Por Esteban G. Santana Cabrera |
En mi barrio, Tamaraceite, se está construyendo un edificio, el nuevo centro de actividades comunitarias, de tres plantas de 4.563 metros cuadrados, que cuenta con un auditorio con capacidad para 348 personas, una biblioteca, aulas de música con aislamiento acústico, una terraza exterior y un área ajardinada y la idea del consistorio es entregar al área de Cultura el nuevo centro una vez estén terminadas las obras con el mobiliario del auditorio terminado para facilItar la puesta en marcha el espacio cultural lo antes posible, según palabras del propio edil responsable.
Esta infraestructura sin duda es un gran avance en nuestro distrito, ya que con una población de más de 50.000 habitantes carecía hasta el momento de un espacio donde se pudiera realizar una obra de teatro, una simple entrega de orlas de algún centro de la zona o la presentación de un libro. Me imagino este espacio hace unos años, cuando Tamaraceite era conocida por el teatro. Porque Tamaraceite históricamente ha sido cuna del teatro popular. Por ello quiero reseñar una gran Compañía de Teatro, Lope de Rueda, que surgió porque a una vecina, Mariquita González, la madre del pintor Juan Alberto Díaz, Sionita y Pepito el de la Farmacia del Lomo los Frailes, se le ocurrió la feliz idea de reunir a un grupo de personas de nuestro pueblo con el fin de poner en escena diversas manifestaciones teatrales. Empezó escenificando fragmentos de zarzuelas como “La Dolorosa”, “Los Claveles”, “La Rosa del Azafrán” y “Los Gavilanes”, entre otras muchas de las más famosas del género lírico español, incluso en algunos de ellos llegó, respetando la música, a cambiarles la letra, adaptándola según las circunstancias. Después de la zarzuela siguió montando todos los años sus famosas Pastorelas y un sinfín de escenificaciones y piezas de teatro y variedades. Todos los beneficios que se obtenían de estas actuaciones se destinaban a diferentes necesidades que tenía nuestro barrio.
Tamaraceite comenzó a vivir desde entonces pendiente de “Las Comedias de Mariquita González”. Sus montajes se contaban con éxitos, tanto artísticos como de público. Gracias a estos eventos teatrales, la juventud de Tamaraceite se vio implicada en el arte escénico, ¡y de qué manera!, pues empezando por Mariquita y terminando por el último de los actores, todos colaboraban en el montaje de las obras a representar. Dirigidos por ella, cada cual se hacía su propio vestuario, o pintaban los diferentes decorados, o estaba metidos en alguna de las tareas necesarias para llevar a buen fin una puesta en escena. Todo esto, sin contar las numerosas horas de ensayo.
En aproximadamente veinte años, Mariquita González supo convocar y llenar de ilusión a la juventud de Tamaraceite, que se iba incorporando al teatro a través de diferentes etapas.
Pero se me hace imposible hablar del teatro en Tamaraceite sin hacer mención especial a Don Raimundo Gutiérrez del Moral, verdadero motor de la revolución teatral que surgió en nuestro pueblo. Don Raimundo, conocedor y entusiasta seguidor de las comedias de Mariquita González, quizá "picado" de una envidia muy sana, quiso empezar a enseñar todo el teatro que tenía dentro, y sin pensárselo dos veces, se le ocurrió el montaje de la zarzuela titulada “La del Manojo de rosas” con música de Pedro Solozábal y libreto de Ramos Carrión. Ante el asombro y admiración de todos, y contando con la colaboración inestimable de Doña Francisca Jiménez que llevó a cabo la dirección musical de la zarzuela y realizó las gestiones oportunas para que en la interpretación de la partitura intervinieran varios maestros de la Orquesta Sinfónica de Las Palmas. Fue tal el eco que tuvo el estreno de esta zarzuela en Tamaraceite, a pesar de que fuera cantada e interpretada por actores locales, que el propio hermano del gran tenor Alfredo Kraus, Don Francisco Kraus, hizo acto en uno de los ensayos generales de la obra, pues no daba crédito a que ningún punto de la isla, que no fuese la capital, pudiera tener un montaje lírico tan importante, como así fue. Los días 18, 19 y 20 de julio de 1968, en el antiguo Cine Galdós de Tamaraceite, se estrenó ante un numeroso público que abarrotaba el local, “La del manojo de rosas”, fue tal el éxito obtenido, que pasado el tiempo, se tuvo que volver a montar varias veces a petición del público, aunque al no ser posible contar con la música en directo, se tuvo que utilizar el play- back para la partitura.
Este magnífico acontecimiento teatral dio paso a la creación del Grupo de Teatro “Lope de Rueda” bajo la dirección de Don Raimundo y formado por actores de Tamaraceite. La primera obra de teatro que se representó bajo este nombre fue “Cuñada viene de cuña”, original de Luis Fernández de Sevilla, estrenada el día 20 de septiembre de 1968 en la plaza de Don Benito, en Schamán.
