Uno de los grupos musicales de Tamaraceite, y no me equivoco al decir el más importante por su trayectoria y composiciones, es Chácaras. Bueno es recordar su historia que comienza a finales de los años 70 y principios de los 80, cuando un grupo de chicos y chicas, algunos todavía estudiando EGB y otros empezando el Bachiller, comenzaron con gran ilusión a reunirse para preparar y ensayar los cantos para la Misa del Gallo, en la época del cura Don Manuel. Al frente estaba Gregorio, el hijo de Manolito el barbero, y la mayoría de sus componentes eran de Tamaraceite y de Almatriche.
Muchos de estos chicos formaban parte de la rondalla del colegio Adán del Castillo, dirigida entonces por Santiago Nuez, componente del grupo Los Gofiones. Otros eran alumnos del colegio Valencia, que eran aleccionados por Gregorio.
Aquella Misa del Gallo salió tan bien que se animaron a seguir reuniéndose y es a partir de este momento cuando comenzaron a existir como grupo. Empiezan a organizar distintos actos con el fin de recaudar dinero para comprar instrumentos, que aún hoy se conservan como el contrabajo, las chácaras, los tambores de La Gomera y otros instrumentos de artesanía. Uno de estos actos fue la fiesta de Navidad que se hizo en un solar enfrente del colegio Claret. Lirbe se vistió de Papá Noel, encargaron tartas en forma de guitarra y la comida la preparó Santiago “el cantaor”. Para costear la fiesta cada miembro ponía cada semana cinco duros a lo largo de casi un año.
Los lugares por los que pasó para ensayar La Rondalla Tamaraceite fueron múltiples. El primero fue el Salón Parroquial, donde empezaron a ensayar la Misa del Gallo, luego pasaron al local de la Asociación de Vecinos que estaba en lo alto de la calle Amargura, en el que cuando se celebraban los campeonatos de envite, debían dejar el local a los socios que allí iban a jugar. Cuando esto ocurría ensayaban en un solar que estaba enfrente y que no tenía ni puerta. También tuvieron que dejar este lugar y pasaron a la cueva de Lilia Artiles para después irse al local de Agustín.
Más tarde Fernando Arencibia, padre de Antonio, les dejó un pequeño local conocido como El Almacén, que acabó convirtiéndose en un club de jóvenes, más que en un local de ensayo, al que acudían todos los días. La formación de este grupo surge por la necesidad que tenían muchos de estos chicos de ocupar su tiempo libre, ya que al terminar 8º de EGB y salir del colegio, no sabían qué hacer para divertirse ya que las únicas opciones eran ir a jugar a las escaleras de la plaza de la iglesia o hacer teatro. En la última etapa los dos últimos lugares que dispusieron para ensayar fueron la Asociación de Vecinos Aytamy y finalmente el Salón Parroquial.
Pertenecer a la rondalla les dio la oportunidad de visitar lugares que por aquel entonces no podían visitar por sus propios medios como Mogán, Fataga, Guayadeque, etc., gracias a las excursiones organizadas por Don Manuel el cura aunque siempre había que celebrar la misa al aire libre.
Fue uno de los primeros grupos en cantar la Misa Canaria a voces y presumen de haber tenido varias voces de calidad. Durante siete años el grupo estuvo integrado por chicos y chicas hasta que se marchó Gregorio y coge la dirección del grupo Miguel y Chano. Ellos eran partidarios de formar un grupo sólo de voces masculinas ya que según ellos era muy difícil mezclar las voces, pero la razón principal, según ellos mismos, fue la de “quitar a las chiquillas de en medio”. A partir de este momento adoptan el nombre de Adeun, aunque este periplo duró muy poco tiempo.
Alrededor de los años 91 y 92 Antonio Arencibia convenció a “Enchi” para que reuniera de nuevo al grupo y así evitar que sus canciones se perdieran. Fue tanta la insistencia que puso que el grupo se volvió a unir, esta vez bajo el nombre de Chácaras, casi con los mismos componentes, entre los que estaba el mismo Antonio Arencibia que actuó con ellos en dos ocasiones. Hay que destacar que la influencia de Antonio fue importantísima ya que él les proporcionó casi el 70º/o del repertorio. Canciones como Tamaraceite bonito, Tierra Canaria, Pa´l Pino, San Lorenzo (cuyo título original fue Canción para las fiestas populares de San Lorenzo),Arguineguín, La niña de los ojos negros, Doramas, Guayermina, Mi Gran Canaria... y otras que intercalaban con las populares de siempre como Somos costeros, Isas Parranderas, etc. Canciones que se tocaban con aquellos mismos instrumentos que quince años atrás había comprado la Rondalla Tamaraceite.
En esta última época, el grupo lo componían doce hombres, de los cuales cuatro eran solistas. Durante toda su historia sus actuaciones fueron varias y en distintos lugares y muchos los componentes que pasaron por el grupo: de chicas María del Pilar, Carmen Delia, Carmen del Rosario, Teresa, Sarito, Ester, Mari, y otras muchas. De los chicos destacar a Chano, Lirbe, Guille, Pepe, Hipólito, Chaguino, Juan Francisco Afonso, Fangio, Santiago, Lolo, Gregorio, Antonio y Juan Fernando, Enchi, Tino, Elías, Alberto, Jaime, Ramón, Antonio Amador, Félix, Juan Alberto Díaz y su hijo, Bosco y su hijo, Isidro, Miguelo, Marcos,... y tantos otros que se quedan en el tintero y que por su gran número es difícil nombrarlos a todos.
