A nuestros muy queridos hijos en Jesucristo, los feligreses de la parroquia de San Antonio Abad de Tamaraceite: salud y bendición.
Mis muy queridos hijos: En nuestra solicitud por salvar vuestras almas, según nos lo exige nuestro cargo pastoral, queremos haceros participantes de las gracias de una misión.
Y accediendo a la súplica de vuestro celoso Pastor os enviamos al R. P, Manuel Coello, Florentino Meneses y José Herrera de la Congregación de la Misión, fundada por San Vicente de Paúl y a los reverendos D. Vicente Rivero, Don Olegario Peña y Don Manuel Hernández, sacerdotes de nuestra Diócesis de Canarias. Por las presentes, Nos les concedemos toda nuestra autoridad para predicar en nuestro nombre la palabra divina durante todo el tiempo preciso para el bien de la misión.
Les autorizamos para bendecir al pueblo con el santísimo sacramento y para todas las ceremonias de uso en sus Misiones y que ellos juzguen útiles y convenientes (....) dado en nuestro palacio episcopal de Las Palmas de Gran Canaria, a cuatro del mes de julio del año del Señor de mil novecientos sesenta y uno.
Con motivo de esta misión, el párroco de San Antonio Abad, D. Ignacio Domínguez, escribió al alcalde en una carta fechada el 21 de junio:
Estimadísimo y respetable Sr. Alcalde: Al acercarse la GRAN MISIÓN en esta parroquia de San Antonio Abad y en sus pagos, me es grato ponerlo en su conocimiento, rogándole que asista personalmente o por medio de un representante al recibimiento de los Padres Misioneros que será, (D. M.) a las siete de la tarde del día 4 del próximo mes de julio y a la clausura de la misma el 16 del mismo mes.
Para que todos los fieles puedan aprovecharse de este inmenso beneficio del Señor, se establecerán en la parroquia cuatro centros misionales: dos en el casco de la población; uno, en la capilla del cementerio de san Lázaro, si V. E. lo permite y otro en el almacén de D. Juan Martel Navarro, en Las Torres. Para ello vendrán siete padres misioneros: uno de la península, dos de Tenerife y cuatro de esta capital.
Como podrá observar una propaganda a fondo, el transporte de los misioneros, la estancia en esta parroquia durante doce días ocasionará cuantiosos gastos.
Confiando en la comprensión de V. E. ante el inmenso beneficio que se hará a los ciudadanos de este sector del Municipio, me permito suplicarle la ayuda económica que le sea posible, seiscientas sillas, a poder ser gratuitamente, y la estancia de un guardia junto al almacén de D. Juan Martel en Las Torres, en las horas de 19,30 a 21,30, para impedir que alguien pueda causar daño en los árboles frutales junto a este centro de Misión.
Pero D. Ignacio no sólo escribió al alcalde. A las personas más pudientes solicitó ayuda para las misiones. En una carta a D. Domingo Betancor Suárez le dice: ...que, como usted sabe, esta población necesita una sacudida a fondo. A ver si con la gracia de Dios logramos que despierte del materialismo e indiferentismo en que se encuentra. Al acercarse el acontecimiento más grande de la parroquia de Tamaraceite, pues por primera vez en la historia de la misma, siete misioneros en distintos centros la misionarán por espacio de doce días consecutivos, me permito pedirle un coche para instalar en él un equipo de altavoces y hacer la propaganda por todos los rincones de la parroquia.
A los empresarios les escribió también una carta solicitando permiso para que permitiera a los trabajadores de la empresa asistir a los dos actos más importantes de la Misión el primero a las cinco y media de la mañana y el segundo a las 8 de la tarde: Estoy seguro que, por una hora que pierdan cada día de la Misión no se perjudicará en gran cosa. Y si en algo se perjudica en lo material, son tan importantes los bienes espirituales, que durante los siete o diez años que se tarde en celebrar otra Misión, los recuperará con creces.
La Misión comenzó el día 4 de Julio de 1961. Un poco antes de las ocho de la tarde, los misioneros fueron recibidos en El Puente donde “se había congregado una gran multitud, sobresaliendo los niños de las escuelas portando banderitas de papel, que prorrumpieron en vítores y aplausos cuando los sacerdotes se inclinaban reverentes ante el crucifijo. Luego caminaron hasta la plaza y, desde el balcón de la casa de Don José Villegas, el párroco dio la bienvenida a los misioneros. A continuación se organizaron los cortejos procesionales hacia cada centro misional:
Los del Cardón y Las Torres, con el P. Coello y D. Vicente Rivero.
Los del cementerio, con D. Olegario Peña.
