La historia de la iglesia de Tamaraceite ya la hemos contado en este blog. Hoy queremos mostrarle una imagen de cómo era antes de que Jesús Arencibia realizara el mural a principios de los 70. Algunas de las curiosidades son que no había altar y que las eucaristía las presidía el sacerdote de espaldas a la gente.
miércoles, 30 de diciembre de 2009
domingo, 6 de diciembre de 2009
El bazar de Sarito
Dicen que somos como los otros nos ven. En estos días he recibido un email de Sergio, alguien que vivió desde fuera una parte de mi infancia, aquella en la que tenía que despachar en el bazar de mi madre siendo aún un niño, y los momentos del fallecimiento de mi padre, allá por el año 1978. Les dejo con su comentario y desde aquí vuelvo a agradecer a Sergio sus palabras.
"En noviembre de 1973, un problema con el transporte escolar echó a los niños de San José del Álamo desde el colegio del Toscón hasta el colegio matriz, el Colegio Nacional Adán del Castillo de Tamaraceite. Allí estaba yo también, nacido en 1965, en tercero de E.G.B., metido en uno de aquellos patíbulos móviles que eran las guaguas de Pedro Tovar. Me tocó de clase la V-2, nombre de bomba, qué horror, y era mi maestro un tal Don Calixto. Había actividad de plásticas por las tardes, depués de almorzar en el comedor la comida que hacía Tomasita, y las daba un tal José Luis. En la hora del recreo nos íbamos a las orillas de las rejas, enfrente de uno de los dos bazares. Yo iba mayormente al "bazar de abajo", y con los demás me ponía a chillar histérico aquello de: ¡Saaaariiiiitoooooooooo! Al cabo de un rato, una mujer salía del bazar, dispuesta con un par de cestas que contenían todas las chucherías que se venden en un bazar: Donuts, flanes, pipas, millo... Antes de empezar las clases o al terminar, esperando la guagua, nos metíamos en el bazar. Recuerdo la configuración exacta del local y la disposición de todos los productos. Allí había un hombre a veces, Estebita, que unos años más tarde se fue deteriorando y ya no despachaba, casi siempre sentado en una de aquellas sillas de formica. En la puerta de aquel bazar vi por primera vez en mi vida, tiempo más tarde, un cartel que decía "cerrado por duelo". Pero a Estebita no lo vimos más. O quizá sí: Tenía varios hijos y una hija. Había uno que era la viva cara del padre, incluyendo las gafas, aquellas de lágrimas, de montura plateada y cristales azulados. Cuando le tocaba ir a despachar, perdida la pelea que se montaba en la casa a grito pelado, llegaba al mostrador y con un genio de mil demonios, despachaba. Es decir, me vendía lo que le había pedido y me enseñaba el camino de la calle sin mayor miramiento. Y aquella cara era la de Estebita, aunque el genio yo creo que venía de otro lado. Años después, he visto comentarios en prensa que me han hecho pensar que quizá yo conociera a ese hombre tan orgulloso de su Tamaraceite, y por una cosa y otra he acabado en este blog, he visto tu cara. La cara de Estebita. Me alegro de volverte a ver, y a leer. Me traes los recuerdos de una parte de mi vida que no puede escindirse sin truncarla. Y permíteme que me presente: Sergio Nicolás Naranjo Hernández, de San José. Alto, feo, y entonces flaco".
martes, 1 de diciembre de 2009
domingo, 15 de noviembre de 2009
Tamaraceite bonito
Si hay una canción que todos los tamaraceiteros llevan muy dentro llegando incluso a ser el himno popular de nuestro pueblo, esa es la canción Tamaraceite bonito, compuesta, por el recordado aún, Antonio Arencibia e interpretada por el grupo Chácaras. Les dejo con la canción y algunas imágenes que espero sean de su agrado.
lunes, 9 de noviembre de 2009
UD Tamaraceite año 1966
Les dejo una imagen de la UD Tamaraceite del año 1966 y un comentario del amigo Folito, que de fútbol y del tamaraceite sabe mucho más que yo. ¿Reconocen algunas caras?
Te envío un saludo afectuoso a ti, a tus hermanos y a tu primo Pepe, felicitándote de nuevo por esta labor de recuperación histórica que está haciendo de Tamaraceite. Decirte que me gustó mucho lo publicado sobre el bazar de tu madre, del que guardo buenos recuerdos, de agradables tardes charlando.A pesar de estar viviendo aquí en La Aldea, no me olvido de Tamaraceite, en el que pasé doce años de mi vida y al que llevo siempre presente.Viendo la foto del club, en el año 1966, podemos apuntar algunas cosas sobre la historia del equipo.Al frente del club se encontraba como presidente Juanito Guedes(q.e.p.d), ejerciendo como directivos algunas personas, tales son los casos de Guelo, Antonio Falcón, Matías...En este periodo podemos encontrar a jugadores como Pedro(q.e.p.d), excelente portero, Manolito, Ramón, Pepito, Pepe Juán, Julio Hernández, Julio Medina, Armando, Miguel el "Moro" y muchos más. Miguel, seguramente recordará aquellos duros marcajes a Francés, espigado delantero centro del Escaleritas.En aquellos momentos el club militaba en la Tercera Regional, teniendo como rivales a equipos de la talla del Polonia, Escaleritas, Velas Canarias, que, posteriormente, pasó a denominarse Sanbrit Canarias, etc. Concretamente contra este timo equipo, Velas Canarias, estando gran parte de los jugadores que aparecen en la foto, se consigue un año después el ascenso a 2ª, en el campo de la Isleta, estando como entrenador Folito. Los partidos de competición, aparte del campo "Juan Guedes", se celebraban en la Isleta, López Socas, el antiguo "Antonio Rojas"...Espero que esta foto y el comentario sirva a muchos aficionados y jugadores de la época a recordar viejos e inolvidables momentos. Por mi edad, no viví esa temporada. Años más tarde si recuerdo esos tremendos partidos contra el equipo conejero, el Lanzarote, Arucas, Artesano, Ferreras... Pero eso es otra parte de la historia de este club.. Ánimo a todos y a todas, que sienten a Tamaraceite como una parte suya, que se acrecen a este página, que magníficamente lleva el amigo Esteban Santana, un tamaraceitero donde los halla y un acérrimo defensor de lo nuestro, de nuestras raíces y costumbres. Fdo: Teófilo(Folito)
viernes, 30 de octubre de 2009
Trasplante de drago desde Cuesta Blanca Tamaraceite al Paseo de Chil
En la imagen de los años 60 de Jaime O`Shanahan podemos ver un momento del transplante de un drago de la Cuesta Blanca hasta el Paseo de Chil en Las Palmas de GC. Nuestro pueblo de Tamaraceite es uno de los pocos reductos donde todavía quedan dragos en estado "salvaje". Rafael Serafín Almeida Pérez descubrió en lo que conocemos como el Dragonal, enfrente de la rotonda del Lomo Los Frailes, una variedad única en el mundo de drago. Jaime O'Shanahan donó a la ULPGC parte de su biblioteca y su archivo fotográfico, compuesto por varios miles de diapositivas, negativos y fotografías en papel realizados enlos últimos sesenta años y que permiten conocer la historia agronómica, forestal y botánica de Gran Canaria en este período. Entre sus imágenes destacan la creación del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo, la desaparición del barranco del Guiniguada bajo el asfalto, o los viajesdel autor a la Guinea Ecuatorial española y al Mozambique precolonial, entre otros.Su biblioteca está centrada fundamentalmente en temas de agricultura, biología, ganadería y ciencias naturales, y cuenta con un significativo corpus de libros y revistas canarias.
domingo, 18 de octubre de 2009
En busca del agua...
Ya nos hemos olvidado de los apuros que se pasaban para tener y conseguir el agua no hace muchos años. Hace no muchos años, cuando lo de las potabilizadoras era algo impensable todavía, la gente hacía "filigranas" por cuidar y no malgastar el agua. La ciudad empezó a crecer y el agua no daba para todos. Las azoteas se llenaron de bidones de uralita para poder almacenarla y no pasar penurias. Pero todavía si nos remontamos unos años más atrás, hace unos 50 ó 60, nuestros padres y abuelos tenían que acudir al Pilar a buscar el agua para bañarse o hacer la comida, ya que no había agua corriente. No se cuestionaban si tenía boro o si era apta para el consumo o no. Lo que sí que está claro es que tenía otro sabor, diferente al de ahora.
El grifo del Pilar se abría más o menos a las 7 de la mañana y el horario de cierre era más o menos las 4 de la tarde.
Antes de existir el Pilar la gente tenía que ir a buscar el agua al barranco donde también iban a lavar la ropa.
El agua se transportaba de una manera muy peculiar, según fuese hombre o mujer. Las mujeres se ponían un trapo viejo, toalla o manta en la cabeza que se denominaba “ruedo” y que servía para llevar el cacharro. El ruedo también se utilizaba para llevar la compra, los lavados, etc.
Los hombres iban a buscar el agua con “ganchos”, que era una madera gruesa con un cerco en los extremos donde se le ponía una cuerda o verguillas y ahí colgaban los ganchos que servían para llevar los cacharros. Los más pudientes en vez de verguilla o cuerda le ponían cadenas.
La gente se levantaba a las 6 de la mañana para poner el cacharro en fila. Generalmente se ponían los cacharros más viejos y agujereados que luego se cambiaban por los “nuevos”, por decir algo. Estos cacharros eran de pintura, de aceitunas o de petróleo. Cuando se iban rompiendo se les ponía jabón para que no se saliese el agua. La cola para coger el agua era muy importante. Se utilizaba esta agua para la comida, para regar las flores y para ducharse, una vez a la semana con jaboncillo la cabeza y el resto del cuerpo con jabón suasto y estropajo. Antes se cocinaba con bostas de vaca, tabaibas, leña o brasero y el agua, sobre todo en invierno, se calentaba para no coger una “pulmonía”. Los que iban a buscar baldes pequeños no se ponían en fila. Los cacharros se tapaban con hojas de “capa de la reina”. Los guardias eran los encargados de guardar el orden ya que había muchas peleas y discusiones.
El Pilar fue fiel testigo de las desigualdades sociales de nuestros pueblos, entre la gente de la ciudad y la gente de los barrios. No se veía a nadie de la "nobleza" llenando los baldes en el Pilar. Solían darle una “propinilla” a los chiquillos por llevarle un balde de agua (7 perras y media ó 1 peseta). También había mucha gente que tenía aljibes y que vendían el agua a 2 perras o 1 real el balde.
Aparte de un punto de visita obligado para los habitantes de nuestros barrios, el Pilar era también punto de encuentro, charla y entretenimiento. Allí iba gente de todos los lugares del pueblo o de los barrios.
Espero que esta peqeña historia que me contaron, que fue tan real como la vida misma y que yo le cuento a mis alumnos cuando hablamos del agua en Canarias, nos sirva para concienciarnos de que el agua es un bien muy preciado y que no hay que malgastarlo.
El grifo del Pilar se abría más o menos a las 7 de la mañana y el horario de cierre era más o menos las 4 de la tarde.
Antes de existir el Pilar la gente tenía que ir a buscar el agua al barranco donde también iban a lavar la ropa.
El agua se transportaba de una manera muy peculiar, según fuese hombre o mujer. Las mujeres se ponían un trapo viejo, toalla o manta en la cabeza que se denominaba “ruedo” y que servía para llevar el cacharro. El ruedo también se utilizaba para llevar la compra, los lavados, etc.
Los hombres iban a buscar el agua con “ganchos”, que era una madera gruesa con un cerco en los extremos donde se le ponía una cuerda o verguillas y ahí colgaban los ganchos que servían para llevar los cacharros. Los más pudientes en vez de verguilla o cuerda le ponían cadenas.
La gente se levantaba a las 6 de la mañana para poner el cacharro en fila. Generalmente se ponían los cacharros más viejos y agujereados que luego se cambiaban por los “nuevos”, por decir algo. Estos cacharros eran de pintura, de aceitunas o de petróleo. Cuando se iban rompiendo se les ponía jabón para que no se saliese el agua. La cola para coger el agua era muy importante. Se utilizaba esta agua para la comida, para regar las flores y para ducharse, una vez a la semana con jaboncillo la cabeza y el resto del cuerpo con jabón suasto y estropajo. Antes se cocinaba con bostas de vaca, tabaibas, leña o brasero y el agua, sobre todo en invierno, se calentaba para no coger una “pulmonía”. Los que iban a buscar baldes pequeños no se ponían en fila. Los cacharros se tapaban con hojas de “capa de la reina”. Los guardias eran los encargados de guardar el orden ya que había muchas peleas y discusiones.
El Pilar fue fiel testigo de las desigualdades sociales de nuestros pueblos, entre la gente de la ciudad y la gente de los barrios. No se veía a nadie de la "nobleza" llenando los baldes en el Pilar. Solían darle una “propinilla” a los chiquillos por llevarle un balde de agua (7 perras y media ó 1 peseta). También había mucha gente que tenía aljibes y que vendían el agua a 2 perras o 1 real el balde.
Aparte de un punto de visita obligado para los habitantes de nuestros barrios, el Pilar era también punto de encuentro, charla y entretenimiento. Allí iba gente de todos los lugares del pueblo o de los barrios.
Espero que esta peqeña historia que me contaron, que fue tan real como la vida misma y que yo le cuento a mis alumnos cuando hablamos del agua en Canarias, nos sirva para concienciarnos de que el agua es un bien muy preciado y que no hay que malgastarlo.
viernes, 9 de octubre de 2009
Policía local de ayer y de hoy
Yo, aún recuerdo a la policía local de Tamaraceite, cuando pertenecía al cuartelillo de Tamaraceite, y eran conocidos por todos los que por aquí habitaban. ¿Usted conoce el nombre de su policía de barrio? Seguro que no, y si lo conoce es un afortunado. Echo de menos cuando antiguamente uno llamaba a la policía local y enseguida estaban en el lugar de los hechos, y eso que no tenían grandes coches como ahora, y muchas veces venían caminando o corriendo. No había ni un borracho en la calle, ni pedigueños, ni sinvergüenzas que estuvieran tirados en la calle esperando hacer la suya. Cuando la gente salía en carnaval, siempre se iba con el miedo en el cuerpo por si aparecían los guardias. Apenas se oía un coche todo el mundo desaparecía hasta que pasara. Los guardias, Juan Vargas y Juanito el de San Lorenzo, se paseaban ropa en mano por el callejón y si veían a alguna mascarita las podían llevar al cuartelillo. Había otros guardias como Antonio el de El Zardo que hacían la vista gorda. Lo que sí que no permitía ninguno era ver mascaritas por la carretera. No pretendo que el tiempo vuelva atrás, pero sí aprender de aquellos agentes de antes para que podamos vivir un poquito mejor.
jueves, 24 de septiembre de 2009
Historia de nuestros barrios: Las Suertes
Al principio del “Caminito de Teror”, que une esta villa mariana con Tamaraceite, nos encontramos con uno de los barrios más conocidos de nuestro distrito, cuyo nombre se confunde, muchas veces, en su denominación con La Suerte. Este nombre le viene al barrio porque está levantado sobre una antigua finca compuesta de varios lotes de terreno, también llamados “suertes”.
Surge a principios de los años 70 cuando personas procedentes de diferentes lugares como Juncalillo, La Aldea de San Nicolás, Artenara, Teror, Miraflor y del propio Tamaraceite fueron comprando parcelas de terreno de aquella finca que en otros tiempos se dedicaba al cultivo de plataneras y papas.