Muchos de estos chicos formaban parte de la rondalla del colegio Adán del Castillo, dirigida entonces por Santiago Nuez, componente del grupo Los Gofiones. Otros eran alumnos del colegio Valencia, que eran aleccionados por Gregorio.
Aquella Misa del Gallo salió tan bien que se animaron a seguir reuniéndose y es a partir de este momento cuando comenzaron a existir como grupo. Empiezan a organizar distintos actos con el fin de recaudar dinero para comprar instrumentos, que aún hoy se conservan como el contrabajo, las chácaras, los tambores de La Gomera y otros instrumentos de artesanía. Uno de estos actos fue la fiesta de Navidad que se hizo en un solar enfrente del colegio Claret. Lirbe se vistió de Papá Noel, encargaron tartas en forma de guitarra y la comida la preparó Santiago “el cantaor”. Para costear la fiesta cada miembro ponía cada semana cinco duros a lo largo de casi un año.
Los lugares por los que pasó para ensayar La Rondalla Tamaraceite fueron múltiples. El primero fue el Salón Parroquial, donde empezaron a ensayar la Misa del Gallo, luego pasaron al local de la Asociación de Vecinos que estaba en lo alto de la calle Amargura, en el que cuando se celebraban los campeonatos de envite, debían dejar el local a los socios que allí iban a jugar. Cuando esto ocurría ensayaban en un solar que estaba enfrente y que no tenía ni puerta. También tuvieron que dejar este lugar y pasaron a la cueva de Lilia Artiles para después irse al local de Agustín.
Más tarde Fernando Arencibia, padre de Antonio, les dejó un pequeño local conocido como El Almacén, que acabó convirtiéndose en un club de jóvenes, más que en un local de ensayo, al que acudían todos los días. La formación de este grupo surge por la necesidad que tenían muchos de estos chicos de ocupar su tiempo libre, ya que al terminar 8º de EGB y salir del colegio, no sabían qué hacer para divertirse ya que las únicas opciones eran ir a jugar a las escaleras de la plaza de la iglesia o hacer teatro. En la última etapa los dos últimos lugares que dispusieron para ensayar fueron la Asociación de Vecinos Aytamy y finalmente el Salón Parroquial.
Pertenecer a la rondalla les dio la oportunidad de visitar lugares que por aquel entonces no podían visitar por sus propios medios como Mogán, Fataga, Guayadeque, etc., gracias a las excursiones organizadas por Don Manuel el cura aunque siempre había que celebrar la misa al aire libre.
Fue uno de los primeros grupos en cantar la Misa Canaria a voces y presumen de haber tenido varias voces de calidad. Durante siete años el grupo estuvo integrado por chicos y chicas hasta que se marchó Gregorio y coge la dirección del grupo Miguel y Chano. Ellos eran partidarios de formar un grupo sólo de voces masculinas ya que según ellos era muy difícil mezclar las voces, pero la razón principal, según ellos mismos, fue la de “quitar a las chiquillas de en medio”. A partir de este momento adoptan el nombre de Adeun, aunque este periplo duró muy poco tiempo.
Alrededor de los años 91 y 92 Antonio Arencibia convenció a “Enchi” para que reuniera de nuevo al grupo y así evitar que sus canciones se perdieran. Fue tanta la insistencia que puso que el grupo se volvió a unir, esta vez bajo el nombre de Chácaras, casi con los mismos componentes, entre los que estaba el mismo Antonio Arencibia que actuó con ellos en dos ocasiones. Hay que destacar que la influencia de Antonio fue importantísima ya que él les proporcionó casi el 70º/o del repertorio. Canciones como Tamaraceite bonito, Tierra Canaria, Pa´l Pino, San Lorenzo (cuyo título original fue Canción para las fiestas populares de San Lorenzo),Arguineguín, La niña de los ojos negros, Doramas, Guayermina, Mi Gran Canaria... y otras que intercalaban con las populares de siempre como Somos costeros, Isas Parranderas, etc. Canciones que se tocaban con aquellos mismos instrumentos que quince años atrás había comprado la Rondalla Tamaraceite.
En esta última época, el grupo lo componían doce hombres, de los cuales cuatro eran solistas. Durante toda su historia sus actuaciones fueron varias y en distintos lugares y muchos los componentes que pasaron por el grupo: de chicas María del Pilar, Carmen Delia, Carmen del Rosario, Teresa, Sarito, Ester, Mari, y otras muchas. De los chicos destacar a Chano, Lirbe, Guille, Pepe, Hipólito, Chaguino, Juan Francisco Afonso, Fangio, Santiago, Lolo, Gregorio, Antonio y Juan Fernando, Enchi, Tino, Elías, Alberto, Jaime, Ramón, Antonio Amador, Félix, Juan Alberto Díaz y su hijo, Bosco y su hijo, Isidro, Miguelo, Marcos,... y tantos otros que se quedan en el tintero y que por su gran número es difícil nombrarlos a todos.
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