Los de La Milagrosa, con el P. Gómez y D. Manuel Hernández
En el centro parroquial quedaron el Padre Meneses y el P. Marcos
Al Rosario de la Aurora, a las cinco de cada mañana y a la conferencia de la tarde asistían cada día unas trescientas mujeres y un poco menos de hombres.
En los años 90, siendo párroco D. Olegario Peña, hubo de nuevo misiones populares que se dieron en todos los barrios de la Parroquia. Los Padres Redentoristas fueron los encargados de predicar la misión.
Estimadísimo y respetable Sr. Alcalde: Al acercarse la GRAN MISIÓN en esta parroquia de San Antonio Abad y en sus pagos, me es grato ponerlo en su conocimiento, rogándole que asista personalmente o por medio de un representante al recibimiento de los Padres Misioneros que será, (D. M.) a las siete de la tarde del día 4 del próximo mes de julio y a la clausura de la misma el 16 del mismo mes.
Para que todos los fieles puedan aprovecharse de este inmenso beneficio del Señor, se establecerán en la parroquia cuatro centros misionales: dos en el casco de la población; uno, en la capilla del cementerio de san Lázaro, si V. E. lo permite y otro en el almacén de D. Juan Martel Navarro, en Las Torres. Para ello vendrán siete padres misioneros: uno de la península, dos de Tenerife y cuatro de esta capital.
Como podrá observar una propaganda a fondo, el transporte de los misioneros, la estancia en esta parroquia durante doce días ocasionará cuantiosos gastos.
Confiando en la comprensión de V. E. ante el inmenso beneficio que se hará a los ciudadanos de este sector del Municipio, me permito suplicarle la ayuda económica que le sea posible, seiscientas sillas, a poder ser gratuitamente, y la estancia de un guardia junto al almacén de D. Juan Martel en Las Torres, en las horas de 19,30 a 21,30, para impedir que alguien pueda causar daño en los árboles frutales junto a este centro de Misión.
Pero D. Ignacio no sólo escribió al alcalde. A las personas más pudientes solicitó ayuda para las misiones. En una carta a D. Domingo Betancor Suárez le dice: ...que, como usted sabe, esta población necesita una sacudida a fondo. A ver si con la gracia de Dios logramos que despierte del materialismo e indiferentismo en que se encuentra. Al acercarse el acontecimiento más grande de la parroquia de Tamaraceite, pues por primera vez en la historia de la misma, siete misioneros en distintos centros la misionarán por espacio de doce días consecutivos, me permito pedirle un coche para instalar en él un equipo de altavoces y hacer la propaganda por todos los rincones de la parroquia.
A los empresarios les escribió también una carta solicitando permiso para que permitiera a los trabajadores de la empresa asistir a los dos actos más importantes de la Misión el primero a las cinco y media de la mañana y el segundo a las 8 de la tarde: Estoy seguro que, por una hora que pierdan cada día de la Misión no se perjudicará en gran cosa. Y si en algo se perjudica en lo material, son tan importantes los bienes espirituales, que durante los siete o diez años que se tarde en celebrar otra Misión, los recuperará con creces.
La Misión comenzó el día 4 de Julio de 1961. Un poco antes de las ocho de la tarde, los misioneros fueron recibidos en El Puente donde “se había congregado una gran multitud, sobresaliendo los niños de las escuelas portando banderitas de papel, que prorrumpieron en vítores y aplausos cuando los sacerdotes se inclinaban reverentes ante el crucifijo. Luego caminaron hasta la plaza y, desde el balcón de la casa de Don José Villegas, el párroco dio la bienvenida a los misioneros. A continuación se organizaron los cortejos procesionales hacia cada centro misional:
Los del Cardón y Las Torres, con el P. Coello y D. Vicente Rivero.
Los del cementerio, con D. Olegario Peña.
Los de La Milagrosa, con el P. Gómez y D. Manuel Hernández
En el centro parroquial quedaron el Padre Meneses y el P. Marcos
Al Rosario de la Aurora, a las cinco de cada mañana y a la conferencia de la tarde asistían cada día unas trescientas mujeres y un poco menos de hombres.
En los años 90, siendo párroco D. Olegario Peña, hubo de nuevo misiones populares que se dieron en todos los barrios de la Parroquia. Los Padres Redentoristas fueron los encargados de predicar la misión.
1 comentario:
¡Hola! amigo Esteban. Ya he colgado tu comentario sobre el último partido que disputó el Casablanca Veterano.
También suelo ver tu página blog, y observo que eres un gran escritor, tu pasión oculta, más que la radio.
Un saludo a ti y tu mujer.
A ver cuando nos das una alegría,¡tú ya sabes! Juan.Casablanca.
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