Por Esteban G. Santana Cabrera |
El
Camino Viejo de San Lorenzo presenta en la actualidad un estado de
abandono
lamentable. Una vía que utilizan muchos vecinos de la zona para
realizar deporte, caminar, pasear
a caballo, hacer ciclismo, respirar
aire puro e incluso para desplazarse desde Tamaraceite a
Teror pasando por San Lorenzo, ya
que el
propio tramo GC
308
Tamaraceite-San Lorenzo carece
de aceras para ello.
El
geógrafo y amigo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria,
Claudio Moreno Medina, recogió hace unos años en su tesis "Los
caminos de Gran Canaria" que el Camino Viejo fue hasta
bien entrado el siglo XX una de las vías importantes con el norte de
la isla, con San Lorenzo. Cuando se diseña
el primer Plan de Carreteras a finales del S XIX, había datados 95
caminos vecinales de carácter público en la Isla, que equivalían
aproximadamente a 654,5 kilómetros.
Anteriormente
y con la llegada de los conquistadores castellanos, se acondicionaron
los caminos aborígenes para hacer frente a las nuevas necesidades de
transporte y abrir nuevas vías debido al repartimiento de tierras y
aguas que tuvo lugar después de la conquista. En el siglo XVI,
las vías de comunicación cobraron una gran importancia gracias a la
explotación azucarera. El nudo más significativo era el de Las
Palmas, seguido del de Guía, Gáldar y Telde. Tamaraceite
fue un núcleo azucarero muy importante. Según
Sebastián Jiménez Sánchez, en el S XVI una reducida comunidad de
vecinos, pastores y servidores de los ingenios de caña de azúcar,
de los señores de Múxica y Lezcano, de Vachicio y de Rodríguez de
Palenzuela, se situó en el margen izquierdo del Barranco de
Tamaraceite. Este asentamiento vino motivado por varios factores: era
una zona rica en tierras de cultivo y con mucho agua, así como con
la existencia de abundantes palmitos para quemar el azúcar y unido a
que también era una encrucijada de caminos hacia el centro y norte
de la isla. En los bordes de la carretera se asentaron distintas
industrias de las que algunas aún se conservan sus edificios como
los ingenios que estaban situados enfrente de la iglesia de
Tamaraceite.
El trapiche o ingenio era un molino, en el que se usaba
para moler la caña de azúcar, para así extraer su jugo. El ingenio
de azúcar era una actividad industrial bastante compleja. Las
labores se realizaban en estos recintos que aún se encuentran en
nuestra carretera General, hechos de paredes de tapial con techos de
madera. En ellos se hacía las cinco fases de la elaboración del
azúcar: la extracción del jugo, el refinado, la clarificación, la
evaporación y la cristalización. El molino estaba compuesto por una
gran rueda movida por un animal o por agua a presión. El azúcar
pasaba por tres casas: "la casa de las calderas", luego se
pasaba a "la casa de refinar" donde el azúcar se volvía a
cocer para solidificarla, para luego pasarla a "la casa de
purgar", donde se cristalizaba finalmente. El cultivo de la caña
de azúcar hasta el S.XIX hizo aparecer estas pequeñas industrias,
trapiches, para la elaboración de azúcar y que se mantuvieron hasta
el pasado siglo en que se implanta el boom del plátano.
Hasta
mediados del siglo XIX no comenzaron a aparecer los nuevos medios de
transporte y a construirse las primeras carreteras, concretamente,
hasta 1860 no surgió el primer plan de carreteras de la isla de Gran
Canaria, que sepultó buena parte del camino que venía desde Las
Palmas, conservándose este tramo, el Camino Viejo, que pasaba y pasa
entre fincas y estanques.
En
los últimos
tiempos
se ha perdido
una parte del Camino Viejo
con
las obras de la zona comercial Tamaraceite Sur, pero a
la vez se
acometió
por
la anterior corporación
las “obras de recuperación” del resto del trazado, desde la Casa
Pico hasta San Lorenzo, con
un presupuesto de 181.469,72 euros, que pretendía no solo se
recuperara el Camino Viejo de San Lorenzo para el uso y disfrute de
los vecinos, sino que se en
el futuro se creara
un espacio didáctico de la flora, entre las que se encuentran
palmeras, tabaibas, tarahales, dragos, tuneras, pitas, barrilla para
los centros educativos de la zona.
Dicen algunos "que más vale eso que nada" y otros que "mal
de muchos consuelo de tontos". Al
final esta inversión que realizó el Ayuntamiento
de Las palmas de GC con dinero del Cabildo
de Gran Canaria
no ha servido de nada por varios motivos: no se ha realizado
mantenimiento alguno y
por otro lado no
se han realizado las siguientes fases del proyecto que se presentó
en su momento en la Junta de Distrito y que fue aprobado por
unanimidad por todos los partidos con representación.
Muchos
seguimos creyendo que es posible que
en nuestro distrito exista
un
Aula de la Naturaleza para el uso y disfrute de grandes y pequeños
aprovechando
el camino Viejo de San Lorenzo y sus alrededores.
Esperemos
que el cemento y el asfalto no se coma lo poco que nos queda con olor
a rural dentro de la ciudad.
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