Por Tino Torón |
Las madres aparte de cuidar a
sus hijos ya mas granditos los llevaban a comprar, a lavar, si eran pequeños
los metían dentro de la misma cesta y si caminaban se quedaban a jugar al lado,
iban en busca de agua al pilar enlazados a medio lado en el cuadril, llevando
en la cabeza la cesta o cacharro. Como en casi todas las casas habían patios de
flores y tierra e incluso llegué a ver casas sobre todo cocinas con el piso de
tierra, los niños sueltos ya y gateando comían tierra y todo lo que cogieran a
su paso, las madres les decían: “caca niño” siendo pocos los cuidados, los
soltaban en cualquier sitio y con poca ropa, mi madre era costurera y tenía que
tener cuidado con las agujas y los alfileres que no cayeran al suelo mientras
el niño jugaba, mi hermana en casa de mi abuela bebió petróleo quedándose
asfixiada, gracias que estaba mi padre y la cogió por los pies sacudiéndola,
también se oían los llantos y las madres en otros cometidos no le hacían ni
caso, no son como los mimos de ahora, aunque ya mas granditos iban poco a poco
descubriendo su entorno ocurriendo desgracias de niños ahogados, otros caídos
de paredes, etc. casos que puedo contar de mi Pueblo.
Los niños por regla general su vestimenta
era una camisa y pantalones cortos con peto y cintas a la cintura para que no
se cayeran y sin ropa interior, habían muchos que se ponían las ropas de sus
hermanos mayores e incluso ropas donadas por otras familias, de entre ellos
muchos descalzos llegando a las escuelas y jugando en las calles, al llegar a
los 10 o 12 años se iban a trabajar y el que no a ayudar a sus padres en
diferentes tareas, yo iba a la acequia y al pilar acarreando agua y comida de
animales ...
Las niñas vestidas con trajes de vuelos y
peinadas haciéndole rizos que era lo que se llevaba, en las escuelas se
preparaban para hacer buenas amas de casa, aprendían a coser y bordar y
cocinar, pues les hacían las comidas a las maestras, e incluso iban a escuelas
particulares de costura.
A estas edades las niñas ya granditas
cuando llegaban el día de su santo se unían en su grupo haciendo una pequeña
fiestas con chocolate y galletas regalándose sobre todo una tarjeta escritas
por ellas y las he visto escritas por otros mayores, también se iban de
merienda a los barrancos y montañas, antes desde pequeños estábamos muy
relacionados, desde pequeños a grandes conociendo a todo el pueblo, las madres
salían a la calle a llamar con gritos a sus hijos y el pueblo de Tenoya que era
extensivo anclado entre lomos, lomitos y montañas, la voz caminaba y les decían
“Tu madre te esta llamando”, si el niño llegaba tarde la madre le daba un
coscorrón o le tiraba de las orejas y hasta le pegaba con las espargatas (alpargatas) o zapatos de
casa, también los amenazaban con decírselo al padre, este dependiendo le pegaba
con el mismo cinto o tortas en el culo, otros padres corregían hasta con la
mirada.
Llegaba el tiempo de la primera comunión,
en aquel tiempo se hacía desde los siete años a los nueve por regla general, el
tiempo de dilatación era por ese año no tener medio suficientes , esperando un
año mas, ocurriendo lo mismo, los que podían iban vestidos de marinero, de
capitán… con chaquetas y pantalones cortos, sirviéndole para sus salidas, otros
muy sencillos y hasta con ropas prestadas, los que no tenían lo hacían a otro
día cualquiera e incluso con alpargatas dándose el caso que era la primera vez
que se ponían alpargatas o zapatos, pues su niñez la vivió descalzo. En estas
ceremonias se usaban zapatos de charol y
zapatos nuevos, teniendo que llevar al librito en las manos y el rosario y
guantes blancos, esto es lo que les puedo contar de los varones, también
prestados.
