Todavía huelo a pan recién hecho de aquel horno del Paseo de los Mártires de Tamaraceite. Muchos recuerdos se nos vienen a la mente a los "chiquillos de 40 ó 50 años" con el cierre de la Panadería de Domingo. En Tamaraceite por aquellos años "competía" con la Panadería de Periquito Benítez en la Montañeta y a los más pequeños nos mandaban a comprar pan a la de Domingo, por cercanía, en la talega de tela y nos quedábamos "embebidos" cuando veíamos hacerlo a puño y sacarlo y meterlo en el horno de piedra. Nos contaban nuestros padres que Domingo empezó vendiendo pan en un carrito y que poco a poco, con el sudor de su frente, fue haciendo que esa pequeña panadería de pueblo fuera, con los años, un referente industrial en nuestro Archipiélago. Allí trabajaban todos, padres e hijos, como así fue hasta el final de sus días. Muchos recuerdos me vienen a la mente, las tardes de juegos a la entrada a la Panadería con Mingo y Francis, gente sencilla a pesar de haber llegado a lo más alto que cualquier empresa familiar pudiera imaginarse nunca. Allí veíamos cargar y descargar a los panaderos que iban por las casas a llevar el pan calentito, como Alfonso, que distribuía por buena parte de los barrios de Tamaraceite.
Los chiquillos veíamos que la empresa iba creciendo por los coches que aparcaban en la puerta. Primero un Peugueot, luego un Ford, para más tarde dar paso a un Cadillac que fue el asombro de toda la juventud. Pero a pesar de los grandes coches la sencillez de esta familia era exquisita y la delicadeza con nuestro pueblo estuvo siempre presente, esto es así que muchos de sus empleados eran de nuestro pueblo de Tamaraceite. También apoyó durante muchos años, en su época dorada al Unión Chile de fútbol. La crisis ha podido con ella pero no podrá con nuestros recuerdos ya que la Panadería de Domingo siempre ocupará un lugar importante no solo en nuestra memoria sino en la historia de este pueblo de Tamaraceite.