Este barrio de autoconstrucción fue consolidándose poco a poco, a pesar de las grandes dificultades que existían para su desarrollo. No había agua ni luz, ni alcantarillado, las calles sin asfaltar apenas caían tres gotas se convertían en un barrizal. La electricidad se obtenía con motores y la televisión se veía con batería. Todas estas dificultades consolidaron un movimiento vecinal importante que contó desde sus comienzos con el apoyo incondicional de Don Luis Correa Medina. Ya en el año 1974 se fundó la actual Asociación de Vecinos San Andrés. Don Vicente Acosta Rodríguez fue su primer presidente y ya lleva más de veinticinco años dedicando muchas horas de esfuerzo y lucha por la prosperidad de este núcleo. En cuanto a los nombres de las calles, éstos fueron puestos por Don Manuel Acosta, con la aprobación de todos los vecinos, que decidieron ponerles a todas nombres de santos.
A principios de los años 90, gracias al gran esfuerzo y colaboración de los vecinos, se compró el solar en el que más tarde se edificó la actual sede de la Asociación de Vecinos San Andrés. El dinero para su construcción salió de las múltiples rifas y sorteos que se realizaron para tal fin, así como de la venta de un solar propiedad de la Asociación de Vecinos.
Al carecer de iglesia, la misa se celebraba en la calle San Clemente y un vecino del barrio donó una imagen de la Virgen del Carmen, que pronto se aceptó como patrona del barrio. Años más tarde debido a que la Comunidad Claretiana se hizo cargo de la celebración de la misa, ayudando así al párroco de Tamaraceite a que en todos los barrios pudiera celebrarse una misa los fines de semana, por medio del padre claretiano Don José Antonio Anajo Vidales y la Asociación de Vecinos, se trajo una talla de San Antonio M ª Claret, que es el actual co - patrono de Las Suertes. Con la inauguración del Local Social, la Asociación de Vecinos cedió a la parroquia uno de sus salones para que sirviera de capilla y poder así celebrar la misa en el barrio en un lugar más acogedor y con mejores condiciones que el anterior.
En 1998 debido a las obras de la Circunvalación de la ciudad de Las Palmas de GC, el tráfico hacia Piletas e Isla Perdida, se tuvo que desviar a través de este barrio, lo que motivó que la línea 42 de las Guaguas Municipales tuviera que entrar en el barrio, facilitando de una manera más directa el acceso al transporte urbano entre la capital y nuestro distrito.
Surge a principios de los años 70 cuando personas procedentes de diferentes lugares como Juncalillo, La Aldea de San Nicolás, Artenara, Teror, Miraflor y del propio Tamaraceite fueron comprando parcelas de terreno de aquella finca que en otros tiempos se dedicaba al cultivo de plataneras y papas.
Este barrio de autoconstrucción fue consolidándose poco a poco, a pesar de las grandes dificultades que existían para su desarrollo. No había agua ni luz, ni alcantarillado, las calles sin asfaltar apenas caían tres gotas se convertían en un barrizal. La electricidad se obtenía con motores y la televisión se veía con batería. Todas estas dificultades consolidaron un movimiento vecinal importante que contó desde sus comienzos con el apoyo incondicional de Don Luis Correa Medina. Ya en el año 1974 se fundó la actual Asociación de Vecinos San Andrés. Don Vicente Acosta Rodríguez fue su primer presidente y ya lleva más de veinticinco años dedicando muchas horas de esfuerzo y lucha por la prosperidad de este núcleo. En cuanto a los nombres de las calles, éstos fueron puestos por Don Manuel Acosta, con la aprobación de todos los vecinos, que decidieron ponerles a todas nombres de santos.
A principios de los años 90, gracias al gran esfuerzo y colaboración de los vecinos, se compró el solar en el que más tarde se edificó la actual sede de la Asociación de Vecinos San Andrés. El dinero para su construcción salió de las múltiples rifas y sorteos que se realizaron para tal fin, así como de la venta de un solar propiedad de la Asociación de Vecinos.
Al carecer de iglesia, la misa se celebraba en la calle San Clemente y un vecino del barrio donó una imagen de la Virgen del Carmen, que pronto se aceptó como patrona del barrio. Años más tarde debido a que la Comunidad Claretiana se hizo cargo de la celebración de la misa, ayudando así al párroco de Tamaraceite a que en todos los barrios pudiera celebrarse una misa los fines de semana, por medio del padre claretiano Don José Antonio Anajo Vidales y la Asociación de Vecinos, se trajo una talla de San Antonio M ª Claret, que es el actual co - patrono de Las Suertes. Con la inauguración del Local Social, la Asociación de Vecinos cedió a la parroquia uno de sus salones para que sirviera de capilla y poder así celebrar la misa en el barrio en un lugar más acogedor y con mejores condiciones que el anterior.
En 1998 debido a las obras de la Circunvalación de la ciudad de Las Palmas de GC, el tráfico hacia Piletas e Isla Perdida, se tuvo que desviar a través de este barrio, lo que motivó que la línea 42 de las Guaguas Municipales tuviera que entrar en el barrio, facilitando de una manera más directa el acceso al transporte urbano entre la capital y nuestro distrito.
lunes, 7 de septiembre de 2009
De romería a Teror
Hace más de 60 años, los naturales de Tamaraceite como los de otros lugares de la isla, se ataviaban con trajes típicos y acudían en romería a visitar a la Vírgen del Pino como cada 7 de septiembre. En nuestro pueblo se reunía un grupito que cada año se vestía de una manera diferente. En la imagen podemos ver a un grupo de tamaraceiteros subiendo el camino de Teror con un traje diseñado por Don Jesús Arencibia.
viernes, 21 de agosto de 2009
Las cuevas de La Montañeta
Situado en lo que se denomina La Montañeta, tiene mayor altura en la Plaza de La Cruz. Vicente Araña sitúa un volcán con entidad propia en la zona del casco, clasificándolo de coladas recientes. En lo alto se pueden observar basaltos con escasa formación de suelo y se puede advertir que hay en su conjunto escaso derrame lávico debido a la poca magnitud del edificio.
Este cono está muy erosionado y degradado por el sobrepoblamiento, la abundancia de construcciones y por las aguas superficiales que han ido arrastrando materiales con el paso de los siglos a zonas sedimentarias limítrofes y al barranco de Tamaraceite.
En este lugar no se dio nunca la actividad agrícola y la vegetación potencial era de carácter xerófilo (tabaiba, barrilla y cardones), presentando en la actualidad escasos hierbajos, barrillas y coscos. En las viviendas aquí situadas se intentó aprovechar en todo momento las cuevas naturales que allí había. Así, las llamadas casas cueva son un agrupamiento de moradas cuya fachada no permite pensar en la actualidad que en su interior podamos encontrar habitaciones excavadas en la roca, frescas y con escasa luminosidad que todavía recuerdan hoy día la forma de vida de nuestros antepasados.
Este cono está muy erosionado y degradado por el sobrepoblamiento, la abundancia de construcciones y por las aguas superficiales que han ido arrastrando materiales con el paso de los siglos a zonas sedimentarias limítrofes y al barranco de Tamaraceite.
En este lugar no se dio nunca la actividad agrícola y la vegetación potencial era de carácter xerófilo (tabaiba, barrilla y cardones), presentando en la actualidad escasos hierbajos, barrillas y coscos. En las viviendas aquí situadas se intentó aprovechar en todo momento las cuevas naturales que allí había. Así, las llamadas casas cueva son un agrupamiento de moradas cuya fachada no permite pensar en la actualidad que en su interior podamos encontrar habitaciones excavadas en la roca, frescas y con escasa luminosidad que todavía recuerdan hoy día la forma de vida de nuestros antepasados.
domingo, 9 de agosto de 2009
Las Fiestas de San Lorenzo
Una de las celebraciones importantes de nuestro distrito son las fiestas de San Lorenzo. Pero según cuentan muchos de los tamaraceiteros de siempre, la fiesta de San Lorenzo lo “hace” la gente de Tamaraceite. Aunque eso me imagino que era antes, ya que las fiestas se han popularizado en gran manera, llegando hasta el pueblo de San Lorenzo muchos visitantes de la ciudad y de pueblos limítrofes.
Una tradición para los más antiguos, para el día de las fiestas, era estrenar ropa y zapatos. Manuel Cazuela antes de fallecer nos contaba que su madre le compró un “ropón” (batín), unos calzoncillos con tiros y unas alpargatas de goma que se las puso en Tamaraceite y cuando llegó a San Lorenzo tuvo que tirarlas porque las tachas se le clavaban en los pies.
Una tradición para los más antiguos, para el día de las fiestas, era estrenar ropa y zapatos. Manuel Cazuela antes de fallecer nos contaba que su madre le compró un “ropón” (batín), unos calzoncillos con tiros y unas alpargatas de goma que se las puso en Tamaraceite y cuando llegó a San Lorenzo tuvo que tirarlas porque las tachas se le clavaban en los pies.
Antes la gente cogía el Camino Viejo y hacía el camino de ida y vuelta a pie, ya que no existía ni la carretera ni la mayoría tenía vehículo para desplazarse. El mayor atractivo de las fiestas han sido los fuegos, muy famosos en toda Canarias y de los más importantes. En la imagen podemos ver a una familia de Tamaraceite dando un paseo por San Lorenzo.
jueves, 30 de julio de 2009
El Movimiento Vecinal en Tamaraceite
Comenzada la segunda parte del siglo XX, allá por los años 50, comienza a llegar de manera lenta al principio para ir creciendo poco a poco, un volumen poblacional a los alrededores de nuestro pueblo de Tamaraceite, donde antes había terrenos de cultivo. Así fueron surgiendo nuestros barrios, con gente procedente del norte de la isla que acudía a trabajar a la ciudad o al sur con el boom del turismo. Este crecimiento sin planificación, ya que los solares eran vendidos a bajo precio y apenas se había realizado planificación urbanística alguna. Los propios vecinos construían sus casas en su tiempo libre, ayudados por los vecinos y familiares. Van apareciendo las primeras asociaciones vecinales de barrios, pero el crecimiento es tal que llega un momento que llega a ser caótico porque comienzan a surgir las necesidades básicas a cubrir como era el agua corriente, el alcantarillado y la electricidad. Un ejemplo de esta unión la tenemos en el barrio de Hoya Andrea, donde son los propios vecinos los que supervisan las obras de alcantarillado del barrio, siendo uno de los mejores de nuestra ciudad.
Dado este avance, a finales de los años 70 los vecinos se tuvieron que unir para reivindicar ante el consitorio las necesidades que tenían. Surgen primeramente las asociaciones de Cabezas de familia, que fueron el comienzo de la resolución de los muchísimos problemas que tenían los barrios y empieza una vida social importante. Más tarde, a mitad de los 70 se comienzan a transformar en Asociaciones de Vecinos y fruto de ello surge la primera federación de asociaciones de España, la Federación de Asociaciones Las Medianías. En ella jugó un papel importante Don Luis García Correa, al que vemos en una asamblea de vecinos tomando la palabra.
viernes, 24 de julio de 2009
Más sobre la historia de la UD Tamaraceite
El amigo Teófilo, hijo de Folito, el que fuera entrenador del Tamaraceite en la época de los años 60 y 70 y guardián del colegio Valencia, nos hace algunas aclaraciones para completar la historia de la UD Tamaraceite. Muchas gracias Teófilo por tus aportaciones porque así podemos construir una historia entre todos. En la fotografía podemos ver la inauguración del local social del Tamaraceite en el año 1971.
"Estimado Esteban:
Quisiera en primer lugar darte un afectuoso saludo y felicitarte por ese magnífico trabajo que estás haciendo para dar a conocer la historia y las tradiciones de este barrio, muy querido para mí, donde pasé gran parte de mi infancia.
Aprovechando la oportunidad que nos brindas para aportar ideas o sugerencias, quisiera comentarte, en referencia a la U.D. Tamaraceite, algunos datos, que creo que, en mi modesta opinión, deberías incluir, a fin de ahondar en lo que ha sido el devenir de este club.
Lorenzo Medina fue un baluarte muy importante en este club, tal como tú expones, pero no debemos olvidar a gente que trabajó duramente por el equipo, tal es el caso de Matías, Guelo, Antonio Falcón, el de Tenoya, y muchos más.
No debemos olvidar a personas como Guerrita, encargado del campo durante muchos años, y su hijo Luis.También destacar a Prudencito, en funciones de delegado del club, Antonio Suárez, antiguo presidente...
En la faceta de jugadores debemos señalar a Marrero, jugador de gran clase, Joaquín "el rata". los hermanos Ramírez, Ramón, Miguel "el moro", Armando, Julio, etcetera.
En referencia a los entrenadores decirte que han pasado muchos por este club, donde encontramos a Victoriero, Naranjo, Lorenzo "el blanco", Juan Manuel Rodríguez , en la época del club en Tercera División , Folito, el cual ejerció de entrenador del Juvenil y del Regional en diferentes temporadas, consiguiéndose un ascenso a 2ª Regional sobre los años 67-68.
Como verás, la historia es larga y te animo a que profundices más sobre el equipo y que prepares un nuevo trabajo, si lo crees conveniente. No trato en ningún momento de hacer una crítica a tu excelente labor de rescatar lo que ha sido este barrio. Sólo he pretendido humildemente aportar una opinión y homenajear a todos aquellos que en diferentes momentos colaboraron por el bien del fútbol del pueblo.
Un saludo a tus hermanos Luciano, Nicolás, y al amigo Pepe ·El platanera" (perdón, por el apodo). Muy buenos ratos pasé con ustedes charlando en la tienda de Sarito".
Aprovechando la oportunidad que nos brindas para aportar ideas o sugerencias, quisiera comentarte, en referencia a la U.D. Tamaraceite, algunos datos, que creo que, en mi modesta opinión, deberías incluir, a fin de ahondar en lo que ha sido el devenir de este club.
Lorenzo Medina fue un baluarte muy importante en este club, tal como tú expones, pero no debemos olvidar a gente que trabajó duramente por el equipo, tal es el caso de Matías, Guelo, Antonio Falcón, el de Tenoya, y muchos más.
No debemos olvidar a personas como Guerrita, encargado del campo durante muchos años, y su hijo Luis.También destacar a Prudencito, en funciones de delegado del club, Antonio Suárez, antiguo presidente...
En la faceta de jugadores debemos señalar a Marrero, jugador de gran clase, Joaquín "el rata". los hermanos Ramírez, Ramón, Miguel "el moro", Armando, Julio, etcetera.
En referencia a los entrenadores decirte que han pasado muchos por este club, donde encontramos a Victoriero, Naranjo, Lorenzo "el blanco", Juan Manuel Rodríguez , en la época del club en Tercera División , Folito, el cual ejerció de entrenador del Juvenil y del Regional en diferentes temporadas, consiguiéndose un ascenso a 2ª Regional sobre los años 67-68.
Como verás, la historia es larga y te animo a que profundices más sobre el equipo y que prepares un nuevo trabajo, si lo crees conveniente. No trato en ningún momento de hacer una crítica a tu excelente labor de rescatar lo que ha sido este barrio. Sólo he pretendido humildemente aportar una opinión y homenajear a todos aquellos que en diferentes momentos colaboraron por el bien del fútbol del pueblo.
Un saludo a tus hermanos Luciano, Nicolás, y al amigo Pepe ·El platanera" (perdón, por el apodo). Muy buenos ratos pasé con ustedes charlando en la tienda de Sarito".
