Hoy les voy a hablar de una persona muy cercana, mi abuela. Ella se llamaba María García, Dios la tenga en el cielo, esposa de José Cabrera y muy conocida no solo por su labor, de la que les voy a contar a continuación, sino por su gran bondad. La gente de Tamaraceite la conocía por Mariquita García, la partera, y fue la "madre" de muchos de los niños que ahora tienen 40 ó 50 años. Todavía recuerdo su caja metálica amarilla, de galletas inglesas, donde guardaba sus artilugios para las "operaciones" que realizaba siempre en la casa de las parturientas. Ella sabía con solo tocar a la futura madre si "estaba para ella" y si no les decía "mi niña, tienes que ir para abajo". Ella nos contaba que las mujeres le suplicaban que hiciera lo que pudiese, que ellas no querían"ir para abajo", osea, ir a la clínica, ya que eso suponía que había muchas posibilidades de que no volviera por el alto índice de mortalidad que había en la "Clínica Nueva" como así la llamaban, cuando antes de construirse la Clínica del Pino había una "clínica" que después fue Casa de Socorro en la calle León y Castillo.
Mariquita García no cobraba porque las personas a las que atendía eran tan pobres como ella, que apenas tenían para comer. Ella lo hacía por amor a Dios y a las personas. Y como Dios da el ciento por uno, nunca le faltaba un plato de comida en su casa ya que la gente le pagaba con unas papitas o plátanos o lo que tuviesen. Pero no solo atendía a las mujeres de nuestro pueblo de Tamaraceite sino que venían a buscarla de otros pueblos cercanos y de Las Palmas. Sus hijas estaban acostumbradas a que a cualquier hora de la noche podía tocar alguien, algunos venían en taxi, de los pocos que había por aquellos años, para que acudiera a asistir a su señora. Incluso en el ocaso de su vida, cuando la demencia fue tocando su cabeza, acudía a asistir a partos. Me cuenta mi tía que una vez tocaron en casa para preguntar por Mariquita García y salió en silencio sin que ella se despertara para decirle que ella ya no podía ir a asistir. Pero Mariquita si se despertaba quería acudir, y en más de una ocasión así lo hizo. Cuentan las que vivieron esta experiencia que era tan buena que incluso quisieron llevársela a la clínica a hacer de matrona, y ella amablemente dijo que ya no estaba para eso y que solo lo hacía por ayudar. Pero su labor no solo consistía en asistir en el parto sino que luego iba a realizar las curas a la parturienta, a lavar a los niños a las 24 horas y a las niñas a relizarle los agujeros de los orejas. Estoy seguro que muchos de los que nos leen fueron asistidos por Mariquita García y todavía la recuerdan.
4 comentarios:
Bueno Esteban,yo soy uno de esos bebes a quien tu abuela ayudó a venir a este mundo,tabién a mi hermana.Nacimos aquí, en casa y en nuestro Tamaraceite.
Todavía recuerdo verla...
Estoy segura que mi madre te contará muuuuucho más que yo...es lo normal...
Bueno,saluditos y un besote.
Mency Marrero
Hola Esteban. No había visitado esta semana esta página y ya veo que la Sra Mency se me adelantó, jeje.
Como ya Mency te comentó mis dos hijas mayores nacieron con tu abuela.
Cuando iba a nacer mi hija la mayor, tu abuela no quería que me quedase en casa ya que me decía que yo era muy joven y me pondría nerviosa. Yo como dice la canción de Julio Iglesias no había cumplido aun los 16, pero yo le prometí que “lo haría bien “ todo antes de ir a la clínica, que decían que muchas mujeres se morían al ir a dar a luz, algo así como ya tu contabas que creía la gente. Todo fue sobre ruedas, era una mujer que a la parturienta la trataba con mucho cariño. Aunque los críos se llevaban un par de tortas al nacer...Yo creo que eso aun se sigue haciendo hoy en día.
Luego en unos años nació Mency, yo seguí con la misma tónica ¡quedarme en casa a la hora del parto! Era una tarde de sábado no me había llegado el tiempo estimado por el médico pero yo, me sentí ligeramente mal y vino ella y dijo, “si mi niña, tu estás de parto” así fue como nació Mency. Ella vio que no estaba bien, había nacido con la tripa enredada en el cuello y enseguida dijo que la llevasen al médico ¡ya! De ahí su problema de tiroides para siempre.
Unos cuantos años más tarde cuando iba a nacer mi hijo, unido a que ya ella era mayor y a que yo quería probar lo de “parir sin dolor”, pues nació en una clínica privada donde me pusieron en aquel tiempo el famoso “Goteo” y desperté con mi hijo a mi lado. ¡No es lo mismo! Jajaja.
Esto del ”Goteo”lo había oído decir a alguien que ya no está entre nosotros y en esos tiempos o un poco antes había tenido gemelitos ¿?
Decirte que Mariquita García fue una persona desinteresada, se que nunca cobraba, solo lo que le quisieran dar...Que a mis tres hijos los bañó hasta que se les calló el ombligo, luego esta tarea pasaba a mi madre hasta que los peques cogiesen “más cuerpo”. Mariquita se sentaba en el suelo, allí se le ponía cerca de ella todas las cositas del baño, recuerdo que antes de empezar a bañarles les dejaba caer de la mano unas gotitas de agua sobre los labios que los chiquillos parece que recibían con agrado, luego les hacía una cruz con el agua en el pecho, espalda y frente y luego comenzaba el baño. Era un placer, te los vestía y envolvía en una mantita les ponía colonia de bebés (en ese tiempo colonia Cachito) ¡ah! y les peinaba aunque solo ,tuviesen pelusilla y nos los ponía en brazos para que le diésemos el pecho o el biberón.
Otra cosa que se me olvidaba: Cuando le habría los agujeros de las orejas a las niñas lo hacía con una guja enebrada (no se si es la palabra correcta) les dejaba el hilo metido a modo de arito y cada vez que les venía a bañar le daba la vuelta al hilo con un aceite y cuando ya estaba bien les ponía los pendientes.
Espero haber aportado mi granito de arena al recuerdo de tu abuela, si muchas mujeres de mi edad y mayores de la zona pudiesen entrar en tu blog... ¡Cuántas anécdotas te contarían! Un abrazo, Eva.
Muchas gracias Eva y muchas gracias Mensy. Ojalá sean más las mujeres que puedan contar cosas de cómo era el pre y el post parto con mi abuela. Pronto lo colgará Marisol en su blog y te ruego dejes allí su comentario porque me parece muy bonito y sobre todo "vivido en directo". Un abrazo
Mariquita García que tanto ayudó a la gente mas desfavorecida de Tamaraceite, merece que le pongan a alguna plaza o calle su nombre en nuestro pueblo.
Esteban, seguro que si no hubiese sido tu abuela ya habrías movido cielo y tierra para ello.
Saludos
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