicación de la diócesis, siendo el Obispo Don Francisco Cases presidente de su Fundación.
En la época de Suso llegaron las comunidades del Sagrado Corazón y las Dominicas que tanto bien han hecho en nuestra parroquia. Recordamos con gran cariño a Lidia, María Dolores, Fina, Isabel, María, Elena y Aquilina entre otras.
Hay que recordar la figura de los sacristanes como Agustinito, Juanito el Cartero y Antonio que tan buena labor hicieron durante muchos años.
Para finalizar les quiero contar un poco del ámbito educativo. Cuando yo era pequeña existía las Escuelas del Rey, una de niños con Don Manuel Balbuena y Don Lorenzo y otra de niñas con la maestra la Señorita Puri, con la que estuve poco tiempo. Lego había otras escuelas más pequeñas como la de Mary Monzón, Adoración, Chita o Angelita. También tuvo una escuela en el Puente Marujita Hernández de la que recuerdo que el primer día de clase, como yo iba siempre corriendo, no vi que iba una gallina y sus polluelos y pisé a uno de ellos. ¡Cuál no fue mi amargura! ¡Cómo para olvidar mi primer día en el colegio de Marujita! Ya entonces mi hermana Olga puso una escuela donde la mayoría de los niños que iban se preparaban para hacer el ingreso al bachiller. ¡Yo tendría que echarle muchas flores a mi hermana pero lo dejo ahí!
Estudié Bachiller y luego hice Magisterio. Terminé la carrera y seguí con la escuela de mi hermana un tiempo hasta que me ofrecieron dar clase en una academia, la Providencia, donde estuve cinco años dando clases hasta que Don Juan Roque vino un día a buscarme a mi casa para si quería dar clases en el Grupo Escolar porque necesitaban maestros. Y yo le dije que sí. ¡Frente a mi casa qué le iba a decir! Ahí pasé los últimos treinta años de mi vida laboral, donde no todo fue de color rosa, ya que algunas espinas hubo también en el camino. Sobre todo vivir la transición de la escuela, donde al maestro se le respetaba, se le trataba de usted y de pronto se pasó al tutear al maestro y a las faltas de respeto al maestro. Tuve muy buenos compañeros de trabajo como fueron los directores Don Juan Roque, Juan Alberto Roque, Juan Alberto López, Juan Jesús González o Manolo Reyes. También grandes maestros y maestras del pueblo que me enseñaron mucho como Doña María o Doña Paca Hernández, Juana Guerra, Conchi Moreno o Fernando Arencibia. Un grupo de maestros y maestras que nos tocó luchar por la jornada única tras comprobar que los niños rendían menos por la tarde que por la mañana.
Pero hoy en día casi ni conocemos a los maestros del pueblo, ya no paseamos por Tamaraceite, como mucho vamos a Los Alisios, el pequeño comercio ha ido desapareciendo poco a poco comido por las grandes superficies que, quién lo iba a decir, llegaron a Tamaraceite. Donde antes solo había plataneras y estanques ahora solo hay tiendas, asfalto y aceras. Los tiempos han cambiado y nosotros hemos cambiado, pero lo que no podrá hacernos perder el progreso son nuestros recuerdos.
Con estas palabras, sinceras, salidas de lo más hondo de mi alma, he querido cantar a mi pueblo, animada por mis recuerdos y por mis vivencias. Quiero volver a dar las gracias a quienes me han dado la oportunidad de hacerlo, y a ustedes, vecinos, familiares, amigos todos, gracias por escucharme con la atención que lo han hecho, gracias por su paciencia. Mi cometido como pregonera es el de invitarles a vivir las fiestas patronales de san Antonio Abad, antes de que se pierdan en el olvido. Estamos obligados. Solo me queda desearles ¡Felices fiestas a todos! Y gritar con ustedes

         ¡Viva  Tamaraceite!

         Vivan las fiestas de San Antonio Abad

         Muchas gracias.