Un abrazo.
sábado, 11 de julio de 2009
Tamaraceite y la Circunvalación
Durante los últimos años, Tamaraceite ha ido sufriendo un cambio importante en su fisonomía. El boom de la construcción y el alto nivel adquisitivo de la población ha ido originando una mayor demanda de suelo urbano. Este fenómeno origina que en torno al pueblo y en fincas abandonadas se comience a construir, ahora sí, con una cierta planificación, aunque sin tener en cuenta las infraestructuras necesarias para hacer la vida más agradable a la gente que se va asentando en el pueblo.
Una obra importante que afectó en gran medida a los habitantes de Tamaraceite y que se término de ejecutar en 1999, fue la 1ª fase de la Circunvalación que conecta la Plaza de América en Guanarteme con Tenoya. Esto ha supuesto un gran desahogo que se llevaba pidiendo desde hacía más de 25 años. Ha sido un gran avance ya que las colas que se formaban en la Carretera General de Tamaraceite, única vía de acceso para los habitantes de esta zona a la ciudad de Las Palmas de G.C., han desaparecido y con ello la distancia entre Tamaraceite y la capital se ha acortado en tiempo, pasando de una media de 30 minutos a 10 en la actualidad. Esta mejor comunicación va a llevar consigo el que a la gente le resulte más fácil desplazarse e irse a vivir a la periferia. Aprovechando esta coyuntura han ido surgiendo urbanizaciones sociales, de protección oficial y de renta libre con precios asequibles al bolsillo de la clase media trabajadora.
Así mismo se ha habilitando suelo para construir viviendas sociales, que, como la urbanización Ciudad del Campo, Hoya Ayala o Lomo de los Frailes Bajo, hacen que a toda esta zona venga un grupo poblacional con necesidades sociales a este distrito. En definitiva, Tamaraceite a comienzos del S.XXI es algo más que un pueblo ya que ha pasado a convertirse en un lugar importantísimo para la expansión de la ciudad de Las Palmas de G.C.
Una obra importante que afectó en gran medida a los habitantes de Tamaraceite y que se término de ejecutar en 1999, fue la 1ª fase de la Circunvalación que conecta la Plaza de América en Guanarteme con Tenoya. Esto ha supuesto un gran desahogo que se llevaba pidiendo desde hacía más de 25 años. Ha sido un gran avance ya que las colas que se formaban en la Carretera General de Tamaraceite, única vía de acceso para los habitantes de esta zona a la ciudad de Las Palmas de G.C., han desaparecido y con ello la distancia entre Tamaraceite y la capital se ha acortado en tiempo, pasando de una media de 30 minutos a 10 en la actualidad. Esta mejor comunicación va a llevar consigo el que a la gente le resulte más fácil desplazarse e irse a vivir a la periferia. Aprovechando esta coyuntura han ido surgiendo urbanizaciones sociales, de protección oficial y de renta libre con precios asequibles al bolsillo de la clase media trabajadora.
Así mismo se ha habilitando suelo para construir viviendas sociales, que, como la urbanización Ciudad del Campo, Hoya Ayala o Lomo de los Frailes Bajo, hacen que a toda esta zona venga un grupo poblacional con necesidades sociales a este distrito. En definitiva, Tamaraceite a comienzos del S.XXI es algo más que un pueblo ya que ha pasado a convertirse en un lugar importantísimo para la expansión de la ciudad de Las Palmas de G.C.
sábado, 27 de junio de 2009
Los Bloques de Tamaraceite
Desde los años 50, Tamaraceite empieza a crecer hacia La Plaza de la Cruz, sin planificación urbanística alguna, calles estrechas, sin vías principales, ni zonas verdes, callejones sin salida, calles laberínticas, etc.
En los años 60 surgen los Bloques o Casas Baratas, con la necesidad de nuevas viviendas en la ciudad. La Administración crea el Patronato Francisco Franco y se van construyendo bloques de viviendas, de apenas 40 metros cuadrados y cuatro plantas de altura. A estas viviendas, que en principio iban a ser destinadas para la gente más humilde del pueblo, ya que el solar donde se contruyeron había sido donado para ese fin, acceden personas de la ciudad, algunos de ellos procedentes de las cuevas de Mata. La gente de Tamaraceite se movilizó ante tal acontecimiento, no porque no quisieran que viniera gente de fuera, sino porque la condición de la donación de los terrenos no se había respetado. Un grupo de vecinos fue a hablar con el Gobernador Civil y como siempre Tamaraceite ha sido un pueblo solidario con la ciudad, se permitió que el 50% de las viviendas fuera para la gente de otros barrios y el resto para los pobres de Tamaraceite. Esto originó que en Tamaraceite se acentuaran las necesidades sociales de los habitantes de nuestro pueblo, ya de por sí gente humilde y trabajadora que apenas podía llegar a final de mes.
En los años 60 surgen los Bloques o Casas Baratas, con la necesidad de nuevas viviendas en la ciudad. La Administración crea el Patronato Francisco Franco y se van construyendo bloques de viviendas, de apenas 40 metros cuadrados y cuatro plantas de altura. A estas viviendas, que en principio iban a ser destinadas para la gente más humilde del pueblo, ya que el solar donde se contruyeron había sido donado para ese fin, acceden personas de la ciudad, algunos de ellos procedentes de las cuevas de Mata. La gente de Tamaraceite se movilizó ante tal acontecimiento, no porque no quisieran que viniera gente de fuera, sino porque la condición de la donación de los terrenos no se había respetado. Un grupo de vecinos fue a hablar con el Gobernador Civil y como siempre Tamaraceite ha sido un pueblo solidario con la ciudad, se permitió que el 50% de las viviendas fuera para la gente de otros barrios y el resto para los pobres de Tamaraceite. Esto originó que en Tamaraceite se acentuaran las necesidades sociales de los habitantes de nuestro pueblo, ya de por sí gente humilde y trabajadora que apenas podía llegar a final de mes.
sábado, 20 de junio de 2009
Historia de nuestros barrios: Los Giles
Los Giles es uno de los barrios de nuestro distrito que más ha crecido en los últimos años. Asomado en las suaves lomas, es divisado desde la Playa de Las Canteras y otros puntos de nuestra geografía insular. Los Giles, como otros barrios de Tamaraceite, fue el punto de asentamiento de muchos habitantes del norte de la isla que venían buscando un suelo barato para poder construir y tener su vivienda cerca del trabajo. Asimismo, muchos de estos terrenos que antes fueron tomateros, al ser convertido en suelo urbanizable, fueron adquiridos por muchos de los vecinos que ya habitaban en Tamaraceite y que compraron por los años 70 su solar. En torno a su nucleo principal han ido surgiendo barrios más pequeños como Ladera Alta Cuevas Blancas, etc. que están haciéndose un hueco importante en el movimiento vecinal de nuestro distrito. Según Boucart, la zona de Los Giles es del volcanismo Mioplioceno, formado por basaltos. Este autor sitúa en Los Giles unas fallas que tienen su prolongación a través de la barra de la playa de Las Canteras, alineándolas con el conjunto volcánico de La Isleta. Macau Vilar, sitúa el conjunto de volcanes de Tamaraceite, en el que incluye el cono volcánico de La Montañeta, alineándolos en dirección NW-SE, la misma que divide en dos a la isla. Para Schmincke (1977), Los Giles pertenecen al Plioceno tardío, con formaciones cuaternarias, las mismas que se encuentran en la zona occidental de La Isleta.
Fuster nos habla de basaltos de la serie III (2,9 mill. de años) al igual que en La Isleta.
Para Vicente Araña, Los Giles son coladas recientes que han llegado al mar y que se han introducido en la cuenca del barranco de Tamaraceite. Carracedo también habla de volcanismo reciente, aunque él hace mención a dos bocas eruptivas que dan lugar a coladas y piroclastos basálticos cuyas fechas de emisión se pueden datar en el II Ciclo volcánico, Plioceno Cuaternario.
Estudiando todas estas teorías y tras el trabajo de campo, podemos afirmar que geomorfológicamente el conjunto de Los Giles está compuesto por dos conos volcánicos desmantelados, con una altura de 293 metros en Punta Batería. La red de drenaje tiene forma radial que ha aprovechado los interfluvios entre las coladas.
La vegetación potencial de Los Giles es propia del piso basal, de carácter xerófilo, con precipitaciones escasas (menos de 200 mm.), gran insolación y altas temperaturas. Las especies más comunes son: tabaiba dulce, ecotonos con acebuchal, balos y comunidades halófilas (barrilla y cosco).
Fuster nos habla de basaltos de la serie III (2,9 mill. de años) al igual que en La Isleta.
Para Vicente Araña, Los Giles son coladas recientes que han llegado al mar y que se han introducido en la cuenca del barranco de Tamaraceite. Carracedo también habla de volcanismo reciente, aunque él hace mención a dos bocas eruptivas que dan lugar a coladas y piroclastos basálticos cuyas fechas de emisión se pueden datar en el II Ciclo volcánico, Plioceno Cuaternario.
Estudiando todas estas teorías y tras el trabajo de campo, podemos afirmar que geomorfológicamente el conjunto de Los Giles está compuesto por dos conos volcánicos desmantelados, con una altura de 293 metros en Punta Batería. La red de drenaje tiene forma radial que ha aprovechado los interfluvios entre las coladas.
La vegetación potencial de Los Giles es propia del piso basal, de carácter xerófilo, con precipitaciones escasas (menos de 200 mm.), gran insolación y altas temperaturas. Las especies más comunes son: tabaiba dulce, ecotonos con acebuchal, balos y comunidades halófilas (barrilla y cosco).
domingo, 14 de junio de 2009
El Corpus en Tamaraceite
El Corpus Christi es una fiesta de la Iglesia Católica destinada a celebrar la Eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de la Iglesia Católica en Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento. La Celebración se lleva a cabo el siguiente jueves al octavo domingo después del Domingo de Resurrección, 60 días después del Domingo de Resurrección; normalmente es el jueves que sigue al noveno domingo siguiente a la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. En España dejó de ser un día festivo hace algunos años, excepto en los municipios donde es fiesta local, y desde entonces la Iglesia lo celebra el domingo siguiente. Las celebraciones del Corpus suelen incluir una procesión en la que la hostia, el mismo Cuerpo de Cristo, se exhibe en una custodia. En Tamaraceite antes se hacían alfombras en las calles del pueblo y alrededores de la iglesia parroquial. Esta tradición se ha ido recuperando en los últimos años por un grupo de gente que hace una alfombra en la Plaza de Don Ceferino Hernández. Hay un dicho popular muy conocido sobre esta fiesta: "Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión".
viernes, 12 de junio de 2009
Historia de nuestros barrios: Piletas
El barrio de Piletas es una de las fracciones en que se ha ido segregando con el paso del tiempo el antiguo Cortijo de san Gregorio que se extendía entre los barrancos del Mascuervo y el que bajaba de san José del Álamo. Entre la parte de El Barrial, que linda con la carretera de Teror y el nordeste de la Montaña de San Gregorio, existió un barranquillo conocido por el nombre de Barranquillo de La Pileta, debido a que los trabajadores de la cantera, que desde tiempo inmemorial surtió de piedra a las construcciones del pueblo de Tamaraceite, tallaron una hondonada en forma de pileta, donde se recogía el agua que brotaba de un manantial que no se agotaba durante el año y de la que se servían para el abasto los aparceros que vivían en los altos del Cortijo, y para todas aquellas personas del pueblo y alrededores que se acercaban a llenar sus cántaros y tallas de esta deliciosa y fresquísima agua de la Cantera de la Pileta.
En el año 1929, con el motivo de aprovechar el agua que corría por el barranquillo, se construyó una presa, que todavía existe en la actualidad y que se llamó La Presa de los Artiles, en referencia al apellido de sus propietarios y que llevó este nombre hasta que comenzaron a construirse las primeras viviendas de lo que hoy es el barrio de Piletas.
En sus inicios, este barrio, quizá debido a la gran anarquía urbanística de sus primeros trazados, se conocía popularmente como “La Ciudad sin Ley”, hasta que más tarde y ya de forma definitiva hasta nuestros días, adquirió el nombre de Piletas, posiblemente en recuerdo de la Cantera de la Pileta o del Barranquillo de la Pileta, existente en la zona. Fue alrededor de 1960 cuando comenzó a urbanizarse este barrio. Desde diferentes puntos de la isla fueron llegando sus primeros habitantes entre los que se encontraba Don José Santiago, Don Marcelino, Don Daniel Artiles y Doña Manuela Pérez Montesdeoca, Doña Manuelita, que vivía en una chabola hecha de bloques mientras poco a poco iba construyendo su casa. Los tres primeros vecinos nacidos en el barrio fueron Pepe Ramón Santiago, Pedro Ramón Castellano y Juan Manuel Reyes.
Impulsados por el “boom tourístico” que dinamizó sobre todo el sector de la construcción en el sur de la isla y dio mucho y buen remunerado trabajo a muchas personas. Poco a poco, con la ayuda que se prestaban unos vecinos a otros, fueron surgiendo en Piletas gran número de casas. Fue una tarea dura y difícil ya que el barrio carecía de agua, luz, asfaltado y alcantarillado. Los terrenos donde se iba construyendo el barrio eran de Doña Dolores como el resto de El Cortijo, y el agua se extraía de las tuberías que pasaban por el mismo y que procedía de los embalses de El Pintor y de Las Fuentes. Es precisamente en estas circunstancias cuando surge un importante personaje, Don Pablo Santana Naranjo, más conocido por Paulito, encargado del agua en una cantonera. Se construyó un depósito de agua, donde actualmente está situada la plaza pública del barrio, después se pusieron en algunas calles una tubería como si fuera el agua de abasto y Paulito era el encargado de llenar el depósito y de abrir las llaves. Él mismo, instaló a la entrada del barrio un depósito de hierro que llenaba cuando pasaba el agua de los pozos y los vecinos acudían allí a buscarla usando para su transporte unos ganchos y dos cacharros. También en uno de sus solares instaló materiales para la construcción que vendía a los vecinos dándoles toda clase de facilidades de pago, por lo que muchas personas del barrio le quedaron agradecidas por este gesto.
Entre los primeros habitantes del barrio hay que destacar a Maestro Juan que se dedicaba a poner inyecciones de forma gratuita a los vecinos. Una de sus primeras inquietudes fue la de lograr que se instalara el agua de abasto. Incontables fueron las gestiones con diferentes organismos para realizar mejoras para el barrio y en 1970 se construyó un depósito en lo alto de la calle Samaría.
A mediados de los años 60 se celebró la primera fiesta en el barrio en honor al Sagrado Corazón de Jesús, cuya imagen se trajo en procesión desde el barrio de El Toscón, quedando instalada en casa de Florencita, y una vez terminados los festejos se trasladó al templo parroquial de San Antonio Abad. El párroco Don Ignacio Domínguez tenía la intención de que el patrón del barrio fuera el Papa San Gregorio, cuya imagen estuvo hasta los años 50 en la ermita del Siglo XVI existente en la montaña del mismo nombre.
