jueves, 12 de marzo de 2009

Los bailes y las verbenas en Tamaraceite


Los bailes populares en Tamaraceite se realizaban en dos sitios principalmente. Uno era en la Sociedad, donde no podía entrar cualquiera porque la entrada era limitada y el otro lugar era la Plaza. La Plaza era apta para todas las edades y públicos, así que cuando llegaba la tarde y las fiestas, jóvenes y adultos no se perdían los bailes y las verbenas.
Muchas de las parejas que actualmente rondan los sesenta y tantos años se conocieron en estos inolvidables bailes, al que había que llevar siempre a la entrañable madre como carabina, que vigilaba con gran esmero todos los movimientos y actitudes de sus hijas.
La entrada no era libre sino que había que abonarla, pero eran sólo los hombres quienes debían hacerlo. Para evitar que alguno se colara, la plaza se cerraba en los accesos con maderas y bidones mientras el guardia se mantenía cerca de estas entradas para que nadie entrara sin pagar.
El escenario se montaba en el primer tramo de escalera, sin la aparatosidad de nuestros días con material técnico, luces, sonido e incomodidades. La sensación de aquella etapa era la orquesta Tropical, a la que bastaba el portabultos de un coche para transportar sus instrumentos, lo que hacía las delicias de las veladas nocturnas. Con el tiempo esta emblemática orquesta dio paso a otra que también se hizo muy popular, Los Covinas.
En una esquina se montaba la cantina, aunque cuentan algunos que más de una vez se situó en la subida del árbol, al inicio de la calle Diego Betancort. En esta cantina no faltaban el sifón, el baya-baya, el anís del mono, la tapa de calamares,...
Más de uno recuerda con una sonrisa que el lugar predilecto para bailar era el centro, donde había menos baldosas levantadas y los tropiezos, por tanto, eran más escasos.
Y así de lento y dulce transcurría el tiempo en esta plaza. Ésta, junto con el Cine Galdós y la Sociedad de Recreo conformaban los momentos de diversión de las gentes del pueblo durante muchos años.

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