miércoles, 25 de febrero de 2009

Hablar de Carnaval en Tamaraceite, es hablar de Adeuna.


Asociación Recreativa y Cultural, Comparsa Adeuna, era su verdadero nombre y como así indica, es más que carnaval. Sus orígenes estuvieron en el colegio Adán del Castillo, allá por el curso 90/91, aunque la historia artística por la que este centro se ha caracterizado se remonta hasta los años 70. Cuando Conchi Moreno llegó como maestra al colegio en el año 1973, ya José Luis Morán, también maestro del centro, realizaba escalas en hi-fi. La actividad cultural y artística era abundante por estos años ya que en el centro había rondalla, coro y grupo de teatro, que interpretó variadas obras musicales como Evita Perón, Jesucristo Superstar, Godspell, Annie, Mamá quiero ser artista, La Sirenita, etc.
Por primera vez, en el curso 80/81 se trasladó la fiesta de carnaval de la mañana a la tarde, con el fin de recaudar fondos para el viaje de fin de curso. Aquel año se presentaron candidatas a Reina aproximadamente unas cien niñas lo que sirvió para que en años sucesivos la organización fuera mejorando. Esta gala se continuó celebrando en el centro hasta el curso 96/97.
A partir del año 1991 estos mismos alumnos y ex alumnos realizaban por Navidad un Belén. Comenzaron con uno pequeño que desmontaban para poder realizar la típica cena de aquellas fiestas pero, poco a poco, fue creciendo hasta ocupar todo el salón de actos, y era visitado por multitud de colegios y vecinos que podían acudir a verlo.
En el año 1993 y hasta 1997, se participó con carrozas de personajes Disney, que se preparaban para los festivales del colegio.
Adeuna nació como tal en el año 1995 con la base de los alumnos y ex alumnos del Adán del Castillo, ya que muchos componentes ya habían terminado su etapa escolar pero continúaban ligados a esta asociación. En 1996 la Sociedad del Carnaval se puso en contacto con ellos y les ofreció la posibilidad de participar en los carnavales capitalinos y a partir de entonces formó parte de estas fiestas como comparsa.
Muchos fueron los lugares recorridos y abundantes los actos realizados, no sólo como comparsa, sino como ellos reivindicaban, como grupo artístico. Representaron La Bella y la Bestia (el único musical completo), Aladino, El Rey León, La Sirenita, Anastasia, Mulán, ... Siempre fueron invitados a los carnavales de Arucas actuando en la Gala Infantil y realizando pasacalles por los barrios de la ciudad de Las Palmas de G.C. Prestaron sus personajes Disney al grupo Zalakadula para actuar en el Teatro Pérez Galdós y en el Teatro Guimerá de Tenerife. Además durante varios años fueron al Hospital Materno Infantil y a San Juan de Dios.
Los preparativos del carnaval era lo más duro. Desde que acababan los de un año se comenzaba a preparar el siguiente, realizando distintos actos para recaudar fondos y costear el vestuario. Jesús Travieso fue el diseñador de muchos de los trajes y algunos de los premios fueron gracias a la ilusión que ponía en el diseño de estas verdaderas obras de arte andantes.
Adeuna no poseía sede social, sin embargo disponían del colegio Adán del Castillo que les ofrecía un salón para coser y un patio para ensayar, aunque lo tuvieran que compartir. Como asociación que era movía a mucha gente. La comparsa infantil contó en el año 2000 con treinta y cinco niños, la comparsa adulta tenía doce chicas y siete chicos en el cuerpo de baile y los tocadores fueron dieciocho, eso sí, bajo la batuta de Félix, su director. Aparte había que contar con quince personas más que salían al escenario para cargar y lucir los parapetos. A todos estos hay que añadir a aquellas personas que colaboraban durante el año, padres y madres que ayudaban con la costura, con la confección de los decorados, parapetos, transporte, papeleo, etc. Vamos a nombrar a algunos de estos últimos como Milagros, la costurera oficial, Mina, también costurera que echaba una mano, Pepín quien realizaba los parapetos y estaba siempre entre bambalinas por si alguno se rompía.
De esta manera formaban una gran familia, trabajando en un buen ambiente que se construyó a lo largo de los años, con gran respeto entre los componentes, profesor de música, directores y padres. Cada año intentaban superarse y aprender cosas nuevas. Su estilo se fue diferenciando del resto de comparsas, ya que hacían coreografías completas. Los premios conseguidos en los últimos años fueron los siguientes:
- En 1998 la Comparsa Infantil consiguió el Premio al Mejor Vestuario y 1º Premio de Interpretación. La Comparsa Adulta el 3º Premio de Interpretación.
- En 1999 la Comparsa Infantil 1º Premio al Mejor Vestuario y 1º Premio de Interpretación. La Comparsa Adulta Premio al Mejor Vestuario y 3º Premio de Interpretación.
- En el año 2000 la Comparsa Infantil alcanza el Premio al Mejor Vestuario y 2º Premio de Interpretación. La Comparsa Adulta Premio al Mejor Vestuario y 2º Premio de Interpretación.
- Año 2004 la Comparsa Infantil 2º Premio de Interpretación.