Fue en el año 1972, cuando por iniciativa de algunos jóvenes del barrio, se solicitó a la parroquia una imagen para que presidiera en adelante todas las fiestas de Piletas. Don Pío Luis García Marrero, párroco sucesor de Don Ignacio, decidió cederles dada su juventud y valentía, la imagen de una santa italiana que había muerto muy joven, Santa María Goretti, pero con la idea de que ésta no se quedara en el barrio, aunque dada la aceptación que tuvo la santa entre los vecinos, el párroco terminó por donarla definitivamente, quedando guardada en un local de la calle Galilea, donde todos los sábados se celebraba la Santa Misa. La primera fiesta en honor a Santa María Goretti contó con un presupuesto de 25.000 ptas., íntegramente recaudadas por los vecinos del barrio. Se engalanaron casas, calles y plaza que dieron su primer ambiente festivo al barrio. Carreras de sacos, carrozas, verbenas, concursos, etc. animaban las primeras fiestas de este núcleo que a partir de 1979 comienza a celebrar la Bajada de la Rama y La Diana Floreada junto a la elección de la Reina de las Fiestas.
En el año 1974 se formó una Comisión Gestora para la creación de una Asociación de Cabezas de Familia, cuyo presidente fue Segundo Almeida. Poco tiempo después, en una asamblea de vecinos a la que asistieron Don Fernando Ortiz (Alcalde de Las Palmas de GC) y los concejales Don Luis Correa Medina y Don Pedro Bolaños, se leyeron los estatutos y quedó constituida la citada Asociación, siendo su primer presidente Don Juan Santana, cuyo mandato duró hasta 1983. La creación de esta Asociación de Cabezas de Familia fue el comienzo de la resolución de los muchísimos problemas que tenía el barrio y empieza una vida social importante. En 1975 se logró la instalación del alumbrado público y de las viviendas y entre los años 76 y 77 se asfaltaron las calles del barrio.
En el año 1979 se disolvió la Asociación de Cabezas de Familia y pasó a llamarse Asociación de Vecinos Santa M ª Goretti. Algunos de sus mayores logros fue la instalación del C.P. El Cortijo de San Gregorio, ubicado en el propio barrio y la construcción del C.P. Ciudad del Campo en la Carretera General de Teror que empezó a impartir sus clases el día 2 de noviembre de 1980. En el año 1981 se fundó la Agrupación Folklórica Banot cuyo nombre procede de unos palos o lanzas utilizados por los guanches para la caza. En 1983 se fundó el C.F. Piletas.
Terminado el mandato de Don Juan Santana en 1983, fue sustituido por Don Juan Alberto López Galván, que estuvo al frente de la Asociación de Vecinos Santa M ª Goretti, hasta 1986, en cuyo mandato se consiguió, entre otras cosas, la red de alcantarillado y el primer proyecto del Local Social.
En 1986 fue nombrado presidente Don Eloy García Santana, durante su mandato se vió, por fin, hecha realidad la construcción del local social, con una serie de mejoras y una plaza pública. También se amplió el alumbrado público y se crearon los colectivos del Club de Jubilados Montaña de San Gregorio, fundado el 28 de diciembre de 1990, y la Asociación Juvenil Bentejuí, que se fundó el 13 de diciembre de 1991.
En el año 1929, con el motivo de aprovechar el agua que corría por el barranquillo, se construyó una presa, que todavía existe en la actualidad y que se llamó La Presa de los Artiles, en referencia al apellido de sus propietarios y que llevó este nombre hasta que comenzaron a construirse las primeras viviendas de lo que hoy es el barrio de Piletas.
En sus inicios, este barrio, quizá debido a la gran anarquía urbanística de sus primeros trazados, se conocía popularmente como “La Ciudad sin Ley”, hasta que más tarde y ya de forma definitiva hasta nuestros días, adquirió el nombre de Piletas, posiblemente en recuerdo de la Cantera de la Pileta o del Barranquillo de la Pileta, existente en la zona. Fue alrededor de 1960 cuando comenzó a urbanizarse este barrio. Desde diferentes puntos de la isla fueron llegando sus primeros habitantes entre los que se encontraba Don José Santiago, Don Marcelino, Don Daniel Artiles y Doña Manuela Pérez Montesdeoca, Doña Manuelita, que vivía en una chabola hecha de bloques mientras poco a poco iba construyendo su casa. Los tres primeros vecinos nacidos en el barrio fueron Pepe Ramón Santiago, Pedro Ramón Castellano y Juan Manuel Reyes.
Impulsados por el “boom tourístico” que dinamizó sobre todo el sector de la construcción en el sur de la isla y dio mucho y buen remunerado trabajo a muchas personas. Poco a poco, con la ayuda que se prestaban unos vecinos a otros, fueron surgiendo en Piletas gran número de casas. Fue una tarea dura y difícil ya que el barrio carecía de agua, luz, asfaltado y alcantarillado. Los terrenos donde se iba construyendo el barrio eran de Doña Dolores como el resto de El Cortijo, y el agua se extraía de las tuberías que pasaban por el mismo y que procedía de los embalses de El Pintor y de Las Fuentes. Es precisamente en estas circunstancias cuando surge un importante personaje, Don Pablo Santana Naranjo, más conocido por Paulito, encargado del agua en una cantonera. Se construyó un depósito de agua, donde actualmente está situada la plaza pública del barrio, después se pusieron en algunas calles una tubería como si fuera el agua de abasto y Paulito era el encargado de llenar el depósito y de abrir las llaves. Él mismo, instaló a la entrada del barrio un depósito de hierro que llenaba cuando pasaba el agua de los pozos y los vecinos acudían allí a buscarla usando para su transporte unos ganchos y dos cacharros. También en uno de sus solares instaló materiales para la construcción que vendía a los vecinos dándoles toda clase de facilidades de pago, por lo que muchas personas del barrio le quedaron agradecidas por este gesto.
Entre los primeros habitantes del barrio hay que destacar a Maestro Juan que se dedicaba a poner inyecciones de forma gratuita a los vecinos. Una de sus primeras inquietudes fue la de lograr que se instalara el agua de abasto. Incontables fueron las gestiones con diferentes organismos para realizar mejoras para el barrio y en 1970 se construyó un depósito en lo alto de la calle Samaría.
A mediados de los años 60 se celebró la primera fiesta en el barrio en honor al Sagrado Corazón de Jesús, cuya imagen se trajo en procesión desde el barrio de El Toscón, quedando instalada en casa de Florencita, y una vez terminados los festejos se trasladó al templo parroquial de San Antonio Abad. El párroco Don Ignacio Domínguez tenía la intención de que el patrón del barrio fuera el Papa San Gregorio, cuya imagen estuvo hasta los años 50 en la ermita del Siglo XVI existente en la montaña del mismo nombre.
Fue en el año 1972, cuando por iniciativa de algunos jóvenes del barrio, se solicitó a la parroquia una imagen para que presidiera en adelante todas las fiestas de Piletas. Don Pío Luis García Marrero, párroco sucesor de Don Ignacio, decidió cederles dada su juventud y valentía, la imagen de una santa italiana que había muerto muy joven, Santa María Goretti, pero con la idea de que ésta no se quedara en el barrio, aunque dada la aceptación que tuvo la santa entre los vecinos, el párroco terminó por donarla definitivamente, quedando guardada en un local de la calle Galilea, donde todos los sábados se celebraba la Santa Misa. La primera fiesta en honor a Santa María Goretti contó con un presupuesto de 25.000 ptas., íntegramente recaudadas por los vecinos del barrio. Se engalanaron casas, calles y plaza que dieron su primer ambiente festivo al barrio. Carreras de sacos, carrozas, verbenas, concursos, etc. animaban las primeras fiestas de este núcleo que a partir de 1979 comienza a celebrar la Bajada de la Rama y La Diana Floreada junto a la elección de la Reina de las Fiestas.
En el año 1974 se formó una Comisión Gestora para la creación de una Asociación de Cabezas de Familia, cuyo presidente fue Segundo Almeida. Poco tiempo después, en una asamblea de vecinos a la que asistieron Don Fernando Ortiz (Alcalde de Las Palmas de GC) y los concejales Don Luis Correa Medina y Don Pedro Bolaños, se leyeron los estatutos y quedó constituida la citada Asociación, siendo su primer presidente Don Juan Santana, cuyo mandato duró hasta 1983. La creación de esta Asociación de Cabezas de Familia fue el comienzo de la resolución de los muchísimos problemas que tenía el barrio y empieza una vida social importante. En 1975 se logró la instalación del alumbrado público y de las viviendas y entre los años 76 y 77 se asfaltaron las calles del barrio.
En el año 1979 se disolvió la Asociación de Cabezas de Familia y pasó a llamarse Asociación de Vecinos Santa M ª Goretti. Algunos de sus mayores logros fue la instalación del C.P. El Cortijo de San Gregorio, ubicado en el propio barrio y la construcción del C.P. Ciudad del Campo en la Carretera General de Teror que empezó a impartir sus clases el día 2 de noviembre de 1980. En el año 1981 se fundó la Agrupación Folklórica Banot cuyo nombre procede de unos palos o lanzas utilizados por los guanches para la caza. En 1983 se fundó el C.F. Piletas.
Terminado el mandato de Don Juan Santana en 1983, fue sustituido por Don Juan Alberto López Galván, que estuvo al frente de la Asociación de Vecinos Santa M ª Goretti, hasta 1986, en cuyo mandato se consiguió, entre otras cosas, la red de alcantarillado y el primer proyecto del Local Social.
En 1986 fue nombrado presidente Don Eloy García Santana, durante su mandato se vió, por fin, hecha realidad la construcción del local social, con una serie de mejoras y una plaza pública. También se amplió el alumbrado público y se crearon los colectivos del Club de Jubilados Montaña de San Gregorio, fundado el 28 de diciembre de 1990, y la Asociación Juvenil Bentejuí, que se fundó el 13 de diciembre de 1991.
viernes, 5 de junio de 2009
Historia de nuestros barrios: El Toscón
Viera y Clavijo hace mención al pago de El Toscón como uno de los que componían la jurisdicción de San Lorenzo, junto con otros como Lauretal, Tenoya, Tamaraceite, Dragonal y Colmenar. Es por ello uno de los más antiguos de nuestro distrito aunque nunca haya tenido la entidad de pueblo que tenían Tenoya o Tamaraceite por el número de habitantes.
Podemos decir que los orígenes del barrio se remontan a principios de 1800, cuando un grupo de personas procedentes del interior de la isla, eligieron este lugar, situado entre Tamaraceite, San José del Álamo y Miraflor para iniciar una nueva vida junto a sus familias.
El Toscón está a 10 kilómetros de Las Palmas de G.C., sirve de límite entre nuestra capital y el municipio de Teror. Las nuevas edificaciones rodean a aquellas casas centenarias que habitaron las primeras familias del barrio. Entre ellas, y cuyos descendientes aún viven en la zona, se encuentran la de los Montesdeoca, los Yedras y los Jiménez. Los sacrificios de estas personas dedicados a la agricultura y a la ganadería eran muchos, ya que según cuentan los más viejos del lugar, sus antepasados tenían que ir caminando a la capital para vender sus productos.
Durante las dos últimas décadas el barrio se ha extendido hacia lo ancho y alto de la ladera y curiosamente sus calles han tomado nombre de profesiones como El Soldador, Pulidor, Jardinero, Ebanista, etc. En la actualidad el barrio está dividido en tres núcleos: El Toscón Alto, El Toscón Bajo y El Fielato y el número de habitantes pasa del millar de personas a finales del siglo XX. Estos tres núcleos están unidos primero por medio de la Asociación de Cabezas de Familia y luego, desde 1973 por la Asociación de Vecinos Sagrado Corazón de Jesús.
Según la información facilitada por la Asociación de Vecinos fecha en 1974 la conducción del agua del barrio, y la instalación eléctrica en marzo de 1977. Ambos servicios fueron sufragados mayoritariamente por los vecinos en concepto de contribuciones especiales. La difícil orografía de El Toscón hace que la instalación de servicios sea complicada aunque las vistas que tiene al campo lo hacen un lugar ideal para vivir.
Una de las primeras tareas que acometió la Asociación de Vecinos fue la de facilitar la comunicación de las barriadas hormigonando su arteria principal. El Toscón cuenta con una pequeña iglesia que se empezó a construir el los años 70, donde se venera la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que es el patrono del barrio.
Podemos decir que los orígenes del barrio se remontan a principios de 1800, cuando un grupo de personas procedentes del interior de la isla, eligieron este lugar, situado entre Tamaraceite, San José del Álamo y Miraflor para iniciar una nueva vida junto a sus familias.
El Toscón está a 10 kilómetros de Las Palmas de G.C., sirve de límite entre nuestra capital y el municipio de Teror. Las nuevas edificaciones rodean a aquellas casas centenarias que habitaron las primeras familias del barrio. Entre ellas, y cuyos descendientes aún viven en la zona, se encuentran la de los Montesdeoca, los Yedras y los Jiménez. Los sacrificios de estas personas dedicados a la agricultura y a la ganadería eran muchos, ya que según cuentan los más viejos del lugar, sus antepasados tenían que ir caminando a la capital para vender sus productos.
Durante las dos últimas décadas el barrio se ha extendido hacia lo ancho y alto de la ladera y curiosamente sus calles han tomado nombre de profesiones como El Soldador, Pulidor, Jardinero, Ebanista, etc. En la actualidad el barrio está dividido en tres núcleos: El Toscón Alto, El Toscón Bajo y El Fielato y el número de habitantes pasa del millar de personas a finales del siglo XX. Estos tres núcleos están unidos primero por medio de la Asociación de Cabezas de Familia y luego, desde 1973 por la Asociación de Vecinos Sagrado Corazón de Jesús.
Según la información facilitada por la Asociación de Vecinos fecha en 1974 la conducción del agua del barrio, y la instalación eléctrica en marzo de 1977. Ambos servicios fueron sufragados mayoritariamente por los vecinos en concepto de contribuciones especiales. La difícil orografía de El Toscón hace que la instalación de servicios sea complicada aunque las vistas que tiene al campo lo hacen un lugar ideal para vivir.
Una de las primeras tareas que acometió la Asociación de Vecinos fue la de facilitar la comunicación de las barriadas hormigonando su arteria principal. El Toscón cuenta con una pequeña iglesia que se empezó a construir el los años 70, donde se venera la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que es el patrono del barrio.
sábado, 30 de mayo de 2009
Tamaraceite, de cantón aborígen a barrio dormitorio.
Gran Canaria, según Viera y Clavijo, estaba dividida en varios cantones o pequeños estados: Galdar, Telde, Agüimez, Texeda, Aquexata, Agaete, Tamarazeyte, Artebirgo, Artiacar y Arucas, gobernadas por reyes, llamándose el de Tamarazeyte “Adeun”. Tamaraceite desde tiempos prehistóricos ha estado muy influenciada por el hombre ya que era un lugar de vital importancia agrícola y ganadera dentro de la isla de Gran Canaria, como así recogen diferentes historiadores. La población aborigen se asentaba principalmente en lo que hoy conocemos por “La Montañeta” y prueba de ello son las innumerables cuevas que existen en la zona y que sirvieron de vivienda a nuestros abuelos, hace apenas 40 ó 50 años. También se han ido descubriendo otros asentamientos, donde se han encontrado restos de construcciones y necrópolis: Los Dragos, Los Giles, Lomo los Frailes, Rugayo, Las Cuevas del Rey y la Montaña de San Gregorio. Este último yacimiento se encuentra en un antiguo camino que llevaba a la gente en ruta hacia Teror. En uno de sus márgenes se levantaba una ermita del S.XVI de la que sólo quedan restos de sus muros ya derruidos junto a unos "mamotretos" en una zona hasta hace pocos años protegida. Viera y Clavijo, del mismo modo, hace referencia al cantón de Tamarazeyte, ya que cuando se otorgó la escritura de toma de posesión de la isla por Diego de Herrera el 11 de enero de 1476, fueron enviados canarios de cada uno de los pueblos de la isla, entre los que se encontraba el enviado de Tamarazeyte.
