lunes, 8 de diciembre de 2008

Aniversario de la Parroquia de Tamaraceite


Hoy como 71 cumpleaños de nuestra parroquia de Tamaraceite les dejo con un comentario de nuestro anterior párroco Suso Vega:
“ Los dichos populares nunca engañan. Y uno de ellos dice que “si quieres tener un hijo pillo, mételo de monaguillo”. Habría que preguntárselo a Pepe Déniz, Manuel Cazuela, Pedro Dumpiérrez, Fernando Arencibia o a Juan Jesús. No sé si son o fueron pillos. Cara de eso al menos sí que tienen. Pero también hay otro dicho que afirma “unos tienen la fama y otros el provecho”. A ver si algún viejo monaguillo de Tamaraceite es capaz de quitarse el sambenito y nos da una explicación convincente de quién era entonces el que se comía las hostias, se bebía el vino o se reía en el momento más dramático de un sermón del viernes santo.Por la iglesia de Tamaraceite han pasado muchos monaguillos, sacristanes y sochantres. Y deben saber ustedes que en todas las parroquias son ellos quienes más secretos saben, los que conocen todos los intríngulis de la iglesia y los defectos y virtudes más notables del cura de turno.Las parroquias son un filón de anécdotas. En un lugar a donde cada semana acude casi siempre el mismo grupo de personas, inevitablemente surgen relaciones, afectos, caprichos y hasta alguna pequeña envidia. Es una familia con todo lo bueno y lo malo de cualquier familia. Los que entran a la sacristía “como Pedro por su casa”, abren roperos, guardan cosas, escuchan las quejas de un feligrés o el resongo del párroco, esos son los que saben la intrahistoria de cada parroquia. Y esos no son otros que los monaguillos, sochantres y sacristanes. Los curas también saben historias, pero tal vez son más reservados, a no ser cuando coinciden dos y no se entienden bien entre ellos. La mayoría del pueblo no llega a percibir las diferencias, pero los que andan entre roquetes, sobrepellices y sotanas sí que se enteran. Y más en aquellos tiempos de los que aquí se habla. Porque la sacristía de hace treinta o cuarenta años no se parece en nada a la sacristía de ahora. No hay que caer en la tentación de la nostalgia y pensar que lo bonito era lo de antes. Todas las cosas tienen su tiempo pero bueno es recordarlo. Antes las sacristías olían a sacristía: las paredes estaban impregnadas del olor a incienso y carbón. Las velas escurrían sobre los manteles y hasta le daban cierta belleza. Sonaba la campanilla en la misa y se cantaba un latín macarrónico que sólo sabían los curas, monaguillos y sacristanes.Yo también quise ser monaguillo, pero suspendí. El cura de mi parroquia, que vestía con sotana, bonete y dulleta, como aquí Don Ignacio, Don Manuel, Don Vicente o Don José Déniz, examinaba a cada chiquillo. Él decía “Dóminus vobiscum” y había que responder rápidamente “Et cum Spíritu túo”. Y como eran muchos los chicos que querían ser monaguillos, el más espabilado ganaba la “oposición”. Como yo no pude ser acólito, me quedé en cura que, aunque ustedes no lo crean, es un grado por debajo del de monaguillo. A los monaguillos, sacristanes y sochantres se les permitía alguna gamberrada, hablar y reírse en la misa, quedarse dormido en el sermón y hasta tomarle el pelo al cura. Estos en cambio tenemos que guardar las formas y portarnos bien hasta con los monaguillos.”

Jesús Vega Mesa

2 comentarios:

Anónimo dijo...

D.Jesús, que obra hizo Pedro Umpierrez en Tamaraceite. Ser monaguillo, cuando Pildaín, era obispo ????????????. Enumérelas, por favor. Usted y yo, nos conocemos, pues desarrollo, hace cinco años una labor dentro de la parroquia de San Antonio Abad.
D. Jesús, le diré, el día que vaya a visitarle a Arinaga, la historia, que toda mi vida, siendo de Tamaraceite. Este "hombre", fue monaguillo y punto.
Soy Ana, D. Jesús, y sé, que de éste tema hablaremos.
La historia se cuenta, tal cual pasó y me da lo mismo lo que de mí puedan opinar. Hipocresía no.
Y mire D. Jesús, que siempre le he admirado.

Anónimo dijo...

Estimada Ana:
Aunque no sé quién es usted,quiero aclararle que el artículo que Esteban ha puesto en el blog fue escrito hace alginos años. Cité entonces a Pedro por el único hecho de haber sido monaguillo. El artículo no tenía ninguna intención de resaltar la labor personal de ninguno de ellos, sino la de los monaguillos en general.Sobre todo, porque yo no viví la época en la que ellos ayudaban en las misas de la parroquia. Si relee el artículo verá que solo intenta describir algún aspecto anecdótico de lo que eran los monaguillos de antes. Líbreme Dios de juzgar a ninguno de ellos sin haberlos conocido "ejerciendo su ministerio". Si hicieron obras o no o si lo hicieron bien o mal, no era tema del artículo. Siento que usted lo haya interpretado de otro modo. Pero bueno, si usted quiere, podemos hablar aquí, en Arinaga. Lástima que, cuando venga, no pueda presentarle a ningún monaguillo de esta parroquia...porque no lo hay, aunque ya me gustaría que los hubiera. Un saludo muy cordial.