lunes, 16 de febrero de 2009

Los carnavales de antes en Tamaraceite


En los años 40, 50 y 60 del siglo pasado, cuando no se nadaba en la abundancia ni mucho menos, la gente aprovechaba los mínimos recursos para pasarlo lo mejor posible. Algunas personas del pueblo nos contaron cómo vivían las fiestas de carnaval para que las nuevas generaciones sepamos valorar que lo que importa no es lo mucho que tengamos, sino el amor y la ilusión que se le ponga.En carnaval, nos cuentan, se vestían con trajes viejos y recorrían las calles de La Montañeta pidiendo “un huevito” y una tortilla de carnaval. Cuando pedían “un huevito” le respondían: “espera que voy a buscar los del perrito” o también gritaban: “el guardia, el guardia” para que los chiquillos corrieran.Pero ¿qué era el Carnaval?. Para estas generaciones la “mascarada” era poder decir con la cara tapada lo que no podías decir ni hacer con la cara descubierta, por la represión que había en la época franquista.“Chona la negra”, trabajaba en Las Palmas y traía ropas a la cueva donde vivía para que los chiquillos se disfrazaran.“Francisquito el ratón” se ponía su careta de perro y corría detrás de los chiquillos asustándolos. Anita Peñate vendía “fotingos”, se ponía una “vasinilla” en la cabeza y los chiquillos corrían detrás de ella. Lola Tejera, hermana de Inés Tejera, se ponía una careta y con un pandero recorría La Montañeta mientras que los chiquillos iban detrás.El punto de encuentro del carnaval de aquellos años era cerca de la casa de Prudencio Medina porque ahí había un bombillo, sólo había dos en toda la zona. La luz era la que marcaba el punto de encuentro porque se aprovechaba para los bailes. Los “tocadores” se ponían sobre el pilar: los guitarristas eran Santiaguito “el mermellado”, Periquito Gómez, los dos filateros, Manolo y Agustín y Chanito “el cojo” entre otros.El bombillo se colocaba en el centro, con una farolita y un plato encima, colgado de una azotea a otra.Cuando salían correr el carnaval, siempre se iba con el miedo en el cuerpo por si aparecían los guardias. Apenas se oía un coche todo el mundo desaparecía hasta que pasara. Los guardias, Juan Vargas y Juanito el de san Lorenzo, se paseaban ropa en mano por el callejón y si veían a alguna mascarita las podían llevar al cuartelillo. Había otros guardias como Antonio el de El Zardo que hacían la vista gorda. Lo que sí que no permitía ninguno era ver mascaritas por la carreteraPero no sólo eran prohibidos los carnavales por los dirigentes políticos sino también por los dirigentes religiosos, como el obispo Pildain y los curas que se encargaban en las homilías de recordar lo pecaminoso de estas fiestas.Sobre los años 65 al 70 comienza a quedarse la sábana atrás y la gente empieza a hacerse mejores trajes y el carnaval se traslada al cine Galdós, donde ya empieza a venir gente de Las Palmas, La Isleta, etc.José Velez, cuando era niño cantaba en una orquesta de Telde y venía a cantar a Tamaraceite en estas fechas. Por aquella época se le llamaba “Joselillo Velázquez”.Cuando acababa el baile en el cine a las 2 ó 3 de la mañana, los que tenían coche se iban a Cardones o Agüimes.

domingo, 15 de febrero de 2009

El primer matrimonio celebrado en Tamaraceite


Este mes se celebró el 72 aniversario de la creación de la parroquia de Tamaraceite. Carmen Diepa y José fue el primer matrimonio celebrado en el pueblo y en el templo como parroquia. Les dejo con una imágen siendo ya familia numerosa.

martes, 3 de febrero de 2009

Las lavanderas de Tamaraceite


¡Fuerte trabajito que pasaban nuestras abuelas en los tiempos de antes! Dedicadas en cuerpo y alma a su casa tenían que buscar el tiempo para sacar algunas perrillas limpiando en alguna casa, cosiendo o lavando. Hoy les voy a hablar de las lavanderas. Cuando los niños estaban en la escuela las mujeres aprovechaban para ir a lavar al barranco, a las acequias o a la Paterna o Cuesta Blanca, donde hubiese agua ese día. Había algunas que aparte de las labores domésticas se dedicaban a hacer algunos “lavados” de las personas más pudientes de Tamaraceite y de Las Palmas. Eran las llamadas lavanderas, como Anita Quevedo, Conchita y otras muchas que burro en mano recorrían sus buenos kilómetros por 20 pesetas al mes y así ayudar a la economía doméstica. Las que no se dedicaban a esto también tenían que recorrer muchos kilómetros para hacer los lavados. Utilizaban jabón “lagarto” y “suasto” para blanquear. Muchas se metían dentro de la acequia o los estanques para que la ropa quedase más limpia, sobre todo si era ropa de hilo, pesada, o algodón. La ropa blanca, al terminar el lavado se metía en un cubo con añil para que quedara más blanquita.
Durante el lavado, entre conversación y conversación, entre discusión y discusión, que también las había, se echaban algo a la boca, algún higo pasado generalmente, porque la tarea duraba todo el día, que generalmente era los lunes, cuando solía correr el agua. La ropa venía casi seca, la ponían encima de las piedras o las pitas para que así no se ensuciara. La ropa blanca era la que tendían en casa ya que sólo la traían torcida.
Cuando llegaban de lavar había que meterse en la cocina. ¡Antes no había que pensar qué hacer de comer al siguiente día!. Los que no tenían cocinilla de hierro, ponían dos piedras y leña para hacer el fuego. Como leña iban a buscar a la Montaña de San Gregorio la “gamona” o utilizaban tuneras indias secas, “bostas”, tabaibas o serrín.
Fotografía: FEDAC