Esta zona fue muy abundante en agua por lo que no es equivocado decir que fuera un lugar apetecible para el asentamiento aborigen. Así mismo era un sitio de paso hacia el centro y norte de la isla ya que aprovechaban el barranco de Guanarteme o las suaves lomas que había entre La Isleta y Tamaraceite.
Desde 1476 se data la existencia del cantón de Tamaraceite. Durante la colonización, los historiadores Abreu y Galindo y Morales Padrón hablan de capturas de ganado, productos agrícolas y de la existencia de grandes palmerales. En el S. XVII hay referencias de las primeras inundaciones. En 1641, cuando sólo llevaba un año construida la ermita, un temporal hizo correr el barranco de Tamaraceite, inundándose la misma. Se veían nadando las vigas, tablas y tallas a pesar de que ésta se encuentra a más de 25 metros del lecho del barranco.
En este periodo colonial, S.XVI y XVII, aparte de las cuevas de la Montañeta, se constituye un caserío, concentrado en hacienda de señores y que se ubica en el margen izquierdo del barranco de Tamaraceite, en lo que ahora es El Puente o Las Casas de Abajo. Este primitivo poblamiento, junto a La Mayordomía, donde se levantó la ermita de San Sebastián y San Buenaventura en 1683, estaba compuesto de casas modestas cuyas características de construcción eran: tejado a dos aguas con cubierta de tejas y balconada, existiendo algunas construcciones de dos plantas.
Asimismo en este siglo y en el siguiente, el XVIII, se continúa con la desforestación de toda esta zona. Según René Verneau, aquí aparecen las primeras plantaciones de caña de azúcar. En 1735 el obispo de Canarias don Pedro Manuel Dávila y Cárdenes a través de las Constituciones Sinodales le da a Tamaraceite una población de 100 vecinos.
En el S.XIX hay referencias de cultivos como el trigo, legumbres, papas y hortalizas y se empiezan a construir importantes depósitos de agua. A la influencia de la agricultura y de los fenómenos naturales en la degradación del paisaje hay que sumar desde mucho antes el sobrepastoreo, ya que los rebaños de Tamaraceite permanecían aquí desde noviembre hasta julio, para después trasladarse a Valleseco o Firgas.
René Verneau en su libro Cinco años de estancia en las Islas Canarias habla de cómo era este lugar: “en Tamaraceite todos los cocheros que vienen de la capital hacen su primera parada para que sus caballos descansen y para humedecerse el gaznate. El cochero canario es un tipo especial. Familiar con todos los viajeros, buen chico en el fondo, tiene que hacer un trabajo increíble a cada subida. Ustedes lo verán levantarse de la silla, gesticular, agitar su látigo y dar gritos enormes a sus caballos... He dicho que el agua es abundante en Tamaraceite. Relativamente lo es en toda la isla, pero en ninguna parte como en el norte. A una corta distancia de la carretera, enfrente de Tamaraceite, se ve San Lorenzo, y a lo largo del camino se encuentran aglomeraciones de casas. En esta comarca la naturaleza arcillosa del suelo permite construir sin muchos gastos amplios depósitos. Para conservar el agua es suficiente excavar un agujero en un sitio conveniente”.
Ya en el S. XX, la introducción del plátano y del tomate contribuye a que el paisaje que conforma Tamaraceite se termine de transformar. Desde finales de los años 40 hasta la actualidad, se produce en Tamaraceite una profunda transformación del paisaje urbano con respecto a otras zonas del municipio de Las Palmas de Gran Canaria, ya que hasta estos años, el poblamiento se caracterizaba por un lento crecimiento. En más de 250 años sólo aumenta en 700 habitantes.
La razón de este crecimiento es el masivo éxodo rural que se produce en esta época. Tamaraceite se constituye en una zona de asentamiento barato, sin planificación, cerca de la ciudad y a la vez cerca de sus núcleos rurales de procedencia que son Artenara, Teror, Valleseco, etc. El Nomenclator de 1950 cifra en 2.712 habitantes de derecho y 2.673 habitantes de hecho.
Muchos de estos asentamientos o barrios surgen en zonas donde las actividades agrarias comienzan a caer en desuso, ya que van abandonando los bancales y los embalses.
Los habitantes de estos nuevos barrios se van a emplear en el sector terciario y en la construcción, trabajando muchos de ellos en el sur de la isla. Podemos decir que desde mediados de los años 60 y principios de los 70, Tamaraceite queda convertido en un barrio dormitorio. Al no tener más suelo en el casco, se van situando las nuevas construcciones en la periferia, surgiendo barrios satélites como Lomo de los Frailes, Las Suertes, Piletas y La Galera.
El censo de 1981, efectuado por el I.N.E. en la provincia de Las Palmas, refleja una cifra de 5.708 habitantes. En el padrón de 1986 la cifra era de 7.560 habitantes. En la encuesta de población del I.C.E. realizada en 1996, Tamaraceite casi había doblado su población, arrojando unas cifras de 13.573 habitantes.
En los últimos años del S XX se produjo en Tamaraceite y en general en toda España, un boom económico, con una bajada importante de los tipos de interés, lo que originó una gran demanda de viviendas. Tamaraceite y todo el Distrito Tamaraceite San Lorenzo Tenoya se ha visto muy afectado por este fenómeno, estimándose la población en 34.319 habitantes en el año 2000, y en el último censo los datos son escalofriantes ya que son cerca de 50.000 los habitantes de este distrito.
Pero este aumento de población y de construcciones no se ha visto beneficiado con la realización de una infraestructura adecuada, para que estos habitantes tengan una buena calidad de vida. No hay parques, ni nuevas canchas deportivas, ni un nuevo centro de salud, sino que se continúa con el mismo equipamiento que cuando la población era mucho menor. Tamaraceite desde 1950 hasta los 80, es un claro ejemplo de subdesarrollo urbanístico, con una alta especulación parcelaria, donde no existen zonas verdes, no se reservan áreas para equipamiento y se parcela en función de la demanda del suelo. En los últimos años se está construyendo de manera desmesurada pero con cierta planificación aunque tampoco está siendo equivalente el crecimiento con la creación de infraestructura deportiva, sanitaria y social adecuada.
Esta zona fue muy abundante en agua por lo que no es equivocado decir que fuera un lugar apetecible para el asentamiento aborigen. Así mismo era un sitio de paso hacia el centro y norte de la isla ya que aprovechaban el barranco de Guanarteme o las suaves lomas que había entre La Isleta y Tamaraceite.
Desde 1476 se data la existencia del cantón de Tamaraceite. Durante la colonización, los historiadores Abreu y Galindo y Morales Padrón hablan de capturas de ganado, productos agrícolas y de la existencia de grandes palmerales. En el S. XVII hay referencias de las primeras inundaciones. En 1641, cuando sólo llevaba un año construida la ermita, un temporal hizo correr el barranco de Tamaraceite, inundándose la misma. Se veían nadando las vigas, tablas y tallas a pesar de que ésta se encuentra a más de 25 metros del lecho del barranco.
En este periodo colonial, S.XVI y XVII, aparte de las cuevas de la Montañeta, se constituye un caserío, concentrado en hacienda de señores y que se ubica en el margen izquierdo del barranco de Tamaraceite, en lo que ahora es El Puente o Las Casas de Abajo. Este primitivo poblamiento, junto a La Mayordomía, donde se levantó la ermita de San Sebastián y San Buenaventura en 1683, estaba compuesto de casas modestas cuyas características de construcción eran: tejado a dos aguas con cubierta de tejas y balconada, existiendo algunas construcciones de dos plantas.
Asimismo en este siglo y en el siguiente, el XVIII, se continúa con la desforestación de toda esta zona. Según René Verneau, aquí aparecen las primeras plantaciones de caña de azúcar. En 1735 el obispo de Canarias don Pedro Manuel Dávila y Cárdenes a través de las Constituciones Sinodales le da a Tamaraceite una población de 100 vecinos.
En el S.XIX hay referencias de cultivos como el trigo, legumbres, papas y hortalizas y se empiezan a construir importantes depósitos de agua. A la influencia de la agricultura y de los fenómenos naturales en la degradación del paisaje hay que sumar desde mucho antes el sobrepastoreo, ya que los rebaños de Tamaraceite permanecían aquí desde noviembre hasta julio, para después trasladarse a Valleseco o Firgas.
René Verneau en su libro Cinco años de estancia en las Islas Canarias habla de cómo era este lugar: “en Tamaraceite todos los cocheros que vienen de la capital hacen su primera parada para que sus caballos descansen y para humedecerse el gaznate. El cochero canario es un tipo especial. Familiar con todos los viajeros, buen chico en el fondo, tiene que hacer un trabajo increíble a cada subida. Ustedes lo verán levantarse de la silla, gesticular, agitar su látigo y dar gritos enormes a sus caballos... He dicho que el agua es abundante en Tamaraceite. Relativamente lo es en toda la isla, pero en ninguna parte como en el norte. A una corta distancia de la carretera, enfrente de Tamaraceite, se ve San Lorenzo, y a lo largo del camino se encuentran aglomeraciones de casas. En esta comarca la naturaleza arcillosa del suelo permite construir sin muchos gastos amplios depósitos. Para conservar el agua es suficiente excavar un agujero en un sitio conveniente”.
Ya en el S. XX, la introducción del plátano y del tomate contribuye a que el paisaje que conforma Tamaraceite se termine de transformar. Desde finales de los años 40 hasta la actualidad, se produce en Tamaraceite una profunda transformación del paisaje urbano con respecto a otras zonas del municipio de Las Palmas de Gran Canaria, ya que hasta estos años, el poblamiento se caracterizaba por un lento crecimiento. En más de 250 años sólo aumenta en 700 habitantes.
La razón de este crecimiento es el masivo éxodo rural que se produce en esta época. Tamaraceite se constituye en una zona de asentamiento barato, sin planificación, cerca de la ciudad y a la vez cerca de sus núcleos rurales de procedencia que son Artenara, Teror, Valleseco, etc. El Nomenclator de 1950 cifra en 2.712 habitantes de derecho y 2.673 habitantes de hecho.
Muchos de estos asentamientos o barrios surgen en zonas donde las actividades agrarias comienzan a caer en desuso, ya que van abandonando los bancales y los embalses.
Los habitantes de estos nuevos barrios se van a emplear en el sector terciario y en la construcción, trabajando muchos de ellos en el sur de la isla. Podemos decir que desde mediados de los años 60 y principios de los 70, Tamaraceite queda convertido en un barrio dormitorio. Al no tener más suelo en el casco, se van situando las nuevas construcciones en la periferia, surgiendo barrios satélites como Lomo de los Frailes, Las Suertes, Piletas y La Galera.
El censo de 1981, efectuado por el I.N.E. en la provincia de Las Palmas, refleja una cifra de 5.708 habitantes. En el padrón de 1986 la cifra era de 7.560 habitantes. En la encuesta de población del I.C.E. realizada en 1996, Tamaraceite casi había doblado su población, arrojando unas cifras de 13.573 habitantes.
En los últimos años del S XX se produjo en Tamaraceite y en general en toda España, un boom económico, con una bajada importante de los tipos de interés, lo que originó una gran demanda de viviendas. Tamaraceite y todo el Distrito Tamaraceite San Lorenzo Tenoya se ha visto muy afectado por este fenómeno, estimándose la población en 34.319 habitantes en el año 2000, y en el último censo los datos son escalofriantes ya que son cerca de 50.000 los habitantes de este distrito.
Pero este aumento de población y de construcciones no se ha visto beneficiado con la realización de una infraestructura adecuada, para que estos habitantes tengan una buena calidad de vida. No hay parques, ni nuevas canchas deportivas, ni un nuevo centro de salud, sino que se continúa con el mismo equipamiento que cuando la población era mucho menor. Tamaraceite desde 1950 hasta los 80, es un claro ejemplo de subdesarrollo urbanístico, con una alta especulación parcelaria, donde no existen zonas verdes, no se reservan áreas para equipamiento y se parcela en función de la demanda del suelo. En los últimos años se está construyendo de manera desmesurada pero con cierta planificación aunque tampoco está siendo equivalente el crecimiento con la creación de infraestructura deportiva, sanitaria y social adecuada.
viernes, 22 de mayo de 2009
La Primera Comunión
Las fiestas litúrgicas no sólo eran motivo de devoción sino de verdadero festejo y alegría. Debido a la falta de espacios de ocio tal y como los tenemos ahora los habitantes esperaban con deseo actos como las “Novenas de Mayo”, la excusa perfecta para, además de rezar a la Virgen, realizar representaciones en las que participaban todos. Los niños se esmeraban en memorizar aquellos versos que luego iban a ser escuchados por un ansioso público.
La Primera Comunión era y es un evento que los niños esperan con ilusión. Hay quien la recuerda muy bien, sobre todo los más veteranos. Antes de recibir el sacramento no debían ingerir alimento alguno, al menos doce horas antes de la celebración, así que los bostezos, desmayos y desvanecimientos eran muy usuales. Los vestidos eran sencillos, hechos en casa. La Plaza, siempre presente, ofrecía su escalinata para la tradicional foto de grupo que muchos tendrán todavía en algún lugar privilegiado de su casa.
Luego venía la Confirmación, muy poquito después de la Primera Comunión. En los años del obispo Pildain, se aprovechaba el balcón de la casa de Pinito Villegas para desde allí dirigir la celebración.
Todos recuerdan la catequesis como una obligación cotidiana más, antes de entrar a la Iglesia se formaban las correspondientes filas, como si se tratara de la escuela y podían escucharse los cantos de los niños para luego comenzar la jornada de catequesis.
Luego venía la Confirmación, muy poquito después de la Primera Comunión. En los años del obispo Pildain, se aprovechaba el balcón de la casa de Pinito Villegas para desde allí dirigir la celebración.
