Hoy les voy a contar cómo se vivía en Tamaraceite las fiestas de santos, cumpleaños o las celebraciones de boda. En cuanto al día de los Santos o cumpleaños de hace unos 50 años, se solía regalar una estampita que tenía el siguiente texto: “A Las Palmas fui tres veces en busca de una postal y no la pude encontrar como tú te la mereces. En tu onomástica tu amiga...”. Si no se podía comprar se sustituía ésta por una estampita de la iglesia o por un jaboncillo.
Fefina celebraba su cumpleaños con Vaya Vaya, Agua de Moya, Dropel, Nik, Royal Crown, 7Up, Sifón (cuando estaban mal de estómago) y gaseosa que funcionaba como bicarbonato.
Para celebraciones importantes eran las fiestas de San Lorenzo, incluso más que las de Tamaraceite. Pero según cuentan muchos de los tamaraceiteros de siempre, la fiesta de San Lorenzo lo “hace” la gente de Tamaraceite.
Una tradición para el día de las fiestas era estrenar ropa y zapatos. Manuel Cazuela recordaba que su madre le compró un “ropón” (batín), unos calzoncillos con tiros y unas alpargatas d goma que se las puso en Tamaraceite y cuando llegó a San Lorenzo tuvo que tirarlas porque las tachas se le clavaban en los pies.
Por último también en cuanto a las bodas había diferencias sociales como en cualquier pueblo. Sobre los años 50 las bodas más sonadas eran las de las hijas de Juan Suárez ya que venía gente de Las Palmas. Las mujeres con sus grandes pamelas, las celebraciones con orquesta incluida y Nazareno dirigiendo el tráfico, eran estampas que muchos recuerdan. Hay que recordar que las celebraciones de boda era para la gente más pudiente. El resto se conformaba con matar una gallina, un conejo si lo tenían, dulces y galletas y para beber vino tinto, anís de El Mono y sidra La Asturiana. La foto de Manuel cazuela como la de muchos de nuestro pueblo fue muy sencilla, después de la celebración del sacramento del matrimonio se iban a casa de la suegra y ponían unos refrescos y un tentempié para los más allegados. En la boda de Manuel y de Carmela hubo una anécdota que recoge esta imagen. Manuel se compró en Las Palmas unos zapatos que no se probó hasta el mismo día de la boda. Cuando se los fue a poner los dos eran del mismo pie. Manuel para no hacer un feo y como era todo un campeón aguantó la boda con los dos zapatos del mismo pie, pero cuando llegó a casa y las fotos para la posteridad se la hizo con las zapatillas de casa.
Fefina celebraba su cumpleaños con Vaya Vaya, Agua de Moya, Dropel, Nik, Royal Crown, 7Up, Sifón (cuando estaban mal de estómago) y gaseosa que funcionaba como bicarbonato.
Para celebraciones importantes eran las fiestas de San Lorenzo, incluso más que las de Tamaraceite. Pero según cuentan muchos de los tamaraceiteros de siempre, la fiesta de San Lorenzo lo “hace” la gente de Tamaraceite.
Una tradición para el día de las fiestas era estrenar ropa y zapatos. Manuel Cazuela recordaba que su madre le compró un “ropón” (batín), unos calzoncillos con tiros y unas alpargatas d goma que se las puso en Tamaraceite y cuando llegó a San Lorenzo tuvo que tirarlas porque las tachas se le clavaban en los pies.
Por último también en cuanto a las bodas había diferencias sociales como en cualquier pueblo. Sobre los años 50 las bodas más sonadas eran las de las hijas de Juan Suárez ya que venía gente de Las Palmas. Las mujeres con sus grandes pamelas, las celebraciones con orquesta incluida y Nazareno dirigiendo el tráfico, eran estampas que muchos recuerdan. Hay que recordar que las celebraciones de boda era para la gente más pudiente. El resto se conformaba con matar una gallina, un conejo si lo tenían, dulces y galletas y para beber vino tinto, anís de El Mono y sidra La Asturiana. La foto de Manuel cazuela como la de muchos de nuestro pueblo fue muy sencilla, después de la celebración del sacramento del matrimonio se iban a casa de la suegra y ponían unos refrescos y un tentempié para los más allegados. En la boda de Manuel y de Carmela hubo una anécdota que recoge esta imagen. Manuel se compró en Las Palmas unos zapatos que no se probó hasta el mismo día de la boda. Cuando se los fue a poner los dos eran del mismo pie. Manuel para no hacer un feo y como era todo un campeón aguantó la boda con los dos zapatos del mismo pie, pero cuando llegó a casa y las fotos para la posteridad se la hizo con las zapatillas de casa.