Durante los años siguientes el Grupo de Teatro “Lope de Rueda” llevó el nombre de Tamaraceite por todos los escenarios y localidades de Gran Canaria y representó a nuestra isla en un certamen nacional de teatro celebrado en Málaga, donde obtuvo el segundo puesto y el Primer Premio de Interpretación Femenina que se concedió a María del Carmen Gutiérrez.
Recordando su producción teatral y sólo nombrando sus obras más importantes destacamos: “Cuñada viene de cuña”, “La barca sin pescador” de Alejandro Casona, “Don Armando Gresca” de Adrián Ortega, “El Tartufo” de Moliere (versión de Enrique Llovet), “Un drama de Calderón” de Don Pedro Muñoz Seca, “Sangre Gorda” de los hermanos Alvarez Quintero, “El médico a palos” de Moliere, “La llave del desván” de Alejandro Casona y varios juguetes cómicos. También puso en escena gran parte de las obras del Teatro Canario de Don Gregorio Martín Díaz, interviniendo en el Primer Certamen de Teatro Canario celebrado en Gáldar.
Fueron más de doscientas las representaciones teatrales realizadas por “Lope de Rueda” a lo largo de su existencia, sólo de “Don Armando Gresca” pasaron la cincuentena. Todo ello supuso un gran esfuerzo, tanto por parte de su director, Don Raimundo, como del grupo de actores, que no solamente se limitaban a actuar, sino que la mayoría de las veces hacían de tramoyistas, montaban los escenarios, realizaba los decorados y se encargaba de la luz y del sonido.
Después de la época de Don Raimundo el teatro de Tamaraceite sufrió un pequeño parón, pero no llegó a desaparecer pues los mismos actores del “Lope de Rueda” y otros que se incorporaban por primera vez, estrenaron con gran éxito, bajo la dirección de Maximino González, la obra teatral titulada “A dos barajas” de José Luis Martín Descalzo.
En 1982 llega al mundillo teatral de Tamaraceite la figura de Don Antonio Abad Arencibia Villegas, esperado desde hacía tiempo, pues por motivos laborales no había podido dedicarse al teatro con anterioridad, como él hubiese querido. Tan pronto se vio liberado de sus clases en la Universidad de La Laguna y en los institutos, reunió a un grupo de actores y en la Nochebuena de ese mismo año logró estrenar con un rotundo éxito el Auto Sacramental “Factum Redentori”, que él mismo escribió con gran cariño, recordando quizá, las pastorelas que se hacían en tiempos de Mariquita González. Este grandioso Auto Sacramental contó con un montaje espectacular realizado en el templo parroquial y que a petición de las autoridades y público que asistió al estreno, tuvo que volverse a reponer en el teatro Pérez Galdós de nuestra capital y en la iglesia de San Juan de Arucas. En años posteriores se repuso de nuevo en nuestro templo parroquial, en Ingenio, en Moya y en varias localidades de nuestra isla, siempre acompañada de grandes éxitos.
Siguiendo los pasos de su padre, Don Raimundo, Maricarmen Gutiérrez, primera actriz del “Lope de Rueda”, dirigió las obras de Don Pedro Muñoz Seca, “Un drama de Calderón” y “La venganza de la Petra” y repuso en play back la zarzuela titulada “La del manojo de rosas”.
No quiero dejar de nombrar a todas aquellas personas que tomaron el testigo del mundo del teatro en nuestro pueblo y que también han formado escuela como José Luis Morant y Conchi Moreno en el Colegio Adán del Castillo, Antonio José González en el Colegio Valencia y que luego ha continuado en el IES Tamaraceite siguiendo esta labor con la edición de “Distrito VIII en verso” que ya lleva su séptima edición. Por último debemos destacar a Guillermo Cabrera con el grupo Adeuna, que reunió a un grupo de madres, padres y alumnos del colegio Adán del Castillo trayendo muchos éxitos a Tamaraceite en el teatro, llegando a realizar representaciones en el Teatro Pérez Galdós, y los carnavales capitalinos, dando a conocer a este pueblo más allá de nuestra isla.
Porque culturalmente hablando, y no me quiero referir a otros aspectos, sí que podemos afirmar con rotundidad que Tamaraceite ha sido un barrio con mucha sangre cultural y eso que aquí solo me he referido al teatro y no he tocado, la pintura, la música, etc, pero no nos hemos preocupado en crear a nuevos valores, salvo en la música con Barrios Orquestados. Espero que con la llegada de este nuevo centro de actividades comunitarias o centro sociocultural como quieran llamarlo, Tamaraceite se vuelva a converitir en un espacio de referencia social y cultural como lo fue antaño.