Todos recuerdan la catequesis como una obligación cotidiana más, antes de entrar a la Iglesia se formaban las correspondientes filas, como si se tratara de la escuela y podían escucharse los cantos de los niños para luego comenzar la jornada de catequesis.
sábado, 16 de mayo de 2009
Las tiendas y los bares de antes en Tamaraceite
Hoy vamos a recordar las tiendas más antiguas de Tamaraceite. Una de las más populares fue la tienda de Mariquita Serapita, donde se podía comprar embutidos, chorizos, pan y los famosos bizcochos lustrados que estaban hechos de una masa compuesta de la flor de la harina, huevos y azúcar cocida en un horno pequeño y en trozos de distintas formas y no gran tamaño. Se le llama lustrado porque está cubierto de una capa de almíbar a punto de nieve que se cristaliza al meterla en el horno. Los coches de hora hacían su parada justo enfrente, en la misma curva, y muchos de los que en ellos viajaban bajaban a comprar los famosos bizcochos de Mariquita Villegas. En el muro de Mariquita Villegas y en el de Juan Pérez se formaban grandes tertulias, al igual que en el bar de Cristóbal, un poco más abajo, punto este importante del paseo por sus olores y por los encantos de Fiíta. En los descansos de los bailes se iba al bar de Cristobal a comer calamares, vueltas o mero y la copita de anís, sifón, vermut o la clásica cerveza. Si volvemos a cruzar la carretera y desde el callejón del cine hasta la plaza, al lado de Mariquita Pernía estaba el bar de Horacio que antes fue una carpintería cuya especialidad eran las cajas de muertos.Siguiendo por esta misma acera nos podíamos encontrar el “centro comercial” de Juan Pérez, tienda, ferretería, cafetería y bar. Éste tenía también un lugar de reunión donde se encontraban los más pudientes del pueblo. Un poco más abajo estaba situada la tienda de Jaime, que luego fue una barbería. Tiendas más modernas fueron las de Perquito Acosta, Antoñito el "Rabúo" en la Carretera General donde ahora está la relojería y los bares de Perico y el Ovejero. No hay que olvidar a las tiendas que estaban en la Montañeta y en la zona de Los Grupos y que me gustaría nombrar: la tienda de Carmita Déniz, Santiaguito (el del helado), Rosita, la tienda de Batista, Antoñita (ahora la tienda de Vicente), Sarito (frente al Adán del Castillo),Santiago Ramos, Nene, y las panaderías de Domingo, Periquito Benítez y Servando. No podemos olvidarnos de Manolo Cabrera, impulsor de los grandes comercios en la isla y que dió a conocer nuestro pueblo en toda la isla, sobre todo por la venta de televisores De Wald. Con el tiempo la principal zona comercial va creciendo en torno a la Carretera General, aprovechando la vía de comunicación con otros pueblos como Teror, Arucas o Tenoya pero que a su vez va a ser vía de paso, por la que muchos de los nuevos vecinos tienen que pasar hasta llegar a sus hogares en barrios como Piletas, Las Suertes, El Toscón, La Galera, etc. En la actualidad es la zona comercial por excelencia, aparte de las entidades bancarias, la forman pequeños comercios como farmacias, relojerías, tiendas de deportes, supermercados, bares, autoescuelas, estudios fotográficos, academias, boutiques, pescaderías, ópticas, agencias de viajes, etc., que cubren la demanda de la población de la zona.
sábado, 9 de mayo de 2009
Madres de antier
¡Qué trabajitos pasaban nuestras madres y abuelas!. La mujer era la protagonista de la vida social de los pueblos ya que el marido se pasaba todo el día trabajando, desde que amanecía hasta el anochecer. Luego en sus ratos libres se iban a los bares a “olvidar las penas” y a echar una mano con los amigos.
Eran dignas de hacerles un monumento. Se levantaban de madrugada para preparar la “talega” al marido, que salía a trabajar a las 6 de la mañana, y ya no se acostaban para ir haciendo las tareas de la casa y tener el desayuno y la ropa de los chiquillos para llevarlos a la escuela.
Cuando los niños estaban en la escuela las mujeres aprovechaban para ir a lavar al barranco, a las acequias o a la Paterna o Cuesta Blanca, donde hubiese agua ese día. Había algunas que aparte de las labores domésticas se dedicaban a hacer algunos “lavados” de las personas más pudientes de Tamaraceite y de Las Palmas. Eran las llamadas lavanderas, como Anita Quevedo, Conchita y otras muchas que burro en mano recorrían sus buenos kilómetros por 20 pesetas al mes y así ayudar a la economía doméstica. Las que no se dedicaban a esto también tenían que recorrer muchos kilómetros para hacer los lavados. Utilizaban jabón “lagarto” y “suasto” para blanquear. Muchas se metían dentro de la acequia o los estanques para que la ropa quedase más limpia, sobre todo si era ropa de hilo, pesada, o algodón. La ropa blanca, al terminar el lavado se metía en un cubo con añil para que quedara más blanquita.
Durante el lavado, entre conversación y conversación, entre discusión y discusión, que también las había, se echaban algo a la boca, algún higo pasado generalmente, porque la tarea duraba todo el día, que generalmente era los lunes, cuando solía correr el agua. La ropa venía casi seca, la ponían encima de las piedras o las pitas para que así no se ensuciara. La ropa blanca era la que tendían en casa ya que sólo la traían torcida.
Cuando llegaban de lavar había que meterse en la cocina. ¡Antes no había que pensar qué hacer de comer al siguiente día!. Los que no tenían cocinilla de hierro, ponían dos piedras y leña para hacer el fuego. Como leña iban a buscar a la Montaña de San Gregorio la “gamona” o utilizaban tuneras indias secas, “bostas”, tabaibas o serrín.
El potaje era la comida habitual, los plátanos verdes sancochados con aceite y vinagre, café y cebada. La carne era para los domingos y el que tenía gallinas a esperar que pusiera para ir a vender el huevo o cambiarlo por algo de sustento. La leche sí que no faltaba porque casi todo el mundo tenía una cabrita en su casa. De la cabra se aprovechaba todo, el “veletén” , el suero y el queso porque la mantequilla era para los más pudientes.
Un hecho que incluso yo recuerdo, es ir a los alpendres de don Sixto Henríquez a tomar leche y gofio, poniendo la “escudilla” debajo de la teta de la vaca.
Los potajes eran de judías o jaramagos y caldos de papas con cebolla que era el “conduto”. El aceite era a granel igual que el petróleo, como los granos que venían en sacos y se compraba ¼ Kg, ½ Kg, etc.
Pero nuestras abuelas y madres también tenían que ir a comprar. Algunas lo hacían a casa de Antoñita de la Cruz del Ovejero, Prudencito Medina, Pedro Acosta, Pepita Acosta, Juanito Granados, Mariquita Serapita, Antoñito, etc.
La contabilidad era otra de las tareas que tenía que llevar la mujer de esta época. Los “fiados” eran la manera peculiar de compra, no hacía falta tarjeta ni monedas. Se pagaba semanalmente o en las fechas de pago como era el 18 de julio o las pascuas. Cuando pagaban se le regalaba un caramelo de regaliz. Hay que tener en cuenta que muchas de nuestras madres y abuelas no sabían leer ni escribir, pero tenían una manera particular de llevar la contabilidad: la peseta era una cruz, la perra una raya y el duro un círculo. Y nadie les engañaba.
Otra de las maneras de compra era hacerlo a los vendedores ambulantes. Esta era una imagen típica de los pueblos de nuestra isla. En Tamaraceite eran muchos los que vendían, sobre todo pescado, como Juanito el árabe, Pinito, Juan Cantero y Andrecito.
Antes no se congelaban los alimentos, aunque no hacía falta ya que los alimentos no se guardaban sino que se compraba lo del día. Si se quería conservar de un día para otro lo ponían cerca de la pila del agua y allí se mantenía fresquito.
Ya por la tarde y después de recoger la cocina tocaba echarse un “buchito” de café, aunque éste no tenga nada que ver con el café de ahora ya que incluso había que tostarlo en casa, en los “molinillos” que todavía algunos conservan.
Otra de las labores de la casa era planchar. Primero había que dar fuego al brasero y poner los hierros a calentar. Este era un trabajo muy complicado. Las cosas se facilitaron mucho cuando llegaron las planchas de carbón. Después de planchar tocaba coser, hasta que se iba el sol porque después ya no se veía bien. Una de las tareas que se ha ido perdiendo es la de “zurcir”, se le ponía a los calcetines un huevo de madera para poder hacer bien el zurcido, aunque también éste también se le hacía al resto de la ropa. Las mujeres, casi todas, sabían coser y ellas mismas se hacían los trajes y los de sus hijos. Una tradición era estrenar para la fiesta de San Lorenzo. Para las que no sabían coser o no se les daba nada más que los remiendos, había costureras como Paquita Cabrera. Las que podían ahorrar un duro iban a Las Palmas a las tiendas de Rivero o Cardona y pagaban con un vale.
En lo que no se perdía mucho tiempo era en limpiar el baño, porque no lo había. No existía ni el papel higiénico y se utilizaba una piedra o papel del vaso, con el que nos envolvían el grano en la tienda. Para limpiar los exteriores de la casa, para evitar las pulgas y los carrancios, se utilizaba el “zotal”. Para los interiores, ya que los pisos eran de cemento, se utilizaba petróleo para que se quedaran brillantes.
En otro orden de cosas, si alguien se ponía malo iba a la farmacia de Don Paco Arencibia o a la de Don Vicente Artiles, más tarde. Si la cosa iba a más se iba al médico o al practicante que te ponía una inyección utilizando la misma jeringuilla que antes había utilizado con otro paciente que no sabía si tenía gripe, tifus o hepatitis. Pero también había remedios caseros como la leche caliente de mujer parida, el agua del “rolo” o del millo o aceite caliente para el dolor de oídos. Para el dolor de “barriga” se calentaba aceite y se ponía en un papel vaso sobre el lugar donde dolía. Para la fiebre se abrigaba y era típico coger un “sudor” para bajar la temperatura.
A la hora de dar a luz, los partos eran en las casas. Muchos de los niños que ahora tienen 40, 50 ó 60 años nacieron con Mariquita García, Encarnacionita López o Cesarita Afonso, las parteras del pueblo, a las que venían a buscar desde otros pueblos para que asistieran a las parturientas. Las mujeres no querían ir a la clínica porque asociaban el ir a la clínica con morirse, ya que allí iban los partos difíciles y que las parteras no podían asistir a pesar de su experiencia
Otra de las labores de las madres y de las hijas, que las mandaban, era ir a buscar agua al pilar, para bañarse, para la comida o para regar las flores, ya que hasta bien entrados los años 60 fue cuando se empezó a instalar el agua corriente en las casas. Una de las primeras personas que tuvo el agua corriente en la Montañeta fue Pedro Benítez.
Los tamaraceiteros y tamaraceiteras se bañaban con palanganas y el agua se calentaba primero y luego se mezclaba. El baño, no como ahora, era todas las semanas y si las mujeres tenían el periodo, el agua no se podía ni tocar porque se volvían “locas”.
Las mujeres más jóvenes, cuando acababan la tarea y ya entrada la noche, a la luz de un candil de carburo y alguna que otra vela, mientras los hombres estaban echando una partidita, se iban a casa de las amigas a hablar de novios o a escuchar en la radio las novelas de “radio Andorra” que era la única que se oía por los años 60.
Hay que destacar que muchas de las radios a válvulas y alimentadas con batería las montaba Macriver en cajas de madera que servían de transporte para botellas de bebida, cuando tenía un pequeño taller en la carretera general, antes de trasladarse a La Cruz del Ovejero, lo que luego sería un gran centro comercial para la época. También Manolo Cabrera fue uno de los primeros que trajo la televisión a Canarias. La marca DeWald fue una de las más conocidas.
Ya llegada la noche, nunca después de las 9, se iban a casa a dormir, compartiendo la cama con los hermanos ya que las casas no eran como las de ahora en que cada uno tiene su cuarto, pero con mucha, mucha alegría porque como dice el dicho, no es más feliz el que más tiene sino el que menos conoce.
Eran dignas de hacerles un monumento. Se levantaban de madrugada para preparar la “talega” al marido, que salía a trabajar a las 6 de la mañana, y ya no se acostaban para ir haciendo las tareas de la casa y tener el desayuno y la ropa de los chiquillos para llevarlos a la escuela.
Cuando los niños estaban en la escuela las mujeres aprovechaban para ir a lavar al barranco, a las acequias o a la Paterna o Cuesta Blanca, donde hubiese agua ese día. Había algunas que aparte de las labores domésticas se dedicaban a hacer algunos “lavados” de las personas más pudientes de Tamaraceite y de Las Palmas. Eran las llamadas lavanderas, como Anita Quevedo, Conchita y otras muchas que burro en mano recorrían sus buenos kilómetros por 20 pesetas al mes y así ayudar a la economía doméstica. Las que no se dedicaban a esto también tenían que recorrer muchos kilómetros para hacer los lavados. Utilizaban jabón “lagarto” y “suasto” para blanquear. Muchas se metían dentro de la acequia o los estanques para que la ropa quedase más limpia, sobre todo si era ropa de hilo, pesada, o algodón. La ropa blanca, al terminar el lavado se metía en un cubo con añil para que quedara más blanquita.
Durante el lavado, entre conversación y conversación, entre discusión y discusión, que también las había, se echaban algo a la boca, algún higo pasado generalmente, porque la tarea duraba todo el día, que generalmente era los lunes, cuando solía correr el agua. La ropa venía casi seca, la ponían encima de las piedras o las pitas para que así no se ensuciara. La ropa blanca era la que tendían en casa ya que sólo la traían torcida.
Cuando llegaban de lavar había que meterse en la cocina. ¡Antes no había que pensar qué hacer de comer al siguiente día!. Los que no tenían cocinilla de hierro, ponían dos piedras y leña para hacer el fuego. Como leña iban a buscar a la Montaña de San Gregorio la “gamona” o utilizaban tuneras indias secas, “bostas”, tabaibas o serrín.
El potaje era la comida habitual, los plátanos verdes sancochados con aceite y vinagre, café y cebada. La carne era para los domingos y el que tenía gallinas a esperar que pusiera para ir a vender el huevo o cambiarlo por algo de sustento. La leche sí que no faltaba porque casi todo el mundo tenía una cabrita en su casa. De la cabra se aprovechaba todo, el “veletén” , el suero y el queso porque la mantequilla era para los más pudientes.
Un hecho que incluso yo recuerdo, es ir a los alpendres de don Sixto Henríquez a tomar leche y gofio, poniendo la “escudilla” debajo de la teta de la vaca.
Los potajes eran de judías o jaramagos y caldos de papas con cebolla que era el “conduto”. El aceite era a granel igual que el petróleo, como los granos que venían en sacos y se compraba ¼ Kg, ½ Kg, etc.
Pero nuestras abuelas y madres también tenían que ir a comprar. Algunas lo hacían a casa de Antoñita de la Cruz del Ovejero, Prudencito Medina, Pedro Acosta, Pepita Acosta, Juanito Granados, Mariquita Serapita, Antoñito, etc.
La contabilidad era otra de las tareas que tenía que llevar la mujer de esta época. Los “fiados” eran la manera peculiar de compra, no hacía falta tarjeta ni monedas. Se pagaba semanalmente o en las fechas de pago como era el 18 de julio o las pascuas. Cuando pagaban se le regalaba un caramelo de regaliz. Hay que tener en cuenta que muchas de nuestras madres y abuelas no sabían leer ni escribir, pero tenían una manera particular de llevar la contabilidad: la peseta era una cruz, la perra una raya y el duro un círculo. Y nadie les engañaba.
Otra de las maneras de compra era hacerlo a los vendedores ambulantes. Esta era una imagen típica de los pueblos de nuestra isla. En Tamaraceite eran muchos los que vendían, sobre todo pescado, como Juanito el árabe, Pinito, Juan Cantero y Andrecito.
Antes no se congelaban los alimentos, aunque no hacía falta ya que los alimentos no se guardaban sino que se compraba lo del día. Si se quería conservar de un día para otro lo ponían cerca de la pila del agua y allí se mantenía fresquito.
Ya por la tarde y después de recoger la cocina tocaba echarse un “buchito” de café, aunque éste no tenga nada que ver con el café de ahora ya que incluso había que tostarlo en casa, en los “molinillos” que todavía algunos conservan.