Las niñas en la primera comunión eran de
mas gastos en su vestimenta, procuraban sin tener que fuera con trajes nuevos
(mi niña no hace la comunión con un traje prestado) eran trajes largos muy
plegados, con vuelos y encajes de color blanco, si la niña tenía ya nueve años
o más la gente decía: te fijaste parecía que se iba a casarse
También había variedad de vestidos,
desde quien iban vestidas de ángel con alas, otras con trajes sobre tul, tela
muy fina y transparente.
Ese día y en mi época el cura hacía
chocolate y churros, galletas, pues antes teníamos que estar en ayuno desde el
día anterior, no pudiendo ni beber ni agua, en mi caso este día se me quedó
pegada en el paladar y casi lloro. Las madres se ponían al lado nuestro para
que no nos mancháramos, algunos llorábamos cuando las madres nos decía: ¡no te
lo dije! tú ves, ahora tienes que ser un niño-a bueno-a y obediente, porque si
cometes un pecado te tienes que ir a confesar, esta expresión se nos oía a las
madres cuando hacíamos algo malo añadiendo este niño está condenao (condenado), éste va al infierno, mal rayo lo parta, deja
que venga el padre….a que si se lo digo
Aparecía ese día la figura del fotógrafo,
haciéndonos una fotografía oficial en grupos y con los padres y también fotos
de familias, pero para muchos había un día especial, la foto de estudio
teniendo que ir a Arucas o Las Palmas, mas tarde abrieron en Tamaraceite.
Una vez terminado el acto salíamos
haciendo el recorrido por todo el Pueblo visitando a los vecinos mas allegados
a la que le entregábamos una estampita en recuerdos, dándonos unas pesetillas,
dichas estampitas por regla general se encargaban en Arucas, antes había un
vinculo comercial y social con esta bella ciudad lindante.
El día de las Primeras
Comuniones, mi madre buscaba cambio para tanta gente ya que era costurera y
conocía a muchos vecinos. Los niños y niñas eran tirados por su madre, los
padres en algunos casos, llegando el
momento de estar cansados y bajo la inocencia decíamos delante de la gente,
mamá, mamá, ya no puedo mas, me duelen los pies.
Dependiendo, salíamos al domingo siguiente
si no nos daba tiempo, saliendo a los pueblos cercanos y caminando, ( en mi
caso llegué caminado hasta el pueblo de Cardones ya que los coches de hora
amarillos pasaba una vez al día), llegando hasta él último familiar, si nos
quedaban estampas, volvían a encargar y así hasta completar el recorrido.
Cada niño llevaba una talega de trapo
(tela) que parecía y llegaron a hacerse de medio calcetín, las niñas con un
bolsito blanco adornado hechos hasta de barbilla, cuando estaba algo llena las
madres lo pasaban a su cartera negra de charol, comprada para este día
presumiendo de ella o prestada y al llegar a casa rendidos siguiéndose
quejándose, quitándose lo primero los zapatos y después de los descansos, la
madre contaba el dinero para cubrir los gastos y los sobrantes se quedaban los
padres con ellos para otras necesidades y otros para la alcancía o hucha, yo
tenía una de caja de azafrán que mi padre la reforzó con una cinta metálica,
muchos ya mas granditos buscaban la manera de sacar algún dinero virándola boca
abajo, utilizando una traba del pelo ú otro objeto con arte.
Cuando se abría la hacíamos sonar
como si fuera un instrumento musical, ese día la madre ante la mesa las abrían
contando haciendo montones de torretas
con las diferentes monedas que a veces caían (en mi caso éramos mi hermana y yo
y nos poníamos en disputa, quién tenía mas ) ese dinero era para comprar ropas
y zapatos ú otras necesidades (habían familias que le decían a sus hijos, me
prestas …..que ya te los pagaré, por las necesidades.
SEGUIREMOS CON LA
TERCERA PARTE
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