Otra de las labores de la casa era planchar. Primero había que dar fuego al brasero y poner los hierros a calentar. Este era un trabajo muy complicado. Las cosas se facilitaron mucho cuando llegaron las planchas de carbón. Después de planchar tocaba coser, hasta que se iba el sol porque después ya no se veía bien. Una de las tareas que se ha ido perdiendo es la de “zurcir”, se le ponía a los calcetines un huevo de madera para poder hacer bien el zurcido, aunque también éste también se le hacía al resto de la ropa. Las mujeres, casi todas, sabían coser y ellas mismas se hacían los trajes y los de sus hijos. Una tradición era estrenar para la fiesta de San Lorenzo. Para las que no sabían coser o no se les daba nada más que los remiendos, había costureras como Paquita Cabrera. Las que podían ahorrar un duro iban a Las Palmas a las tiendas de Rivero o Cardona y pagaban con un vale.
En lo que no se perdía mucho tiempo era en limpiar el baño, porque no lo había. No existía ni el papel higiénico y se utilizaba una piedra o papel del vaso, con el que nos envolvían el grano en la tienda. Para limpiar los exteriores de la casa, para evitar las pulgas y los carrancios, se utilizaba el “zotal”. Para los interiores, ya que los pisos eran de cemento, se utilizaba petróleo para que se quedaran brillantes.
En otro orden de cosas, si alguien se ponía malo iba a la farmacia de Don Paco Arencibia o a la de Don Vicente Artiles, más tarde. Si la cosa iba a más se iba al médico o al practicante que te ponía una inyección utilizando la misma jeringuilla que antes había utilizado con otro paciente que no sabía si tenía gripe, tifus o hepatitis. Pero también había remedios caseros como la leche caliente de mujer parida, el agua del “rolo” o del millo o aceite caliente para el dolor de oídos. Para el dolor de “barriga” se calentaba aceite y se ponía en un papel vaso sobre el lugar donde dolía. Para la fiebre se abrigaba y era típico coger un “sudor” para bajar la temperatura.
A la hora de dar a luz, los partos eran en las casas. Muchos de los niños que ahora tienen 40, 50 ó 60 años nacieron con Mariquita García, Encarnacionita López o Cesarita Afonso, las parteras del pueblo, a las que venían a buscar desde otros pueblos para que asistieran a las parturientas. Las mujeres no querían ir a la clínica porque asociaban el ir a la clínica con morirse, ya que allí iban los partos difíciles y que las parteras no podían asistir a pesar de su experiencia
Otra de las labores de las madres y de las hijas, que las mandaban, era ir a buscar agua al pilar, para bañarse, para la comida o para regar las flores, ya que hasta bien entrados los años 60 fue cuando se empezó a instalar el agua corriente en las casas. Una de las primeras personas que tuvo el agua corriente en la Montañeta fue Pedro Benítez.
Los tamaraceiteros y tamaraceiteras se bañaban con palanganas y el agua se calentaba primero y luego se mezclaba. El baño, no como ahora, era todas las semanas y si las mujeres tenían el periodo, el agua no se podía ni tocar porque se volvían “locas”.
Las mujeres más jóvenes, cuando acababan la tarea y ya entrada la noche, a la luz de un candil de carburo y alguna que otra vela, mientras los hombres estaban echando una partidita, se iban a casa de las amigas a hablar de novios o a escuchar en la radio las novelas de “radio Andorra” que era la única que se oía por los años 60.
Hay que destacar que muchas de las radios a válvulas y alimentadas con batería las montaba Macriver en cajas de madera que servían de transporte para botellas de bebida, cuando tenía un pequeño taller en la carretera general, antes de trasladarse a La Cruz del Ovejero, lo que luego sería un gran centro comercial para la época. También Manolo Cabrera fue uno de los primeros que trajo la televisión a Canarias. La marca DeWald fue una de las más conocidas.
Ya llegada la noche, nunca después de las 9, se iban a casa a dormir, compartiendo la cama con los hermanos ya que las casas no eran como las de ahora en que cada uno tiene su cuarto, pero con mucha, mucha alegría porque como dice el dicho, no es más feliz el que más tiene sino el que menos conoce.
viernes, 1 de mayo de 2009
El Día de la Cruz
La víspera del 3 de Mayo, Día de la Cruz, era tradición popular engalanar con flores las cruces de la isla, y aunque es una costumbre perdida, todavía se conserva en muchas localidades de Gran Canaria. También era costumbre realizar una cruz y ponerla en la entrada de la vivienda y junto a ella un vaso de agua. Los sacerdotes pasaban con los monaguillos por la mañana temprano rociando con agua bendita las fachadas de las casas en las que colgaba la cruz. Una tradición que se ha perdido pero que podemos ir recuperando poco a poco. ¿Por qué no nos animamos a poner una cruz en nuestra fachada?
jueves, 23 de abril de 2009
El colegio de Angelita
Otro de los colegios de nuestro pueblo fue el colegio de Angelita, llamado Nuestra Señora de la Soledad, situado en la Calle Magdalena de la Montañeta. Era un colegio de niñas que cursaban hasta cuarto de primaria y que luego pasaban al Adán del Castillo. Muchas de las niñas de este colegio recuerdan las enseñanzas de Angelita y como las enseñaba a coser. En la imagen una de estas niñas en la foto anual.
jueves, 16 de abril de 2009
Gala de Carnaval en el Adán del Castillo
En uno de los carnavales de comienzos de los 90, se realizaron dos o tres números musicales de "La Bella y la Bestia",en una Gala de Carnaval que se realizaba en el "Adán de Castillo", en la cual se elegía la Reina del Carnaval del colegio,además de la actuación de las diferentes murgas de cada curso y diferentes números musicales.Ese año se realizó la primera carroza con la que participamos en el Carnaval de Las Palmas.Gracias a la colaboración de muchos padres,algunos profesores y alumnos y sobre todo al patrocinio de "Lavandería Canteras", se pudo disfrutar de esa experiencia genial para los mas pequeños...y todo hay que decirlo...también para los adultos. Como dichos números de "La Bella y la Bestia" tuvieron tanta aceptación, se decidió realizar la obra al completo para final de curso.Fueron meses de mucho trabajo se realizaron vestuarios nuevos y esta vez mejor adaptados a los personajes, se ensayaba con los chicos y chicas cada día para que memorizaran sus personajes,se hicieron decorados,etc etc.Todo ello bajo la dirección de Guillermo Cabrera y la coordinación de Conchy Moreno y Juan Alberto Lopez.
Fuente: Mency Marrero
domingo, 12 de abril de 2009
El Comedor del Adán del Castillo hace 37 años.
En el año 1972, acudían al comedor escolar del Colegio Adán del Castillo 160 niños, de ellos 80 becados por el Ministerio de Educación y el resto pagando una cuota de 12 pesetas. En esa época sólo podían utilizar el servicio de comedor gratuito el director, maestros encargados y educador y la el personal de cocina.
jueves, 9 de abril de 2009
La Pasión en Tamaraceite
Quién no recuerda hace unos años, algunos ya, cuando llegaba la semana santa y un grupo de jóvenes de aquella época, los años 70, se reunía para vivir su semana santa. Encabezado por Cillo en el papel de Jesús, se representaba por las calles del pueblo la pasión y muerte de Jesús, que culminaba en el campo de la Manzanilla, colgando a Jesús de un madero. La iluminación la ponían varios coches con sus faros encendidos y a todos los que lo vivimos todavía se nos ponen los pelos como escarpias al recordarlo. Muchas son las imágenes de estos días.
jueves, 2 de abril de 2009
jueves, 26 de marzo de 2009
La iglesia de Tamaraceite y su valioso patrimonio histórico
La Parroquia de San Antonio Abad de Tamaraceite tiene un pequeño pero valioso patrimonio histórico, artístico y social.
1: La ermita de la Mayordomía y dos cuartos de apero cercanos.
2. Iglesia parroquial y salón parroquial
3. Edificio junto a la iglesia donde actualmente están las dependencias de Cáritas parroquial, salas de catequesis y radio.
4.Emisora de Radio Tamaraceite Onda Parroquial. Equipamiento.
5. Centro parroquial en la zona de Hoya Ayala
6. Casa Parroquial en la calle Pedro Hernández Benítez
7. Aparcamiento parroquial
8. Mural realizado por Jesús Arencibia, hecho en técnica encáustica y pintura a la cera, que donó a la parroquia en el año 1970. Fue inaugurado el 27 de enero de 1970, a las 8 de la tarde. Con ese motivo dio un concierto la agrupación Coral Regina Coeli de la parroquia de San Agustín.
El párroco, D. Ignacio Domínguez envió una carta invitando al acto y, entre otras cosas, decía:
Gracias a Dios, las obras de la dignificación del templo están tocando a su fin. Con un pequeño esfuerzo, tendremos la gran alegría de contar con una Iglesia que hable muy alto del pueblo de Tamaraceite.
Si la capilla del santísimo no se termina para las fiestas del 31 de este mes, en honor del patrono San Antonio Abad, es por no haber llegado el mármol pedido con tiempo suficiente. Están construcción.
El salón parroquial está terminado. Sobre dicho salón se están construyendo tres escuelas para hijos de este populoso barrio. Sepan todos que el dinero que se está invirtiendo en él, es producto del capital que el venerable sacerdote Don Ceferino Hernández ha legado a la parroquia. De los intereses del capital, el Obispado me ha entregado 455.000 pesetas que ya están a punto de agotarse.
Por ahora, tendremos solamente la fiesta religiosa. D. m. las populares serán el último domingo de mayo. (...)
9. Cuadro al óleo de la Anunciación de dos metros por 1,60, anónimo del siglo XVII, de la Escuela Veneciana y autor anónimo.
10. Cuadro al óleo representando la Anunciación de la Virgen María. Siglo XVII, Escuela Veneciana.
11. Capilla del Santísimo con vidriera diseñada por Jesús Arencibia y artesonado de estilo mozárabe con más de 6000 piezas ensambladas artesanalmente.
12. Sagrario de madera sobredorada. Artesanía realizada por maestro Juan Díaz.
13. Imagen de Nuestra señora de los Dolores, copatrona de la parroquia. Talla en madera de caoba, de cuerpo entero, para vestir. Obra realizada a finales del siglo XIX
14. Imagen del Cristo de la Esperanza. Talla en madera de Valsaín, obra del escultor madrileño Faustino Sanz Herranz.
15. Cálices de plata
16. Custodia de plata bañada en oro.
17. Copón de plata donado por Doña Francisca Henríquez
18. Incensario y naveta de plata maciza
19. Pila bautismal, tallada en una sola pieza en piedra azul de Arucas. Finales del siglo XIX.
20. Imagen de San José, tallada en caoba. Taller.
21.Imagen del Inmaculado Corazón de María. Talla en caoba y donación particular.
22.Retablos de los patronos de la parroquia realizados en caoba realizados según los dibujos de D. Antonio Arencibia Villegas en 1981.
23.Existen también otras imágenes realizadas en escayola, sin valor artístico, pero que tienen gran valor religioso o sentimental y que algunos fieles han regalado a la iglesia: El Cristo de la sacristía, el Cristo yacente, el Corazón de Jesús, Santa Rita, Santa Teresa, San Martín de Porres, el vía crucis, la Virgen del Carmen , la Milagrosa, etc.
24.Cuadro del Obispo Antonio Pildain pintado por Antonio Arencibia y donado a la parroquia por su familia
25.Dibujo a plumilla de la ermita de la mayordomía realizado por Juan Alberto Díaz y donado a la parroquia en 1999
26.Confesionario realizado en caoba, en 1999 en el taller de Manuel Hernández en el barrio de La Suerte
27.Solar de 500 metros cuadrados en La Galera para la construcción de la iglesia. Cedido por la Asociación de Vecinos Los Frutos.
28.Solar en Isla Perdida para la construcción del templo.
29.Imágenes que se veneran en La Suerte: San Antonio María Claret y N. S. La Virgen del Carmen
30.Emita del Toscón dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y todo lo que en ella hay.
1: La ermita de la Mayordomía y dos cuartos de apero cercanos.
2. Iglesia parroquial y salón parroquial
3. Edificio junto a la iglesia donde actualmente están las dependencias de Cáritas parroquial, salas de catequesis y radio.
4.Emisora de Radio Tamaraceite Onda Parroquial. Equipamiento.
5. Centro parroquial en la zona de Hoya Ayala
6. Casa Parroquial en la calle Pedro Hernández Benítez
7. Aparcamiento parroquial
8. Mural realizado por Jesús Arencibia, hecho en técnica encáustica y pintura a la cera, que donó a la parroquia en el año 1970. Fue inaugurado el 27 de enero de 1970, a las 8 de la tarde. Con ese motivo dio un concierto la agrupación Coral Regina Coeli de la parroquia de San Agustín.
El párroco, D. Ignacio Domínguez envió una carta invitando al acto y, entre otras cosas, decía:
Gracias a Dios, las obras de la dignificación del templo están tocando a su fin. Con un pequeño esfuerzo, tendremos la gran alegría de contar con una Iglesia que hable muy alto del pueblo de Tamaraceite.
Si la capilla del santísimo no se termina para las fiestas del 31 de este mes, en honor del patrono San Antonio Abad, es por no haber llegado el mármol pedido con tiempo suficiente. Están construcción.
El salón parroquial está terminado. Sobre dicho salón se están construyendo tres escuelas para hijos de este populoso barrio. Sepan todos que el dinero que se está invirtiendo en él, es producto del capital que el venerable sacerdote Don Ceferino Hernández ha legado a la parroquia. De los intereses del capital, el Obispado me ha entregado 455.000 pesetas que ya están a punto de agotarse.
Por ahora, tendremos solamente la fiesta religiosa. D. m. las populares serán el último domingo de mayo. (...)
9. Cuadro al óleo de la Anunciación de dos metros por 1,60, anónimo del siglo XVII, de la Escuela Veneciana y autor anónimo.
10. Cuadro al óleo representando la Anunciación de la Virgen María. Siglo XVII, Escuela Veneciana.
11. Capilla del Santísimo con vidriera diseñada por Jesús Arencibia y artesonado de estilo mozárabe con más de 6000 piezas ensambladas artesanalmente.
12. Sagrario de madera sobredorada. Artesanía realizada por maestro Juan Díaz.
13. Imagen de Nuestra señora de los Dolores, copatrona de la parroquia. Talla en madera de caoba, de cuerpo entero, para vestir. Obra realizada a finales del siglo XIX
14. Imagen del Cristo de la Esperanza. Talla en madera de Valsaín, obra del escultor madrileño Faustino Sanz Herranz.
15. Cálices de plata
16. Custodia de plata bañada en oro.
17. Copón de plata donado por Doña Francisca Henríquez
18. Incensario y naveta de plata maciza
19. Pila bautismal, tallada en una sola pieza en piedra azul de Arucas. Finales del siglo XIX.
20. Imagen de San José, tallada en caoba. Taller.
21.Imagen del Inmaculado Corazón de María. Talla en caoba y donación particular.
22.Retablos de los patronos de la parroquia realizados en caoba realizados según los dibujos de D. Antonio Arencibia Villegas en 1981.
23.Existen también otras imágenes realizadas en escayola, sin valor artístico, pero que tienen gran valor religioso o sentimental y que algunos fieles han regalado a la iglesia: El Cristo de la sacristía, el Cristo yacente, el Corazón de Jesús, Santa Rita, Santa Teresa, San Martín de Porres, el vía crucis, la Virgen del Carmen , la Milagrosa, etc.
24.Cuadro del Obispo Antonio Pildain pintado por Antonio Arencibia y donado a la parroquia por su familia
25.Dibujo a plumilla de la ermita de la mayordomía realizado por Juan Alberto Díaz y donado a la parroquia en 1999
26.Confesionario realizado en caoba, en 1999 en el taller de Manuel Hernández en el barrio de La Suerte
27.Solar de 500 metros cuadrados en La Galera para la construcción de la iglesia. Cedido por la Asociación de Vecinos Los Frutos.
28.Solar en Isla Perdida para la construcción del templo.
29.Imágenes que se veneran en La Suerte: San Antonio María Claret y N. S. La Virgen del Carmen
30.Emita del Toscón dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y todo lo que en ella hay.
jueves, 19 de marzo de 2009
Las clases de Gimnasia
Antes no se hablaba de Educación Física sino de Gimnasia. Es en 1961, cuando se estable la obligatoriedad de la enseñanza de la Educación Física. Esta ley la completan una serie de Decretos, Ordenes y Resoluciones principales, publicadas durante el período de esta ley, que influyeron en la Educación Física y el deporte en la educación. en todos los niveles educativos y se constituye la Junta Nacional de Educación Física que se encargará de coordinar y planificar la E. Física en la enseñanza. Durante estos años la Gimnástica sería la parte fundamental de los contenidos a impartir, pasando posteriormente a una gimnasia aplicada al deporte en forma de tablas y de circuitos, con la finalidad de desarrollar las aptitudes físicas o cualidades físicas, compartiendo esta gimnasia educativa con los juegos de gran intensidad, de mediana y de pequeña intensidad, juegos pedagógicos y juegos utilitarios. En la imagen podemos ver una clase de educación Física del Colegio Adán del castillo a comienzos de los 70. Maestros de gimnasia de aquellos años fueron Don Orlando, Pepe Clavijo y Don Gustavo.
jueves, 12 de marzo de 2009
Los bailes y las verbenas en Tamaraceite
Los bailes populares en Tamaraceite se realizaban en dos sitios principalmente. Uno era en la Sociedad, donde no podía entrar cualquiera porque la entrada era limitada y el otro lugar era la Plaza. La Plaza era apta para todas las edades y públicos, así que cuando llegaba la tarde y las fiestas, jóvenes y adultos no se perdían los bailes y las verbenas.
Muchas de las parejas que actualmente rondan los sesenta y tantos años se conocieron en estos inolvidables bailes, al que había que llevar siempre a la entrañable madre como carabina, que vigilaba con gran esmero todos los movimientos y actitudes de sus hijas.
La entrada no era libre sino que había que abonarla, pero eran sólo los hombres quienes debían hacerlo. Para evitar que alguno se colara, la plaza se cerraba en los accesos con maderas y bidones mientras el guardia se mantenía cerca de estas entradas para que nadie entrara sin pagar.
El escenario se montaba en el primer tramo de escalera, sin la aparatosidad de nuestros días con material técnico, luces, sonido e incomodidades. La sensación de aquella etapa era la orquesta Tropical, a la que bastaba el portabultos de un coche para transportar sus instrumentos, lo que hacía las delicias de las veladas nocturnas. Con el tiempo esta emblemática orquesta dio paso a otra que también se hizo muy popular, Los Covinas.
En una esquina se montaba la cantina, aunque cuentan algunos que más de una vez se situó en la subida del árbol, al inicio de la calle Diego Betancort. En esta cantina no faltaban el sifón, el baya-baya, el anís del mono, la tapa de calamares,...
Más de uno recuerda con una sonrisa que el lugar predilecto para bailar era el centro, donde había menos baldosas levantadas y los tropiezos, por tanto, eran más escasos.
Y así de lento y dulce transcurría el tiempo en esta plaza. Ésta, junto con el Cine Galdós y la Sociedad de Recreo conformaban los momentos de diversión de las gentes del pueblo durante muchos años.
Muchas de las parejas que actualmente rondan los sesenta y tantos años se conocieron en estos inolvidables bailes, al que había que llevar siempre a la entrañable madre como carabina, que vigilaba con gran esmero todos los movimientos y actitudes de sus hijas.
La entrada no era libre sino que había que abonarla, pero eran sólo los hombres quienes debían hacerlo. Para evitar que alguno se colara, la plaza se cerraba en los accesos con maderas y bidones mientras el guardia se mantenía cerca de estas entradas para que nadie entrara sin pagar.
El escenario se montaba en el primer tramo de escalera, sin la aparatosidad de nuestros días con material técnico, luces, sonido e incomodidades. La sensación de aquella etapa era la orquesta Tropical, a la que bastaba el portabultos de un coche para transportar sus instrumentos, lo que hacía las delicias de las veladas nocturnas. Con el tiempo esta emblemática orquesta dio paso a otra que también se hizo muy popular, Los Covinas.
En una esquina se montaba la cantina, aunque cuentan algunos que más de una vez se situó en la subida del árbol, al inicio de la calle Diego Betancort. En esta cantina no faltaban el sifón, el baya-baya, el anís del mono, la tapa de calamares,...
Más de uno recuerda con una sonrisa que el lugar predilecto para bailar era el centro, donde había menos baldosas levantadas y los tropiezos, por tanto, eran más escasos.
Y así de lento y dulce transcurría el tiempo en esta plaza. Ésta, junto con el Cine Galdós y la Sociedad de Recreo conformaban los momentos de diversión de las gentes del pueblo durante muchos años.
jueves, 5 de marzo de 2009
CN Adán del Castillo 1972
En 1972, poco antes de que se construyese el colegio Valencia, el Colegio Adán del Castillo estaba dividido en tres partes. La derecha ocupada por las niñas, la izquierda por los niños y la central que correspondía al comedor, auditorio y cocina. En el curso 72-73 tenía en funcionamiento 22 aulas y una matrícula de 1300 alumnos. Después de la apertura del nuevo centro la matrícula quedó reducida a 741 niños. En esta época el director fue Don Juan Roque, y fue una etapa de mucha actividad cultural y artística. Los maestros de estos años fueron las hermanas Hernández (Doña María y Doña Paca), Don Carmelo, Don Oscar, Don Julio, Sta Mari Carmen, Don Juan Clemente, Doña Angelina, Don Calixto, Don José Luis, Juan Alberto Roque, Don Pedro y tantos otros que ahora se me quedan en el olvido.
domingo, 1 de marzo de 2009
Los Juegos populares en Tamaraceite
En esta ocasión les voy a hablar de los juegos de antes. Cada lugar tenía su variedad, por ello les cuento como jugaban en Tamaraceite los niños y niñas de hace setenta años. El lugar de recreo favorito de los niños era sin lugar a dudas la plaza, que yacía junto a la Iglesia, pero había otros como la carretera, el pilar, los charcos, etc. Muchos de los juegos tradicionales que aquí se realizaban son un verdadero documento etnográfico de nuestra cultura.
Las diferencias entre los juegos femeninos y masculinos eran notables, chiquillos y chiquillas no se revolvían salvo escasas excepciones. Cuentan que uno de estos juegos consistían en subir los peldaños de la escalera de la plaza con las manos, haciendo el pino. Santiago Guerra y José “el Negro” eran los expertos en esta materia, demostrando su gran fuerza, aunque Fefina Villegas, adelantada para su tiempo en esto de la igualdad de sexos, no tenía nada que envidiarles, así que se recogía la falda entre las piernas y allí iba ella a subir las escaleras con las manos como Dios manda.
El Palito Salvo era de los preferidos. Se formaban dos equipos y se colocaban en el rincón de la casa de Mariquita González. Un jugador llevaba un palo en la mano y debía tocar la pared sorteando a los del bando contrario, su bando entretenía a los contrincantes, una vez que conseguía burlarlos tocaba la pared al grito de “¡palito salvo!”.
Planto era un juego en que la rapidez y la audacia era imprescindible. Se jugaba con ocho niños, seis de ellos se colocaban en diferentes puntos mientras otros dos corrían. Uno de ellos, el perseguidor, tenía un cinto en la mano; el perseguido corría cuanto podía evitando ser golpeado por los cintazos que le propinaba el otro. Cuando el perseguidor se cansaba, a modo de relevo entregaba el cinto a otro jugador sin que el que huía se enterase, de manera que el desesperado corredor no sabía a ciencia cierta de quien debía huir, alguno se llevó buenos cintazos. El nombre del juego viene del grito que lanzaba el perseguido para pararse y que otro siguiera corriendo y éste era planto.
En Calimbre también se formaban dos equipos con un corredor cada uno. El gran grupo corría, cuando era capturado al aviso de “calimbre” era colocado en una especie de cárcel. Ganaba aquél que tuviese más cautivos, una variante de este juego era Pincho la Uva, se desarrollaba igualmente pero en lugar de “calimbre” se decía “pincho la uva”.
Otros juegos que aún hoy recordamos los más jóvenes es La Piola, en el que un saltador iba sorteando obstáculos que no eran otros que niños agachados, huevo, araña, puño, caña, en la que se hacían filas larguísimas de niños agachados unidos unos a otros. Se trataba de saltar cuanto más al inicio de la fila se pudiese.
Merecen mención aquellos otros juegos que parecían ser exclusivos de las chicas y que, en general, contenían cancioncillas o romances. La Gallinita ciega, los corros, la soga, etc.
Es el caso de ¡Oh Juanillo! Se trataba de ir encadenándose una chica a otra hasta que todas estuviesen dentro de la cadena. Esta es la letra de la canción que se hacía en forma de diálogo pregunta - respuesta (aunque como siempre hay diferentes variantes):
- Oh Juanillo.
- Señor Padre.
-¿Y la yegua?
- En el valle
-¿Y el cacho pan que te dí?
- A mi novio se lo di.
- Pues, cátele, cátele por aquí.
Una variante de estos juegos en los que se iban encadenando las participantes hasta que lograra el mayor número de niñas en el grupo, incluía esta canción, que al igual que el ¡Oh Juanillo! se cantaba a dos voces:
- Uvas traigo que vender de Cubaratero, (bis)
uvas traigo que vender de Cuba Real (bis).
- ¿A cómo las trae usted de Cabaratero, (bis)
a cómo las trae usted de Cuba Real? (bis).
- Pues que pase la cadena de ...
Otro juego femenino era el Anillito o las Prenditas. Se colocaban en coro un grupo de jugadoras, una de las participantes iba pasando alrededor haciendo que ponía un objeto en las manos de las compañeras, pero sólo una de ellas era la verdadera portadora. A quien le tocase por su turno, se le preguntaba quién era la que tenía en su mano el objeto - que podía ser un anillo, una piedra, un papelito, ... .- si no lo adivinaba, se le imponía una pena.
Por supuesto el fútbol, rey de los deportes, no faltaba. Las pelotas, siempre con mucha imaginación, se fabricaban con calcetines viejos.
Y es aquí donde aparece la tan temida y más que respetada figura del guardia al que los niños profesaban un tremendo pánico, porque estaba prohibido jugar en los estanques y la plaza con la pelota.
Evidentemente el respeto a la autoridad tiene un calibre diferente en nuestros días. Suenan en la mente de aquellos que fueron chiquillos en estos tiempos nombres como Juanito Vargas –el más respetado según muchos-, Juanito Pérez y un guardia de Tenoya conocido como Jesús Nazareno.
Las diferencias entre los juegos femeninos y masculinos eran notables, chiquillos y chiquillas no se revolvían salvo escasas excepciones. Cuentan que uno de estos juegos consistían en subir los peldaños de la escalera de la plaza con las manos, haciendo el pino. Santiago Guerra y José “el Negro” eran los expertos en esta materia, demostrando su gran fuerza, aunque Fefina Villegas, adelantada para su tiempo en esto de la igualdad de sexos, no tenía nada que envidiarles, así que se recogía la falda entre las piernas y allí iba ella a subir las escaleras con las manos como Dios manda.
El Palito Salvo era de los preferidos. Se formaban dos equipos y se colocaban en el rincón de la casa de Mariquita González. Un jugador llevaba un palo en la mano y debía tocar la pared sorteando a los del bando contrario, su bando entretenía a los contrincantes, una vez que conseguía burlarlos tocaba la pared al grito de “¡palito salvo!”.
Planto era un juego en que la rapidez y la audacia era imprescindible. Se jugaba con ocho niños, seis de ellos se colocaban en diferentes puntos mientras otros dos corrían. Uno de ellos, el perseguidor, tenía un cinto en la mano; el perseguido corría cuanto podía evitando ser golpeado por los cintazos que le propinaba el otro. Cuando el perseguidor se cansaba, a modo de relevo entregaba el cinto a otro jugador sin que el que huía se enterase, de manera que el desesperado corredor no sabía a ciencia cierta de quien debía huir, alguno se llevó buenos cintazos. El nombre del juego viene del grito que lanzaba el perseguido para pararse y que otro siguiera corriendo y éste era planto.
En Calimbre también se formaban dos equipos con un corredor cada uno. El gran grupo corría, cuando era capturado al aviso de “calimbre” era colocado en una especie de cárcel. Ganaba aquél que tuviese más cautivos, una variante de este juego era Pincho la Uva, se desarrollaba igualmente pero en lugar de “calimbre” se decía “pincho la uva”.
Otros juegos que aún hoy recordamos los más jóvenes es La Piola, en el que un saltador iba sorteando obstáculos que no eran otros que niños agachados, huevo, araña, puño, caña, en la que se hacían filas larguísimas de niños agachados unidos unos a otros. Se trataba de saltar cuanto más al inicio de la fila se pudiese.
Merecen mención aquellos otros juegos que parecían ser exclusivos de las chicas y que, en general, contenían cancioncillas o romances. La Gallinita ciega, los corros, la soga, etc.
Es el caso de ¡Oh Juanillo! Se trataba de ir encadenándose una chica a otra hasta que todas estuviesen dentro de la cadena. Esta es la letra de la canción que se hacía en forma de diálogo pregunta - respuesta (aunque como siempre hay diferentes variantes):
- Oh Juanillo.
- Señor Padre.
-¿Y la yegua?
- En el valle
-¿Y el cacho pan que te dí?
- A mi novio se lo di.
- Pues, cátele, cátele por aquí.
Una variante de estos juegos en los que se iban encadenando las participantes hasta que lograra el mayor número de niñas en el grupo, incluía esta canción, que al igual que el ¡Oh Juanillo! se cantaba a dos voces:
- Uvas traigo que vender de Cubaratero, (bis)
uvas traigo que vender de Cuba Real (bis).
- ¿A cómo las trae usted de Cabaratero, (bis)
a cómo las trae usted de Cuba Real? (bis).
- Pues que pase la cadena de ...
Otro juego femenino era el Anillito o las Prenditas. Se colocaban en coro un grupo de jugadoras, una de las participantes iba pasando alrededor haciendo que ponía un objeto en las manos de las compañeras, pero sólo una de ellas era la verdadera portadora. A quien le tocase por su turno, se le preguntaba quién era la que tenía en su mano el objeto - que podía ser un anillo, una piedra, un papelito, ... .- si no lo adivinaba, se le imponía una pena.
Por supuesto el fútbol, rey de los deportes, no faltaba. Las pelotas, siempre con mucha imaginación, se fabricaban con calcetines viejos.
Y es aquí donde aparece la tan temida y más que respetada figura del guardia al que los niños profesaban un tremendo pánico, porque estaba prohibido jugar en los estanques y la plaza con la pelota.
Evidentemente el respeto a la autoridad tiene un calibre diferente en nuestros días. Suenan en la mente de aquellos que fueron chiquillos en estos tiempos nombres como Juanito Vargas –el más respetado según muchos-, Juanito Pérez y un guardia de Tenoya conocido como Jesús Nazareno.
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